La opacidad en la entrega de
programas sociales permite que se les dé un uso político, que en periodos de
campaña podría ser determinante, máxime cuando a nivel federal, en los últimos
13 años, esos programas han crecido diez veces y la pobreza no disminuye,
apuntaron expertos.
Competencias
cerradas agrandan el impacto de los programas sociales en los resultados de las
elecciones, aseguró la organización civil Gestión Social y Cooperación A.C.
(Gesoc). Un factor que podría haber
pesado en las elecciones presidenciales, como ocurrió el pasado 4 de junio en
el Estado de México y Coahuila.
“Este tipo
de uso de programas sociales puede tener influencia en una elección cuando la
competencia es muy cerrada. Es decir, cuando es menor a cinco puntos
porcentuales”, dijo Alejandro González Arreola, presidente y director de Gesoc,
a reserva de hacer una estudio más detallado.
El Quinto Informe del Gobernador
Eruviel Ávila Villegas aseguró que los programas sociales benefician a 7
millones 600 mil personas. Una maquinaria que fue echada andar el 4 de junio y
que influyó en las elecciones, apuntaron los partidos de oposición.
Tres días
después de los comicios, el cómputo distrital apuntó que 2 millones 48 mil
personas habían votado por el candidato del Partido Revolucionario
Institucional (PRI), Alfredo del Mazo Maza y un millón 879 mil por la maestra
Delfina Gómez Álvarez, del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
“Hay unos datos de una encuesta de
salida en particular que identificó que prácticamente el 26 por ciento de todo
el electorado recibió algún beneficio de parte del PRI, ojo no detalló si votaron por ese
partido o por otros”, dijo González.
En los municipios de San José del
Rincón, Ixtapan del Oro, Sultepec, Villa de Allende y Zumpahuacán más de la
mitad de la población carece de acceso suficiente a alimentación y habita en
viviendas que no cuentan con los servicios básicos. Un análisis del Consejo
Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) documenta
que en 2010 el 83.6 por ciento del total de la población se encontraban en
pobreza, de los cuales, el 47.3 por ciento vivía en pobreza extrema.
El Programa
de Resultados Electorales Preliminares (PREP) indicó que el PRI –solo, sin los
partidos con los que se alió en esta elección– perdió ante Morena con 17 mil
137 votos en los más ricos, un margen de 8.2 por ciento. En los más pobres, el PRI ganó de manera apabullante sobre Morena. 184
mil 742 votos más, una diferencia de 54 por ciento.
El Gobierno de Eruviel Ávila apoyó la
entrega de dádivas como la tarjeta La Efectiva, un monedero electrónico que se
da a líderes de familia. El diario Reforma refirió, el 2 de mayo, el reparto de
55 mil 939 de esas tarjetas, en los primeros seis meses del proceso electoral
por un monto que osciló entre los 134 y 196 millones de pesos.
Sin embargo,
la efectividad de los programas sociales para ganar votos ha sido puesta en
duda por algunos académicos, que afirman que al momento no se ha hecho un estudio
que brinde mayor claridad. Así lo sostiene Nicolás Loza Otero, investigador de
la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).
Loza Otero
detalló que pese a que el Partido Acción Nacional, que gobernó entre el 2000 y
2012, hizo uso de los programas sociales, los votos de aquellos beneficiarios
se han inclinado mayoritariamente al PRI.
“Es muy probable que el partido en el
Gobierno destine estos beneficios a quienes ya son en alguna medida partidistas
de ese partido. En el caso del Edomex a segmentos territorialmente priistas. Lo
que hacen en esos recursos es el empujón final para que voten por el PRI”, dijo Loza.
Diversos
consultados coincidieron en que el uso de los programas sociales se da de
manera más parcializada en las entidades federativas, que a nivel federal. Sin
embargo, sus efectos podrían volver a verse en resultados electorales en el
2018.
“El riesgo es
que si bien se ha avanzado en garantizar competencia electoral; esta no es una competencia equitativa.
Entonces el poder político se produce y reproduce porque condicionará siempre
los programas sociales al hecho de votar por candidatos cercanos al poder”,
Gerardo Coutiño, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de Chiapas
(UNACH).
Datos del Índice de Desempeños de
Programas Públicos del 2016, elaborado por Gesoc, apuntaron que 2.5 de cada 10
programas sociales no son capaces de comprobar su población beneficiaria.
“Esto abre la puerta para que una
buena parte de ellos puedan ser utilizados para fines diferentes a los que
fueron creados o bien utilizados de una manera particular en un contexto
electoral”, dijo
González.
Los programas sociales han ido
ganando presupuesto y tamaño. En el 2004 los programas y acciones sociales
federales contaban con 72 mil millones de pesos, una cifra que ascendió a 946
mil millones de pesos en el 2016. En el 2004 había 89 programas y acciones
sociales, hacia el 2016 ascendió a 272.
“Los
programas sociales mexicanos son un paliativo. Pero no cuentan con elementos
incluyentes en el aparato productivo nacional. Solo sirven para que los pobres
subsistan; pero no son una herramienta para el desarrollo de las capacidades
individuales y colectivas”, dijo Coutiño,
“Es decir
para que las personas y las comunidades se inserten en el sector productivo.
Crecimiento económico no significa reducción de la pobreza. Hay que diseñar
políticas públicas incluyentes, no solo programas económicos paliativos”,
agregó.
Con base en datos oficiales el Gesoc
apunta que en el 2004 el 17.4 por ciento de la población se encontraba en situación
de pobreza alimentaria, hacia el 2014 el porcentaje se situaba en 20.6 por
ciento
La pobreza patrimonial en el 2014
rondaba en 47 por ciento de la población, y hacia el 2014 abarcaba al 53.2 por
ciento.
“Partiendo del hecho innegable de que
más de la mitad de los mexicanos vivimos en una situación de pobreza; los
recursos financieros que se transfieren a la población más pobre -es decir los
programas sociales- son un instrumento de ‘hacer política’.
En el caso
de los procesos electorales, los programas
sociales garantizan la movilidad electoral, la coacción del voto y el uso para
otros fines de los recursos públicos. Esto es así porque hay un sector de la
población que depende para subsistir de los programas sociales”, dijo
Coutiño.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario.