Darío Celis.
En casi dos
años de gestión, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha dejado claro que
no se siente cómodo con las actividades empresariales de los particulares,
aunque algunos de sus colaboradores han demostrado que prefieren hacer negocio
con la política.
El caso
más evidente es el del recién cesado subsecretario de Gobierno y ex
administrador general de Aduanas, Ricardo Peralta, quien estableció en cada una
de las oficinas que tuvo a su cargo una maquinaria para generar dinero, según
abundantes denuncias, pruebas y testimonios.
Aquí
narramos hace tiempo que a su paso por el sector aduanero, Peralta instaló
una oficina privada en el número 530 de la avenida Prado Sur, en las Lomas de
Chapultepec, en la que Arnoldo Martínez Rentería, entonces su segundo de a
bordo, negociaba contratos con proveedores.
En aquel
momento, por ejemplo, ese grupo buscaba ejercer 14 mil millones de pesos del
fideicomiso aduanero, el casi desaparecido FACLA, para entregar proyectos de
seguridad aduanera a empresas como Seguritech, de Ariel Picker, y de Kio
Networks de Sergio Rosengaus.
A la par, Peralta
puso en práctica la experiencia que adquirió en sus años como colaborador del
Grupo Autofin, de Juan Antonio Hernández, y estableció una red de importación
de autos a precios subvaluados, operada desde Mexicali por el exadministrador
de la aduana Alejandro Miramontes.
Con el
cambio a la Secretaría de Gobernación, en mayo de 2019, los negocios
tuvieron que moverse de giro. De entrada, la estructura externa del nuevo
subsecretario tuvo que mudarse a la avenida de Las Palmas, a una casona ubicada
en el número 910.
Desde
ahí, según sus propios excolaboradores, se operó a través del director de
Juegos y Sorteos, Luis Calvo Reyes, el cobro de piso al sector de los casinos.
Pero también se tejió una red de extorsiones y servicios especiales para
empresas y políticos.
Ejemplo
de ello fue el caso del paro de actividades en la mina El Peñasquito, en
Zacatecas, en el que personal que participó en las negociaciones asegura que
detrás de las compensaciones económicas solicitadas por los ejidatarios para
permitir la operación de la mina, estaba Peralta.
Newmont
Goldcorp señaló en diversas ocasiones esos intentos de extorsión.
Entre los
servicios especiales a políticos, se destaca el que realizó al gobernador de
Hidalgo, Omar Fayad, para aprehender por homicidio imprudencial al exdiputado
Cipriano Charrez.
Se narra
que el depuesto subsecretario convocó a reunión al político morenista y, al
mismo tiempo, envió el mensaje a la PGJ hidalguense para que lo detuvieran en
las mismas rejas de la Secretaría de Gobernación.
Actualmente,
las puertas de la administración pública parecen ya haberse cerrado para un
funcionario de este calibre, pero el deseo de continuar con los negocios se
mantiene intacto y para ello dice tener ya estructurada una empresa de
operación electoral.
Entre los
posibles clientes que se tiene confirmado que se reunieron con Peralta para
evaluar sus servicios, anote usted a aspirantes a gubernaturas como Víctor
Castro en Baja California, Layda Sansores para Campeche, Indira Vizcaino para
Colima, Cruz Pérez Cuéllar para Chihuahua, Félix Salgado para Guerrero,
Cristóbal Arias para Michoacán, Miguel Ángel Navarro para Nayarit y Rubén Rocha
para Sinaloa.
La
mayoría de estos personajes acudieron a la casona de la avenida Las Palmas,
incluso antes de la remoción del subsecretario de Gobierno, y algunos más, como
Tatiana Clouthier de Nuevo León y David Monreal de Zacatecas, recibieron la
visita de Peralta en sus propios estados.
Cabe
destacar que, entre los expertos operadores electorales que vendió Peralta
en sus servicios, estaban mencionados Omar Cervantes, director de Comunicación
Social de la Segob, y Emilio Saldaña, titular de la Unidad de Enlace
Legislativo de la dependencia, por lo que, a las irregularidades que pudieran
encontrarse en todos estos hechos, se suma que se hizo uso indebido de la
infraestructura y personal gubernamental.
LA UNIDAD
DE Inteligencia Financiera, que capitanea Santiago Nieto, presentó querellas
por lavado de dinero contra Softtek, la empresa regiomontana de Blanca Treviño.
En paralelo, el SAT, que preside Raquel Buenrostro, empezó a citar a sus
accionistas y principales directivos acusados de evadir el pago del Impuesto
Sobre la Renta, a través de la figura de asimilados a salarios. Las autoridades
tienen corroborado que con tal de disminuir su base gravable se recurrió a
operaciones inexistentes vía factureras, con las que registraban deducciones
altas y utilidades mínimas. Treviño se convirtió en el primer miembro del
Consejo Mexicano de Negocios en ser señalado por lavado de dinero. Vaya dardo
de la 4T.
BBVA ERA
UNO de los 15 grandes contribuyentes a los que se había referido hace meses
atrás Andrés Manuel López Obrador reacios a pagar lo que debían al SAT. Ahí
estaban también FEMSA de José Antonio Fernández Carbajal, Wal-Mart que maneja
Guilherme Loureiro, Alsea de Cosme Torrado, IBM que dirige Eduardo Gutiérrez y
Grupo Modelo que comanda Cassiano de Stefano. El banco dirigido por Eduardo
Osuna acordó ayer finalmente con los pupilos de Raquel Buenrostro liquidar 3
mil 200 millones de pesos, con lo que cierra este expediente. Corresponden a
los ejercicios de 2006 a 2008 y de 2012 a 2015. La cifra fue sustancialmente
menor a lo que le habíamos comentado aquí.
LA
INDUSTRIA DE las telecomunicaciones, y particularmente las empresas de
telefonía móvil, están en guardia. Y es que escondido en el Paquete Económico
que presentó el martes el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, la Ley de
Derechos propone encarecer el espectro radioeléctrico. Y es que se pretende
aumentar el cobro de los derechos de uso y explotación de las bandas celulares
de 800 y 3.4 megahertz. Y lo que es peor: los genios financieros de la 4T
quieren también subir los derechos para las redes de nueva generación, la 5G.
Ya se imaginará la preocupación en América Móvil de Carlos Slim, AT&T que
preside Mónica Aspe, Izzi que comanda Salvi Folch y Telefónica-Movistar que
lidera Camilo Aya.
AYER LE DI
cuenta que arrancó el proceso de mediación entre Prisa, que preside Javier
Monzón, y Grupo Coral, de Miguel Alemán Magnani, para alcanzar un acuerdo sobre
el control editorial y operativo de la cadena Radiópolis. Los hispanos ya
designaron al exejecutivo de Grupo Caracol, el colombiano Ricardo Alarcón
Gaviria. Pues bien, la contraparte también ya nombró a su mediador. Se trata ni
más ni menos que el exministro de la Suprema Corte José Ramón Cossío. Se cree
que con el acompañamiento de estos personajes pudiera encontrarse una salida al
conflicto. Sobre este mismo asunto nos dicen que el abogado Juan Araujo todavía
no llega a un arreglo con Prisa, respecto de los honorarios que pretende.
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