lunes, 3 de abril de 2017

La Iglesia católica y las elecciones.

Salvador Camarena.

En la víspera del arranque formal de las campañas en cuatro estados de la República, medio centenar de voceros de la Iglesia católica se reunieron en Lago Guadalupe, Cuautitlán Izcalli, sede de la CEM, para repasar la legislación que permite a clérigos expresarse sobre participación política, pero no pronunciarse, a favor o en contra, de partido y/o candidato alguno.

Del lunes al viernes de la semana pasada, agrupados en la Comisión Episcopal para la Pastoral de Comunicación, perteneciente a la Conferencia del Episcopado Mexicano, unos cincuenta prelados, desde obispos hasta sacerdotes, incluidas algunas religiosas, tomaron el seminario denominado Vocería y Manejo de Crisis.

Coordinado por la consultora Extrategia (www.extrategia.com.mx), en el seminario no sólo se habló de elecciones. También recibieron entrenamiento para afrontar temas de inseguridad o escándalos de sacerdotes pederastas.

Sobre el tema electoral, Extrategia repartió entre quienes tomaron el curso unos “lineamientos de actuación para ministros de culto”. En el capítulo dos se hacen “recomendaciones de actuación pastoral y conductas a evitar”. Ahí los consultores subrayan que “los ministros de culto de la Iglesia Católica gozan de los derechos a la libertad religiosa y a la libertad de expresión. Sin embargo (…) estos derechos no son absolutos y deben respetar los límites establecidos por la Constitución.

“El equilibrio entre la acción pastoral para orientar a los fieles y el respeto a los alcances de la Ley”, dice el documento, “requiere de un ejercicio de prudencia no sencillo”. (Subrayado en el original)

En el entrenamiento que se dio a los prelados para responder a los periodistas (media training) se hicieron recomendaciones muy específicas. Destaco la número 6: “Omitir respuestas a preguntas que se refieran sobre algún proceso electoral cuando den entrevista, cuando impliquen como consecuencia la propaganda a favor o en contra de algún candidato o partido político”.

Uno de los asistentes al seminario me comentó, a condición de anonimato, que la Iglesia ya no quiere enfrentar más querellas judiciales por expresiones que contravengan la legislación. En Lago de Guadalupe se habló de que son más de 20 los obispos que han sido denunciados en los últimos años.

“Como Iglesia no sabemos manejar las crisis desde el principio. No sólo en el caso de declaraciones polémicas, sino en el tema de los abusos sexuales o cuando enfrentamos un ataque a un sacerdote”, comentó la fuente. “Al no saber manejar esas situaciones a veces terminamos dañando más a la víctima, e incluso contraviniendo el debido proceso”.

Según el participante que me confió los detalles de la reunión, flotaba en el ambiente un ánimo esperanzador. “Parece que la Iglesia se está poniendo las pilas. Debimos abordar en público casos de pederastia desde que empezó lo de Maciel. Porque pasan cosas graves, como los casos de pederastia en Oaxaca o en San Luis Potosí, y debemos hablar con la verdad, no ocultar, no proteger. La pederastia no es un pecado, es un delito. Parece que la Iglesia quiere tomar el toro por los cuernos, y que nos preocupemos por las víctimas, no por el prestigio de la Iglesia”.

De esta reunión, presidida por el secretario general de la CEM, el obispo Alfonso Miranda, surgen interrogantes.

¿Esta toma de conciencia del clero incluirá, más allá de cuidarse de no violar la ley, evitar los matrimonios de conveniencia que se dan entre políticos y clero? Como –por ejemplo– cuando en 2013 César Duarte, entonces gobernador de Chihuahua, 'consagró' a su gobierno, a su persona y a ese estado a Dios? http://bit.ly/2nMjxp7


¿Va en serio la Iglesia en eso de que lo del César al César?

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