jueves, 28 de junio de 2018

Las vocales del desastre.


Salvador Camarena.

La noticia surgida el martes sobre la detención de dos personas con 20 millones de pesos en efectivo, que presuntamente se dirigían al cuartel priista de Insurgentes Norte, es tan increíble como típica de este sexenio, cuyos escándalos servirán en los años por venir para que múltiples autores desmenucen el regreso, y estrepitosa caída, del PRI en sólo seis años.

En previsión de ese momento de los varios libros que sobre el peñismo se publicarán, rosario editorial que de hecho ha iniciado ya, esbozo aquí un índice mínimo de lo mucho que sobre estos años habrá que revisar, desenterrar, reportear y, sobre todo, fijar en el registro colectivo para que no se olvide parte lo que en tan poco tiempo México padeció a manos de los peñistas.

Da para hacer un abecedario, pero por cuestiones de espacio dejémoslo por lo pronto en cinco temas indispensables, cual si fueran las vocales.

A. Ayotzinapa. El mayor escándalo por el que será recordado este sexenio y que ha quedado empantanado, ahora en los tribunales, sin que haya resoluciones finales. Triple tragedia: la ocurrida en septiembre de 2014, la falta de justicia a las víctimas, las violaciones al debido proceso y por tanto la cancelación de la posibilidad de la justicia. Y por el estilo están Tlatlaya, Tanhuato, Apatzingán. Es decir, nunca aprendieron.

E. Ejecutados como nunca antes en la historia del país. Los que dijeron que podrían cambiar el curso de la tragedia heredada por Felipe Calderón, no sólo desperdiciaron el efímero momento de control que el presidente anterior había logrado en ese tema a finales de 2011, sino que nos han puesto en la ruta de una pesadilla todavía insondable en sus costos y duración. Para muestra: según la última cifra del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, mayo fue el más violento desde la Revolución Mexicana con 93 asesinatos al día.

I. Instituciones socavadas. Quizá el peligro mayor que legará la administración Peña Nieto es un armado institucional famélico, ya sea por dejar sin titulares a dependencias clave (el 16 de octubre de 2017 renunció Raúl Cervantes al cargo y desde esa fecha hay encargado de despacho en la persona del polémico Alberto Elías Beltrán), ya sea porque no se interesó en que el Sistema Nacional Anticorrupción fuera puesto en pie (sin fiscal, sin magistrados, sin presupuesto suficiente), pero sobre todo porque hizo de la lógica de los “cuates y las cuotas” la única ley en el nombramiento en los órganos autónomos y hasta en poderes, como la Suprema Corte. Y encima, hubo casos de impudicia, como el de Ximena Puente, que de la presidencia del INAI se fue a las listas del PRI. Un caso que es el universo.

O. Odebretch. El escándalo de sobornos del gigante brasileño que ha tirado líderes a lo largo de América Latina, que en México incluyó pagos por 10.5 millones de dólares, tiene en nuestro país el peor referente de cómo opera una democracia en un tema de corrupción trasnacional (el régimen de Maduro en Venezuela está igual que nosotros en este caso, lo cual ya es mucho decir). El único que aquí ha caído por el caso fue un fiscal que se fue de la lengua. Es, junto con casos como el de OHL, la escuela peñista de no investigar, no castigar.

U. Unos genios. La ruta del PRI a Los Pinos en 2012 empezó con un escándalo por una avioneta que se le cayó en enero de aquel año al gobernador Javier Duarte con 25 millones de pesos en efectivo. Y cierra con 20 millones en efectivo que decomisan con destino al número del PRI en Insurgentes Norte. Noooombre…

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