Adela
Navarro Bello.
En 1989
inició el declive político electoral del Partido Revolucionario Institucional,
que poco a poco los llevaría, 20 años después, a perder la presidencia de la
República que había retenido durante 71 años ese instituto político fundado por
Plutarco Elías Calles.
Sucedió en
Baja California cuando en las elecciones estatales de aquel año, le fue
reconocido oficialmente el triunfo al panista Ernesto Ruffo Appel, cuya
victoria sería validada por quien entonces encabezaba la dirigencia nacional
del PRI, Luis Donaldo Colosio Murrieta, con una frase que por insólita en el
contexto electoral tricolor, automáticamente ocupó un lugar en el argot
político mexicano: “la tendencia electoral no nos favorece”, dijo por primera
ocasión un dirigente nacional priísta.
Pero no todo
fue el arrastre electoral de Ruffo Appel, hoy convertido en diputado federal
por el PAN; también influyó en el electorado bajacaliforniano, el hartazgo
sobre uno de los gobiernos más corruptos de los que se tenía memoria (luego
llegaría el sexenio de Francisco Vega de Lamadrid), el que encabezó quien hasta
la fecha es el último gobernador priísta de Baja California, Xicoténcatl Leyva
Mortera.
Xico,
apodado también “Hic-o”, por su afición a la bebida cuando fue gobernador,
destacó en Baja California por titular una administración estatal que cometió
actos de corrupción, de represión hacia ciudadanos, líderes de oposición y
periodistas, entre otros, y por ser consecuente con el narcotráfico.
Los hermanos
Arellano Félix entraron con su criminal negocio a Baja California, precisamente
durante el gobierno de Xico Leyva, cuando era conocido por muchos que su
hermano, Edgardo “El Bombi” Leyva Mortera, era el poder tras el trono en la
Procuraduría General de Justicia del Estado y en el Poder Judicial.
Una de las
primeras portadas que el periodista don Jesús Blancornelas dedicó en el
semanario ZETA al tema del narcotráfico, el 20 de septiembre de 1985, fue
precisamente una donde daba cuenta con una investigación periodística, de cómo
un agente del Ministerio Público del Fuero Común, asociado de hecho a Edgardo
Leyva Mortera, Miguel Ángel Rodríguez Moreno, había asignado a Policías
Judiciales al resguardo de una bodega de mariguana propiedad de los hermanos
Benjamín y Ramón Arellano Félix, quienes entonces trasegaban una tonelada de la
hierba hacia los Estados Unidos por la garita de San Ysidro, California.
Posteriormente
se dictaría una orden de aprehensión federal contra Rodríguez Moreno, el
protegido de Edgardo Leyva que había huido a los Estados Unidos. Después sería
asesinado.
En el año
2006, ya muerto Ramón Arellano Felix y Benjamín encarcelado, su hermano menor,
Francisco Javier Arellano Félix, que para entonces era uno de los mafiosos más
buscados en los Estados Unidos (en México no tenía cuentas pendientes a pesar
de encabezar el cártel desde el 2002), fue aprehendido “en aguas
internacionales” cercanas a Baja California Sur, cuando en un yate departía con
otros narcotraficantes de su estructura criminal, como Arturo Villarreal
Heredia “El Nalgón”, junto a Francisco Javier, señalados de ser los autores
intelectuales del asesinato del periodista y Editor General de ZETA, Francisco
Javier Ortiz Franco en julio de 2004.
El yate del
junior Arellano Félix había zarpado de San Diego, California, Estados Unidos, y
el intermediario para conseguir la nave –también detenido en el operativo
norteamericano- había sido Edgardo Leyva Escandón, sobrino del ex gobernador
Xicoténcatl Leyva Mortera e hijo de su hermano Edgardo.
El junior
Leyva, hoy de 50 años de edad, apodado “Ed” y/o “24”, fue dejado en libertad en
los días posteriores a la captura del menor de los Arellano Félix. Los
investigadores de los Estados Unidos se darían cuenta muy tarde, de la
participación del sobrino del ex Gobernador en el Cártel Arellano Félix.
A pesar que
en algún momento en años recientes, se deslizó la posibilidad de que el
gobierno de los Estados Unidos retirara los cargos sobre Leyva Escandón,
dejando entrever que podría haberse convertido en un testigo protegido, existe
una ficha criminal ofreciendo una recompensa de dos millones de dólares a quien
proporcione información al FBI, que lleve a la captura de Edgardo Leyva
Escandón. Se lee así en los archivos del Departamento de Estado de los Estados
Unidos:
“Edgardo
Leyva-Escandón ha sido un alto miembro de la Organización Criminal de los
Arellano Félix desde 1994. Se ha reportado que él ha servido como asistente
personal de los líderes de la organización criminal, que ha sido entrenado como
francotirador para llevar a cabo asesinatos contra rivales de la Organización
Criminal Arellano Félix, y que es uno de los principales proveedores de armas y
balas de las que son utilizadas por la organización para llevar a cabo
actividades ilícitas en su empresa criminal. Desde la captura, el 14 de agosto
(2006), de Francisco Javier Arellano Félix, Leyva-Escandón ha desaparecido y es
un fugitivo de la justicia. Leyva-Escandón tiene una averiguación previa en el
Distrito Sur de California por posesión ilícita de grandes cantidades de balas.
