miércoles, 30 de agosto de 2017

El Inegi contó televisores que gobierno repartió para “inflar” cifras de ingreso en hogares pobres.

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Al levantar su polémico Módulo de Condiciones Socioeconómicas (MCS) 2015, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) contabilizó, entre otros, los televisores que el gobierno federal repartió para la transición a la Televisión Digital Terrestre como ingresos de los hogares más pobres.

De acuerdo con el Grupo Técnico Ampliado (GTA), que examinó el cambio de metodología aplicado por el Instituto en el levantamiento de la MCS 2015, los encuestadores recibieron la instrucción de ser “más acuciosos en la captura del ingreso” y a “realizar preguntas adicionales”, lo que provocó numerosos cambios en los datos arrojados por las encuestas.

Estos cambios explican, en parte, que en el MCS 2015, publicado en julio del año pasado, el Inegi reportó un incremento de 33% en el ingreso de los hogares más pobres del país y un aumento de 11.9% para la población mexicana en general.

El MCS 2015 generó una grave crisis en el Inegi, pues su base de datos no era compatible con series anteriores y no permitió evaluar la evolución del ingreso.

En un informe difundido hoy, el GTA aseveró que “el Inegi instrumentó cambios en el operativo de campo los cuales probablemente afectaron el comportamiento del encuestador y del entrevistado, (y), de forma inadvertida e involuntaria, rompieron la tendencia de la medición del ingreso e introdujeron sesgos a toda la muestra del MCS 2015”.

Además, “la instrucción de indagar más acerca de la subsistencia del hogar no fue entendida de la misma forma por todos los entrevistadores”, observó el Grupo.

El propio Inegi reportó que su encuesta incrementó los ingresos de los hogares en los rubros “sueldos”, “estimación del alquiler”, “jubilaciones”, “remesas”, “ingresos por negocios en hogares”, “transferencias de hogares” y “donativos de otros hogares”.

Pero el instituto fue incapaz de explicar algunos incrementos en el ingreso, resaltó el GTA. Indicó, por ejemplo, que si bien la reforma a la Ley del Impuesto Sobre la Renta (ISR) pudo explicar “de manera parcial” los incrementos del ingreso del trabajo independiente, ésta “no basta para explicar los crecimientos del ingreso del trabajo subordinado”. El incremento del ingreso por jubilación tampoco tiene explicaciones.

El año pasado, el Inegi aseveró que su cambio de metodología respondió a la necesidad de mejorar la captación del ingreso, pues es reconocido a nivel global que las personas entrevistadas -particularmente las más ricas y las más pobres- tienden a subestimar sus ingresos frente a un encuestador.

Sin embargo, el informe del GTA puso en duda que la nueva metodología aplicada por el Inegi mejoró la medición del ingreso.

En particular, no se sabe cuál es el efecto atribuible al cambio en el levantamiento en cuanto a factores externos, en qué magnitud disminuyó el error de medición ni entre qué grupos socioeconómicos, lo cual, en efecto, termina por romper con la comparabilidad de la información del MCS 2015 con las encuestas anteriores”, subrayó.

Y concluyó: “Es posible que haya mejorado el proceso de captación de la información en 2015, pero no sabemos en qué grado esta mejoría se traduce en resultados que reflejen con mayor precisión la realidad del país”.

En el GTA se encuentran organizaciones de la sociedad civil como el Centro de Estudios Espinoza Yglesias, el Instituto de Estudios de la Transición Democrática y Oxfam México; así como académicos, entre ellos investigadores del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), del Colegio de México y del Programa Universitario de Estudios de Desarrollo de la UNAM.

El grupo se incorporó el año pasado para resolver la crisis que desató el MCS 2015, pues el Inegi no avisó al Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) ni a las instituciones académicas sobre el cambio de metodología.

El Coneval se negó a utilizar la base de datos para elaborar su informe de medición de la pobreza municipal, ya que el MCS no era compatible con series estadísticas anteriores y se quejó públicamente de la discrecionalidad del Instituto.

El enfrentamiento entre el Coneval y el Inegi despertó las suputaciones de que el segundo intentó “inflar” el ingreso para reducir las cifras de pobreza, a conveniencia del gobierno de Enrique Peña Nieto.

Para resolver la crisis y reparar los daños a la reputación del Inegi, el instituto y el Coneval conformaron un “Grupo Técnico de Trabajo” (GTT) que revisó los detalles de la encuesta, “incluidos los cambios operativos para la captación del ingreso”.

Y, para disipar las sospechas, invitó las organizaciones de la sociedad civil y académicas del GTA a examinar la “compatibilidad histórica” del MCS 2015.


Con el afán de evitar que un enredo similar se repita, el GTA urgió al Inegi que anuncie públicamente sus cambios metodológicos y los procesos de control de validación y le pidió que refuerce sus canales de comunicación con los mundos académico y de la sociedad civil.

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