Adela Navarro Bello.
El accidente
de helicóptero que la víspera de la Noche Buena de 2018 mató a quien por los
últimos diez días había sido la gobernadora de Puebla, Martha Ericka Alonso
Hidalgo, y a su esposo, el coordinador de los senadores del PAN, Rafael Moreno
Valle, también parece ser el sepulcro
político de Miguel Barbosa, quien fue candidato a gobernador de aquel estado
por Morena, y acérrimo enemigo político de la hoy fallecida.
Protegido de
Andrés Manuel López Obrador, Barbosa
peleó el triunfo de la elección poblana de 2018 en los Tribunales Electorales y
lo perdió. La diferencia de votos entre la panista y el morenista fue de 122
mil 36 sufragios, en porcentaje significó 4 puntos de ventaja a favor de Martha
Ericka quien obtuvo el 38 por ciento de la preferencia electoral contra el 34
por ciento de Miguel. Y a pesar de las denuncias de fraude electoral contra los
representantes del PAN en Puebla, finalmente el Tribunal Electoral del Estado
de Puebla, en una cerrada votación de cuatro a tres avaló el triunfo de la
esposa de Moreno Valle. El ánimo estuvo tan caldeado en la búsqueda de la
anulación de los comicios, que la presidente del Tribunal Electoral, la que
quebró el empate a favor de Alonso, Janine Otala, fue alertada por otros
actores para iniciarle un juicio político.
El
Presidente de la República, Andrés
Manuel López Obrador, no felicitó a la gobernadora. No reconoció el trabajo del
Tribunal Electoral, y no envió representante a la acelerada toma de posesión de
Alonso Hidalgo, que no fue en el Congreso del Estado ante la amenaza de los
diputados de Morena y sus aliados de conflictos políticos, sino en las
instalaciones del Poder Judicial de Puebla.
La acidez con que Miguel Barbosa tomó
la derrota, que aseguraba no haberla obtenido y ser objeto de un fraude
político electoral, lo puso en una acre defensa del voto y lo subió a una
acalorada crítica contra la gobernadora, a grado de polarizar al extremo las
opiniones políticas de los poblanos, y marcar el tema en la agenda pública
nacional.
En esas
condiciones el fallecimiento de la
gobernadora en el siniestro ubicó a Miguel Barbosa en el imaginario colectivo
propenso a la conspiración, como el sospechoso principal de un accidente que
hasta el momento nadie a probado que fue provocado. Pero las muertes de
políticos que se encuentran en el cénit de sus carreras generalmente están
rodeadas de teorías de complots y conspiraciones, y en su haber, acaban, cuando
se conjuntan ciertas condiciones, especialmente electorales, con carreras
políticas de aquellos que en vida persiguieron el mismo objetivo.
Ahí está el
caso de Luis Donaldo Colosio Murrieta, candidato que fue del PRI a la
Presidencia de la República, asesinado en Tijuana por Mario Aburto Martínez. La
bala que salió del arma del michoacano también acabó con la carrera en el PRI
de Manuel Camacho Solís, quien hasta antes de la designación de Colosio
candidato, pensaba que tenía enormes posibilidades para serlo. Sus
desencuentros con el poder político de la presidencia de la República cuando no
fue favorecido, y el débil arranque de la campaña de Colosio, lo ubicaban como
“el natural” bateador emergente. Hasta que el sonorense fue asesinado, y
Camacho –junto a Carlos Salinas de Gortari- señalados por el imaginario
colectivo como quienes estuvieron detrás del terrible hecho.
A Camacho le gritaron improperios
cuando llegó a unas honras a Luis Donaldo Colosio en el PRI, como ahora los
poblanos están gritando, mayormente vía redes sociales, a Miguel Barbosa por el
accidente donde falleció la gobernadora. A la secretaria de gobernación que acudió al funeral de
Alonso, Moreno Valle, Roberto Coppe, Antonio Tavera y Héctor Baltazar, también
le espetaron desprecio, y la etiqueta #AMLOAsesino se viralizó en la red social
Twitter.
Al menos en Puebla, la carrera
política de Miguel Barbosa se siniestro también el 24 de diciembre de 2018
cuando cayó el helicóptero donde viajaban la gobernadora y su esposo.
De hecho, reconocido su triunfo en Tribunales y
habiendo gobernado durante diez días, la lógica política indica que quien sea
designado gobernador interino, deberá emanar de las filas partidistas a las que
perteneció la gobernadora Martha Ericka Alonso. El gobernador pues, será del
PAN.
Aun cuando la mayoría de los 41
diputados en el Congreso del Estado de Puebla la tienen representantes y
aliados de Morena con 22 posiciones, la negociación sobrepasará al Estado. Así
sucedió por ejemplo, cuando en 1998 falleció tras tres años al frente del
gobierno del Estado de Baja California, don Héctor Terán Terán.
Las
negociaciones políticas de aquel entonces llegaron hasta las dirigencias
nacionales de los partidos, pasando por el presidente de la República, Ernesto
Zedillo Ponce de León, quien se aseguró por aquellas fechas, dio la línea para
que fuese respetado el partido al que pertenecía el gobernador fallecido en la
designación del sustituto, cargo que cayó en el panista Alejandro González
Alcocer.
En Puebla sin embargo, y debido al
corto periodo entre la toma de posesión el 14 de diciembre, y el día del fallecimiento
el 24 de diciembre, la ley indica que después de designar un gobernador
interino el mismo Congreso deberá convocar a elecciones extraordinarias para
que los poblanos elijan a un gobernador sustituto que concluya con el periodo
para el cual fue electa Martha Ericka Alonso Hidalgo.
El luto político podría jugar a favor
de Acción Nacional. Así sucedió en 1994 cuando, precisamente Ernesto Zedillo
Ponce de León, fue designado candidato del PRI a la Presidencia de la República
ante el asesinato del abanderado tricolor Luis Donaldo Colosio. México registró
para entonces, uno de los mayores índices de participación el día de las
elecciones, y el priísta ganó de manera contundente. El luto político estuvo a
su favor.
Nadie podrá restarle alientos a
Miguel Barbosa para contener de nueva cuenta en la elección a gobernador
sustituto de Puebla, pero seguramente la ignominia que ha salido de las redes
sociales a las calles de aquel estado, le alcanzará para neutralizarlo y,
seguramente, perder la elección.
A menos que en los siguientes días se
esclarezca de manera contundente, certera, clara y convincente, la causa del
accidente, y que los dichos de actos de corrupción y abusos en Puebla por parte
de la pareja Moreno-Alonso se confirmen y exhiban, Barbosa podría tener algún
tipo de oportunidad. Lo cual en las condiciones actuales parece poco probable,
dado que el gobernador interino pertenecerá al mismo partido, y que de los
muertos no se habla mal.
En ese
escenario, Puebla será para el PAN, y
muy probablemente la votación en una elección extraordinaria también les
favorezca.
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