El poder adquisitivo
real de los trabajadores disminuyó 11.11 por ciento en los 4 años que lleva el
sexenio de Enrique Peña Nieto, debido al incremento de los precios de los
productos básicos y pese a que el salario mínimo ha aumentado nominalmente un
12.8 por ciento, afirma un estudio del Centro de Análisis Multidisciplinario
(CAM) de la Facultad de Economía (FE) de la UNAM.
El documento, basado en un análisis de la evaluación de los
precios que forman la Canasta Alimenticia Recomendable (CAR) para una familia
de cuatro personas –dos adultos, un joven y un niño– desde 1987 a octubre de
2016, expone que de enero de 2013 a
octubre de 2016 los precios de los productos básicos subieron un 26.9 por
ciento, por lo cual “los incrementos del salario mínimo son en realidad
pérdidas del poder adquisitivo”.
Esta canasta
conformada por 40 alimentos – sin incluir gastos de preparación de los mismos
ni renta, transporte, vestido y calzado– llegó a los 218.06 pesos diarios en
octubre del año pasado, cuando el salario mínimo era de 73.04 pesos al día.
“Lo anterior implica que con un salario
mínimo sólo se puede comprar el 33.5 por ciento de la Canasta”, agrega el
documento.
Para adquirir estos
productos alimentarios, recomendados por el Instituto Nacional de Ciencias
Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, se necesitan tres salarios mínimos o un
aumento del 200 por ciento, mientras que para alcanzar el poder adquisitivo
de 1987 se requeriría que el salario mínimo fuera de cinco veces más alto, es
decir, un aumento del 400 por ciento.
El análisis, difundido a través de un comunicado de la UNAM,
plantea que si por una jornada laboral de ocho horas se paga un salario mínimo,
entonces un trabajador tendría que laborar 23 horas con 53 minutos en la actualidad
para adquirir la CAR, en tanto que en el año 2012 se requería de 20 horas con
38 minutos, y en 1987 de cuatro horas con 53 minutos.
Esta situación,
prosigue el estudio, afecta negativamente las posibilidades de los trabajadores
a acceder a una buena calidad de vida, implica que la población tiene que
trabajar jornadas más largas en pésimas condiciones, unirse a la informalidad e
incorporar al trabajo a tantos miembros de la familia como sea posible.
De los 52 millones de
personas que conforman el total de la Población Ocupada en México, al menos el
69.3 por ciento, es decir, 36 millones, tienen ingresos menores a lo que la
Constitución señala que debería ser el salario mínimo: ingresos suficientes para
satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia en el orden material,
social, cultural, y para proveer la educación obligatoria de los hijos.
El documento también señala que con el incremento de cuatro
pesos diarios al salario mínimo a partir del 1 de enero de 2017, éste llega
80.04 pesos, pero “el aumento se
esfumará en apenas unos cuantos meses de inflación, considerando la tendencia
que se observa en los precios de productos básicos desde hace años, pero esta
vez agravada por los efectos que tendrá la liberación de los precios de la
gasolina”.
Si los precios no aumentaran y se siguiera el ritmo de 3.9
por ciento de incremento anual al salario mínimo, los trabajadores tendrían que
esperar hasta el 2044 para que éste les alcanzara para comer, subraya el
análisis de la FE.
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