Georgina
Morett.
Por fin
llegamos al final de la elección más grande de nuestro país, en donde se
elegirán 18 mil 299 cargos federales y locales, pero, además de esto, en 27
entidades del país está en juego el registro de los partidos políticos, ya que
habrá elecciones de diputados locales.
Y la gran mayoría de los partidos
tienen una crisis interna que los puede hacer casi desaparecer en el país; es
el caso del PRD, PVEM, MC, Panal y, probablemente, PT y PES, que finalmente no
se verán lo suficientemente beneficiados con las alianzas que hicieron a nivel
federal y local.
El PRI, partido que desde el 2000,
cuando perdió la elección presidencial, normalmente estaba en primero o segundo
lugar en las elecciones estatales, ha decrecido de manera importante y
enfrentará una cruenta guerra interna, de quienes sobreviven, para quedarse con
el cascarón.
Sin embargo, es difícil que su caída sea tan grande
que lo lleve a perder el registro, aunque ya no será la fuerza definitiva y
definitoria en el Congreso de la Unión, por lo que, aunque sea la apuesta de
Miguel Ángel Osorio Chong, no será fácil que se convierta en vicepresidente por
la vía del Legislativo.
En
definitiva, el PRD tendrá graves
problemas para mantener el registro en estas 27 entidades, algunos aseguran que
podrían perderlo en 10 de ellas, ya que hasta en la Ciudad de México, que fue
su bastión desde 1997, perdió fuerza.
Además, como todos sabemos, se ha ido desfondando
poco a poco y ya ni siquiera conserva a las principales figuras que salieron
del PRI para crearlo, como Cuauhtémoc Cárdenas, Ifigenia Martínez o Porfirio
Muñoz Ledo.
Uno a uno, muchos perredistas se
fueron saliendo y buscaron una candidatura en Morena, y otros más simplemente
siguieron a quien fue su dirigente de 1996 a 1999, Andrés Manuel López Obrador.
La alianza del PRD con el PAN no les
dio los resultados esperados y es por ello que también se prevé una lucha
fratricida en este partido, sobre todo, entre los integrantes de ADN, que están
unidos con Vanguardia Progresista, y Los Chuchos, que tienen años enquistados
en la estructura del partido.
Su caída en el Congreso de la Unión
inició en 2015, cuando sólo obtuvieron 56 diputados, contra los 100 que
tuvieron en 2012; en el Senado lograron 22 escaños en el 2012, pero con la
desbandada que se dio hacia PT-Morena, terminan sólo con siete legisladores.
Y si esta es la problemática del PRD,
es obvio que los denominados chiquipartidos tendrán muchas más dificultades
para mantener el registro, tanto a nivel nacional como local, por lo que este
domingo la geografía política del país cambiará –casi– por completo.
Además de este declive de los
partidos políticos, esta elección nos dejó ver otra terrible realidad: que la
inseguridad llegó de lleno a las campañas políticas y que las autoridades no
supieron responder.
De acuerdo
con datos de Etellekt, hubo 133 políticos asesinados en esta contienda y de
ellos 48 eran precandidatos y candidatos; si comparamos estas cifras con las de
2012, que fue uno de los peores años para la seguridad en México, tenemos que
hubo sólo nueve políticos asesinados y un candidato, es decir, un crecimiento
de 4 mil 500 por ciento.
Así, con partidos en crisis,
asesinatos, declinaciones de mentira, como sucedió ayer en Chiapas –que
tuvieron que salir a desmentir José Antonio Aguilar Bodegas, de Por México al
Frente, y Luis Fernando Castellanos, del Verde–, llegamos al final de la
elección que puede tener como resultado un gobierno hegemónico, en el que el presidente
tenga la mayoría del Congreso. De seguro vendrán tiempos inéditos.
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