Georgina
Morett.
Desde la
elección de julio pasado, Puebla se convirtió en el centro del conflicto
político del país. La llegada de Martha Erika Alonso a la gubernatura del
estado golpeó al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, al
Partido Acción Nacional y su fracción en el Senado, que tomó decisiones basado
en la fuerza de Rafael Moreno Valle, así como al estado.
Este accidente aéreo puede tener
repercusiones políticas si no se maneja con absoluta transparencia y
sensibilidad, ya que por desgracia la polarización en México ha crecido en el
actual sexenio y fue una constante en los 10 días del gobierno de Martha Erika
Alonso.
Y una muestra de ello fue lo sucedido en la
ceremonia luctuosa, en la que los presentes abuchearon a la secretaria de
Gobernación, Olga Sánchez Cordero, y a los morenistas.
En el Congreso de Puebla, Morena
tiene 14 diputados y sus aliados en la elección, PES y PT, 4 cada uno, con lo
que hace un total de 22; el PAN cuenta con 6, y sus aliados: MC, 3; PRD, 2, y
Compromiso por Puebla 1; es decir, 12 en total; PRI 4, Panal 2 y PVEM 1.
Ahora, de acuerdo con el artículo 57, fracción
XVII de la Constitución, le corresponde a un Congreso con mayoría de Morena
“elegir con el carácter de interino al ciudadano que deba sustituir al
gobernador de elección popular directa, en sus faltas temporales, o en su falta
absoluta, si esta acaeciere en los dos primeros años del período
constitucional”, quien tendrá entre tres y cinco meses para realizar la nueva
elección de gobernador.
Antes de
tomar decisiones, los legisladores de Morena, quienes de alguna forma obligaron
a Martha Erika Alonso a tomar protesta ante el Tribunal Superior de Justicia
del estado, deben sopesar la empatía que está desgracia provoca en la
ciudadanía hacia el Partido Acción Nacional.
Sabiamente su principal contendiente, quién fue el
candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, Miguel Barbosa, fue muy
prudente al señalar que no tiene una opinión sobre el hecho de si aspirará
nuevamente a gobernar su estado, y acotó que por el momento no comentará más
allá de lo que tenga que ver con la solidaridad por el accidente aeronáutico.
Y es que la historia nos ha mostrado
la empatía de los ciudadanos mexicanos hacia la desgracia: después del
asesinato del candidato priista a la presidencia, Luis Donaldo Colosio, Ernesto
Zedillo se convirtió en el primer mandatario con el 48.69 por ciento de los
votos.
Es por eso que si los diputados de
Morena mantienen el enfrentamiento con sus contrincantes de la oposición y
eligen a un mandatario interino morenista, la tensión puede incrementarse en el
estado y tener repercusiones a nivel nacional.
El
presidente del PAN, Marko Cortés, pidió
al Congreso de Morena que se respete que su partido ganó la elección y sea un
panista el gobernador interino, pero aunque esto sea parte de los usos y
costumbres de nuestro país, no está contenido en ninguna legislación.
Si el Partido Acción Nacional pierde
en la próxima elección de Puebla tendría 11 gobernadores, además de que
enfrenta unos comicios muy complicados en Baja California, donde gobierna y
tiene fuertes posibilidades de perder.
Y en su
interior, la muerte del exgobernador y
coordinador de los senadores, Rafael Moreno Valle, desbalancea la tan difícil
fórmula que permitió a Marko Cortés llegar a la presidencia, con Héctor Larios
como secretario general.
Rafael
Moreno Valle, según decían sus allegados, buscaba ser el candidato presidencial
del PAN en 2024, para lograrlo no sólo tenía la fuerza al interior de su
partido, si no fuertes redes de apoyo tanto en el PRI como con la exlideresa
del SNTE, Elba Esther Gordillo.
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