Alejo Sánchez Cano.
De
alarma son los datos que en materia de inseguridad ponen al Estado de México
(Edomex) como la entidad donde sus habitantes tienen más miedo y se sienten
inseguros por el aumento de los índices delictivos en la región. Según el INEGI
es el estado con mayor percepción de inseguridad entre sus ciudadanos y en el
tema de la violencia de género, hay quienes afirman que la crisis de
feminicidios en la entidad ha sobrepasado lo ocurrido en Ciudad Juárez.
Otros datos, como el estudio de
opinión levantada por IPSOS (compañía independiente dedicada a la investigación
de mercados) revelan que en la percepción
de los habitantes del Estado de México el tema que más les preocupa es el de la
inseguridad. La encuestadora señala que, después de realizar entrevistas cara a
cara en hogares de la referida entidad, 76% de los consultados afirma que el
nivel de inseguridad aumentó, mientras que sólo el 7% considera que ha
disminuido en el último año.
Cabe precisar que las encuestas, al
evaluar el trabajo del actual gobierno en distintas áreas, reflejan que en el combate a la inseguridad es la peor evaluada, con
75% de ciudadanos insatisfechos.
La
semana pasada, en la máxima tribuna del Congreso de la Unión, el diputado
Renato Josafat Molina Arias, denunció que en tierras mexiquenses no están
funcionando las alertas de género, principalmente por lagunas jurídicas y falta
de voluntad política. El legislador definió a la alerta de violencia de género
como un conjunto de acciones gubernamentales de emergencia para enfrentar y
erradicar la violencia feminicida.
Molina
Arias recordó que 11 municipios mexiquenses han sido declarados en alerta por
sus altos índices de violencia feminicida y a pesar de ello estos delitos no
han disminuido, y añadió que el año pasado en la entidad mexiquense se
contabilizó oficialmente 266 feminicidios.
Es
muy preocupante –dijo– que el 40 por ciento de los feminicidios cometidos en
Edomex las víctimas habían denunciado sufrir violencia. Es decir, de cada 10
mujeres, 4 habían dicho que sufrían violencia y ahora están muertas. ¿Qué
se hizo ante esto? Pues, evidentemente, poco o nada. Ahora esas mujeres que
denunciaron ya están muertas.
En ese contexto, también hay
reportes que hablan de que en los últimos años el Estado de México se ha
distinguido por su alto desarrollo industrial; generador de empleos;
disminución en los índices de pobreza; mejor infraestructura en sectores como
la educación, salud, comunicaciones y espacios para la convivencia y la
recreación; mejores servicios en transporte y recolección de basura, es cierto, pero en ese boom transformador
se han descuidado problemas como la atención a la inseguridad, el feminicidio y
los secuestros, y estos tres últimos rubros por sí solos descubren deficiencias
administrativas y empañan cualquier gestión gubernamental.
Son
datos duros que ahí están, ojalá que las autoridades correspondientes hagan
su trabajo con mayor compromiso, eficiencia y voluntad política, porque además de las afectaciones al tejido
social, la inseguridad, feminicidios y secuestros son delitos que, querámoslo o
no, están contribuyendo a ahuyentar las inversiones que tanta falta hacen en
tierras mexiquenses.
Hace
apenas un par de años el sector empresarial alertaba que del total de empresas
que abren cortinas en México, 75% deja de existir durante los primeros cinco
años debido a obstáculos diversos, uno de ellos la inseguridad pública, y, por
lo que se ve, en el Estado de México esa tendencia en el gobierno de Eruviel ha
aumentado, y eso es lo que tiene a sus habitantes alarmados. Hasta cuándo.
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