miércoles, 29 de noviembre de 2017

El reto de Treviño, rearticular a Pemex

Atzayaelh Torres.

El mandato del presidente Peña Nieto para Carlos Treviño, el nuevo director general de Pemex fue claro: "fortalecer las finanzas e impulsar la productividad de la empresa", es decir, trasladar al nivel operativo el respaldo que Pemex ha recibido por parte de los mercados financieros internacionales, y que tanto se le celebró a su antecesor José Antonio González Anaya.

En otras palabras, Treviño debe hacer que las cifras que denotan un supuesto 'equilibrio financiero' sean respaldadas por niveles operativos óptimos. Sin embargo, para ello requiere de algo que al parecer están olvidando en el corporativo: rearticular la cadena de proveedores nacionales.

Según me informaron fuentes cercanas al área de Procura y Abastecimiento de Pemex Exploración y Producción, a cargo de Miguel Ángel Lugo Valdéz, mañana es el último día para recibir solicitudes de ampliación de plazo a los 54 convenios que terminan este 31 de diciembre de 2017.

El problema, me cuentan, es que desde la aplicación de un llamado sistema ARES para administrar los contratos, está entorpeciendo la formalización de los convenios de ampliación que urgen para que la cadena de proveedores de Pemex no colapse el siguiente año ante la inoperatividad de los contratos.

Ahí existe una oportunidad para que Treviño comience esa tarea de rearmar la cadena nacional que se ha perdido por los recortes presupuestales que han castigado a los proveedores, así como los extenuantes plazos de hasta 180 días para cobrar sus pagos.

Entre tantos requisitos de este sistema ARES, está una memoria de cálculo, así como sustentar la alineación de reservas respectivas, todo esto aplicable para el trámite de un convenio de incremento de monto.

Sin embargo, la mayoría de los contratos que están a punto de terminar son solamente convenios de ampliación de plazo, por lo que para lo único que sirve el sistema ARES es para volver inoperante el trámite de los mismos. Incluso a una empresa nacional, cuyo nombre me pidió reservar, me contó que pasó cuatro meses esperando a que el sistema ARES le reconociera su ampliación de contrato. Esta centralización burocrática le costó incluso puestos de trabajo, pues ante la poca liquidez derivada del trámite, tuvo que comenzar con los despidos.

Si a todo esto le sumamos la preferencia hacia las empresas extranjeras en la formalización de convenios, el panorama se ve complicado para la empresa y mano de obra nacionales.


Treviño tiene ante sí la oportunidad de cumplir el mandato del presidente Peña elevando el contenido nacional de los proyectos de Pemex y no solamente apoyando a unos cuantos.

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