Salvador Camarena.
Qué rara cosa es la política. Fíjense si no en el caso de
Josefina Vázquez Mota, quien hoy, dicen, está a punto de convertirse en
abanderada de Acción Nacional en las elecciones de junio en el Estado de
México.
Desde que perdiera en
2012 la presidencia de la República, Vázquez Mota se refugió en la agenda de
los migrantes en Estados Unidos.
Publicó dos libros sobre el tema, emprendió múltiples giras
por la Unión Americana, hizo convenios públicos y no tan públicos con el
gobierno mexicano para ayudar a los paisanos, dispuso de más de mil millones de pesos de fondos gubernamentales para
repartir a discreción entre organizaciones que trabajan con mexicanos en EU, y
quiso convencer a quien la quisiera oír de que sería defensora de los
migrantes.
Y justo cuando esos mexicanos enfrentan el mayor desafío en
décadas, justo en el momento en que al gobierno federal le harán falta manos y
cabezas para que desde la sociedad también se emprenda la defensa de los
paisanos ante Trump, Vázquez Mota se
baja de la agenda a la que le dedicó los últimos cuatro años para ceder ante el
canto de las sirenas de la gubernatura del Edomex.
Qué rara cosa es la política, pero más singulares son
algunos políticos.
Te arropas en una agenda, noble y trascendente como es la de
los migrantes, y la botas para irte a una candidatura amarrada de las nubes.
Si esa candidatura se
concreta, ¿piensa Josefina que va a ganar el Edomex?
Si lo cree, puede que
esté perdiendo de vista que si es popular en las encuestas que miden el Edomex
es porque, precisamente, ya ha sido candidata, y dos veces secretaria de
Estado, y ajonjolí de varios moles más, pero eso no le llevará votos a las
urnas. Eso es, como en el caso de la “popularidad” de Miguel Ángel Osorio
Chong, papel periódico lleno de helio.
Porque una vez que
empiecen las campañas, ser la más conocida no garantiza nada. Y menos si debajo
de ti está un partido dividido, con importantes corrientes que juegan a favor
del PRI… o en contra del presidente nacional del PAN. En resumen: que no
jugarán para la candidata Josefina.
Qué ganas de asumir un riesgo tan grande, tan lleno de
imponderables. Ser candidata en un
estado en el que la presidencia de la República hará todo para no perder: todo como enviar todos los meses al
gabinete a repartir despensas; todo como poner al candidato menos idóneo
porque de ese tamaño es su confianza de que la maquinaria sacará adelante el
voto acarreado; todo porque la versión
más creíble que circula desde hace días es que Enrique lo hizo de nuevo: así
como en 2009 hizo que el PAN le firmara en Bucareli un compromiso de que no
buscaría alianzas para 2011, Peña Nieto habría logrado en 2017 que la oposición
no fuera coaligada.
¿Será que con décadas en la política Josefina no ve que es
más probable que Delfina Gómez, de Morena, la desplace al tercer lugar antes de
que ella le gane a la morenista la estafeta de representante del cambio?
Nada suena lógico.
O será que como en su
momento el gobierno federal pusiera a su disposición mil millones de pesos
(tanto como anunció ayer Peña para los consulados) para la agenda migrante, ahora le toca a Josefina pagar el favor a
los del tricolor, yendo a la piedra de los sacrificios así quede como sándwich
entre la aplanadora priista y la morenista.
Qué raros son los políticos. Pero Josefina más.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario.