Atzayaelh Torres.
El mandato
del presidente Peña Nieto para Carlos Treviño, el nuevo director general de
Pemex fue claro: "fortalecer las finanzas e impulsar la productividad de
la empresa", es decir, trasladar al nivel operativo el respaldo que Pemex
ha recibido por parte de los mercados financieros internacionales, y que tanto
se le celebró a su antecesor José Antonio González Anaya.
En otras
palabras, Treviño debe hacer que las
cifras que denotan un supuesto 'equilibrio financiero' sean respaldadas por
niveles operativos óptimos. Sin embargo, para ello requiere de algo que al
parecer están olvidando en el corporativo: rearticular la cadena de proveedores
nacionales.
Según me
informaron fuentes cercanas al área de Procura y Abastecimiento de Pemex
Exploración y Producción, a cargo de Miguel Ángel Lugo Valdéz, mañana es el último día para recibir
solicitudes de ampliación de plazo a los 54 convenios que terminan este 31 de
diciembre de 2017.
El problema, me cuentan, es que desde
la aplicación de un llamado sistema ARES para administrar los contratos, está
entorpeciendo la formalización de los convenios de ampliación que urgen para
que la cadena de proveedores de Pemex no colapse el siguiente año ante la
inoperatividad de los contratos.
Ahí existe una oportunidad para que Treviño
comience esa tarea de rearmar la cadena nacional que se ha perdido por los
recortes presupuestales que han castigado a los proveedores, así como los
extenuantes plazos de hasta 180 días para cobrar sus pagos.
Entre tantos requisitos de este
sistema ARES, está una memoria de cálculo, así como sustentar la alineación de
reservas respectivas, todo esto aplicable para el trámite de un convenio de
incremento de monto.
Sin embargo,
la mayoría de los contratos que están a
punto de terminar son solamente convenios de ampliación de plazo, por lo que
para lo único que sirve el sistema ARES es para volver inoperante el trámite de
los mismos. Incluso a una empresa nacional, cuyo nombre me pidió reservar, me contó que pasó cuatro meses esperando a
que el sistema ARES le reconociera su ampliación de contrato. Esta centralización burocrática le costó
incluso puestos de trabajo, pues ante la poca liquidez derivada del trámite,
tuvo que comenzar con los despidos.
Si a todo esto le sumamos la
preferencia hacia las empresas extranjeras en la formalización de convenios, el
panorama se ve complicado para la empresa y mano de obra nacionales.
Treviño
tiene ante sí la oportunidad de cumplir el mandato del presidente Peña elevando
el contenido nacional de los proyectos de Pemex y no solamente apoyando a unos
cuantos.
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