Salvador Camarena.
En la víspera del arranque formal de
las campañas en cuatro estados de la República, medio centenar de voceros de la
Iglesia católica se reunieron en Lago Guadalupe, Cuautitlán Izcalli, sede de la
CEM, para repasar la legislación que permite a clérigos expresarse sobre
participación política, pero no pronunciarse, a favor o en contra, de partido
y/o candidato alguno.
Del lunes al viernes de la semana
pasada, agrupados en la Comisión Episcopal para la Pastoral de Comunicación,
perteneciente a la Conferencia del Episcopado Mexicano, unos cincuenta
prelados, desde obispos hasta sacerdotes, incluidas algunas religiosas, tomaron el seminario denominado Vocería y
Manejo de Crisis.
Coordinado
por la consultora Extrategia (www.extrategia.com.mx), en el seminario no sólo
se habló de elecciones. También recibieron entrenamiento para afrontar temas de
inseguridad o escándalos de sacerdotes pederastas.
Sobre el tema electoral, Extrategia
repartió entre quienes tomaron el curso unos “lineamientos de actuación para
ministros de culto”. En el capítulo dos se hacen “recomendaciones de actuación
pastoral y conductas a evitar”. Ahí los
consultores subrayan que “los ministros de culto de la Iglesia Católica gozan
de los derechos a la libertad religiosa y a la libertad de expresión. Sin
embargo (…) estos derechos no son absolutos y deben respetar los límites
establecidos por la Constitución.
“El
equilibrio entre la acción pastoral para orientar a los fieles y el respeto a
los alcances de la Ley”, dice el documento, “requiere de un ejercicio de prudencia no sencillo”. (Subrayado en
el original)
En el entrenamiento que se dio a los
prelados para responder a los periodistas (media training) se hicieron
recomendaciones muy específicas. Destaco la número 6: “Omitir respuestas a preguntas que se refieran sobre algún proceso
electoral cuando den entrevista, cuando impliquen como consecuencia la
propaganda a favor o en contra de algún candidato o partido político”.
Uno
de los asistentes al seminario me comentó, a condición de anonimato, que la
Iglesia ya no quiere enfrentar más querellas judiciales por expresiones que
contravengan la legislación. En Lago de Guadalupe se habló de que son más
de 20 los obispos que han sido denunciados en los últimos años.
“Como
Iglesia no sabemos manejar las crisis desde el principio. No sólo en el caso de
declaraciones polémicas, sino en el tema de los abusos sexuales o cuando
enfrentamos un ataque a un sacerdote”, comentó la fuente. “Al no saber manejar esas situaciones a
veces terminamos dañando más a la víctima, e incluso contraviniendo el debido
proceso”.
Según el participante que me confió
los detalles de la reunión, flotaba en el ambiente un ánimo esperanzador. “Parece que la Iglesia se está poniendo las
pilas. Debimos abordar en público casos de pederastia desde que empezó lo de
Maciel. Porque pasan cosas graves,
como los casos de pederastia en Oaxaca o en San Luis Potosí, y debemos hablar
con la verdad, no ocultar, no proteger. La pederastia no es un pecado, es un
delito. Parece que la Iglesia quiere tomar el toro por los cuernos, y que
nos preocupemos por las víctimas, no por el prestigio de la Iglesia”.
De esta reunión, presidida por el
secretario general de la CEM, el obispo Alfonso Miranda, surgen interrogantes.
¿Esta
toma de conciencia del clero incluirá, más allá de cuidarse de no violar la
ley, evitar los matrimonios de conveniencia que se dan entre políticos y clero?
Como –por ejemplo– cuando en 2013 César Duarte, entonces gobernador de
Chihuahua, 'consagró' a su gobierno, a su persona y a ese estado a Dios?
http://bit.ly/2nMjxp7
¿Va en serio la Iglesia en eso de
que lo del César al César?
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