El Departamento de Estado ofrece una recompensa de arriba de los dos millones
de dólares por información que lleve al arresto de Edgardo Leyva-Escandón”.
Al tiempo
que Edgardo Leyva dejaba de ser buscado por las autoridades (en México tampoco
tiene pendientes con la justicia), su tío el ex gobernador se encaminaba hacia
la cima del poder, otra vez.
En 1989,
Xicoténcatl Leyva Mortera no concluyó el sexenio para el que fue electo en
1983. El 3 de enero de aquel año, fue depuesto del Gobierno del Estado de Baja
California, por el flamante Presidente de la República, Carlos Salinas de
Gortari. Cuenta la historia política, que fue Manuel Camacho Solís (1946-2015),
entonces el hombre de confianza de Salinas, quien informó a Leyva que debía solicitar
licencia al cargo de gobernador.
Más que los
actos de corrupción, muchos de los cuáles serían investigados por el Gobernador
Interino y posteriormente por Ruffo Appel, lo que llevó al ex Presidente
Salinas a retirar a Leyva del Gobierno, y enviarlo a una inexistente Dirección
Adjunta de Nacional Financiera en Washington, Estados Unidos, fue que el ex
gobernador priísta había apoyado en la precampaña tricolor a la presidencia de
la República, a Manuel Bartlett Díaz, entonces titular de la Secretaría de
Gobernación en el sexenio del Presidente Miguel de Lamadrid Hurtado.
Con ese
compromiso de Xicotécantl Leyva hacia Bartlett y el desaire a la candidatura de
Salinas, Baja California fue uno de los pocos Estados donde le fue reconocido
el triunfo en las elecciones presidenciales de 1988, al ingeniero Cuauhtémoc
Cárdenas Solórzano. Tales situaciones, analizarían entonces, fueron
consideradas por el ex Presidente Salinas para retirar de la gubernatura y
exiliar a Leyva Mortera.
Pero si por
apoyar a Bartlett, Leyva salió del poder, esa misma cercanía le regresó al
poder. Aparte claro, del padrinazgo que desde sus tiempos de gobernador entabló
con Jaime Bonilla Valdez, el primer mandatario estatal de Morena en Baja
California.
Siendo
Manuel Bartlett líder del ala del PRI en la que estuvo alineado el hoy
Presidente de la República, Xicoténcatl Leyva Mortera se volvió un asiduo en
las visitas del candidato Andrés Manuel López Obrador a Baja California. En su
momento se dijo que Jaime Bonilla, fue uno de los beneficiarios de los negocios
al amparo del poder de su Padrino en Baja California durante “el quinquenio
infame” (así llamaron a la administración de Leyva Mortera). Hoy, su ahijado
Jaime Bonilla le está pagando desde la gubernatura con gran generosidad política.
A escasos
dos meses y medio de haber asumido el Gobierno de Baja California, el 21 de
enero de 2020, Jaime Bonilla Valdez creó y le regaló una Notaría al octogenario
Xicoténcatl Leyva Mortera. En el Diario Oficial de Baja California, edición del
21 de febrero, se lee lo siguiente:
“Jaime
Bonilla Valdez, Gobernador del Estado, en ejercicio de la facultad que me
confiere el artículo 49 fracción I, de la Constitución Política del Estado
Libre y Soberano de Baja California, y con fundamento en los artículos 2 y 13,
de la Ley Orgánica de la Administración Pública del Estado de Baja California,
y 23 y 33 del reglamento de dicha Ley, tengo a bien expedir: Patente de Notario
Titular de la Notaría Pública Número treinta y nueve de la municipalidad de
Tijuana, Baja California… al licenciado Xicoténcatl Leyva Mortera…”. Firman,
Bonilla Valdez, Gobernador del Estado, y Amador Rodríguez Lozano, Secretario de
Gobierno de Baja California.
Así, con el
amparo de la lealtad del intocable y renovadamente poderoso Manuel Bartlett, la
pasiva complacencia del Presidente Andrés Manuel López Obrador, y el pago de
facturas recatadas del añejo padrinazgo político sobre ahijado Jaime Bonilla
Valdez, uno de los peores y más corruptos gobernadores de Baja California,
Xicoténcatl Leyva Mortera está de nueva cuenta, 30 años después, en el
escenario político y de gobierno en el Estado que alguna vez desgobernó. Lo que
es un hecho, es que con personajes como Leyva Mortera y decisiones como las que
hoy toma Bonilla Valdez a su favor, en Baja California los ideales que postula
López Obrador no existen y de la llamada cuarta transformación, el régimen
morenista local no tienen nada. Nada.
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