Martín Moreno.
En nuestra
columna “La pandilla de los abogados” (2-XI-2016 SinEmbargoMX), advertimos:
“¿Quiénes
son los abogados de Peña Nieto?
“Las tres
‘C’: Cervantes, Castillejos y Castillo. Todos son primos.
“Ellos son
los elegidos para integrar el anillo legal y jurídico que protegerá a Peña Nieto
ante cualquier intento de encarcelarlo por actos de corrupción. Dentro de Los
Pinos y fuera de Los Pinos”.
Hasta aquí
lo escrito en aquella columna.
¿Quién es Raúl Cervantes, el actual
procurador General de la República y a quien desde Los Pinos – vía PRI, Partido
Verde y uno que otro senador panista con corazón, entraña y formación priista
(léase Javier Lozano)-, buscan colocar como primer Fiscal General que
permanecería en el cargo durante 9 años y cuya misión principal sería blindar a
Peña Nieto, a La Gaviota, a Videgaray y a toda la estructura de poder
peñista-mexiquense de sus innegables actos de corrupción durante el presente
sexenio?
Recurramos
nuevamente a la columna de noviembre pasado, en la cual alertamos sobre esta
imposición que, de consumarse, sería un agravio histórico contra México:
“Como
director jurídico del PRI en los tiempos de Roberto Madrazo, (Cervantes) obtuvo
una diputación federal. Quienes lo conocen, lo califican como un abogado
brillante, millonario. Viaja en autos blindados. Miami es su recreo favorito.
“¿Quién ha sido y es el promotor de
Raúl Cervantes? Uno de los personajes de la política mexicana más
desprestigiados y enriquecidos: el priista Emilio Gamboa Patrón, consentido, a
su vez, de Carlos Salinas de Gortari, con quien estuvo distanciado durante
varios años, aunque en la boda de Silvana Beltrones, hija de Manlio Fabio,
fumaron la pipa de la paz.
“Astuto, Cervantes sabía de la
importancia de tener fuero legislativo: fue diputado federal en dos ocasiones y
luego brincó al Senado desde donde, ya como presidente del órgano legislativo e
impulsado siempre por Gamboa Patrón, se convirtió en titular de la PGR y que,
hoy por hoy, pretende ser perfilado por el propio Peña Nieto para asumirse como
Fiscal General de la República, por un lapso de… ¡nueve años!, según admitió
Cervantes.
“Todo ello,
por supuesto, bajo la bendición de Peña Nieto”.
Hasta aquí
aquel texto.
En síntesis: Raúl Cervantes sería el
escudo protector de Peña Nieto, esposa y socios del poder, de ser Fiscal
General hasta el año 2027.
Nada menos.
A casi diez meses de haber escrito
esa columna mediante la cual se alerta sobre la intención antidemocrática que
se está impulsando desde Los Pinos, realmente nada ha cambiado.
Peña Nieto sigue bajo la lupa de la
corrupción, reavivada por las graves acusaciones en contra de otro más de sus
colaboradores y amigos: Emilio Lozoya, quien está siendo investigado por
presuntamente recibir millonarios sobornos de la empresa Odebrecht desde los
tiempos de campaña de Peña y cuando fungió como director de Pemex.
Cervantes vegetando en la PGR, sin
investigar a fondo ni a Lozoya ni a ningún otro integrante del primer círculo
peñista; siendo benévolo con Javier Duarte y demás ex gobernadores priistas qué
si bien fueron detenidos, esta acción legal obedeció más a presiones mediáticas
y a operativos montados por policías extranjeras, que a la voluntad del gobierno
mexicano por castigar la corrupción durante el actual sexenio.
El PRI – apoyado por el Partido
Verde-, en su intención malsana de intentar imponer a un Fiscal amigo y cercano
a Peña Nieto, que ni garantizará justicia y solamente será perro guardián que
le cuide la espalda al presidente saliente y a sus amigos y colaboradores.
Políticos con corazón priista, como
Javier Lozano, que regresa al Senado para apoyar esta aberrante decisión:
garantizar la impunidad al presidente corrupto. “Es una torpeza estarle pegue y
pegue al Procurador General de la República cuando lo que necesitamos es un
Procurador fuerte, sea quien sea”, dice Lozano el patriota (Reforma
29-VIII-2017). Conmovedora frase que hiede a complicidad. Indigna, esa postura
de Lozano.
Nada ha cambiado desde que se desnudó
la intención de Peña Nieto se cubrirse la espalda con Cervantes.
Absolutamente
nada.
En caso de que Raúl Cervantes sea
rechazado, ¿tiene Peña Nieto un Plan B? Sí. Y se llama Miguel Ángel Mancera, lo
suficientemente dócil e indigno para ser un Fiscal General que también cubra
con el manto de la impunidad a Peña y socios durante los nueve años que
permanezca en el cargo.
Mancera sabe que como candidato
presidencial está eliminado por el desastre que ha dejado en la Ciudad de
México. Su pésimo gobierno lo reduce a simple espectador. Por eso buscaría ser
Fiscal General con la complacencia de Peña Nieto.
¿Qué diferencia hay entre Cervantes y
Mancera? Ninguna. Cualquiera de los dos está dispuesto a proteger a Peña desde
la Fiscalía. Vaya par.
¿Qué nos toca hacer ante esta
imposición insultante para los mexicanos? Protestar. Publicar en los espacios
libres los detalles de esta aberración. Salir a las calles y echar abajo esta
acción digna de cualquier dictadura política. Rechazarla en cualquier foro y
oportunidad. A los partidos, bloquear en el terreno legislativo al PRI, al
Verde y aliados. Muchos se retuercen con Venezuela, pero cierran los ojos con
la imposición dictatorial de Cervantes. Hipócritas.
Por lo
pronto, digamos:
¡NO AL
#FISCALCARNAL!
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