Gustavo De
la Rosa.
Durante
este último mes AMLO ha enfrentado un gran conflicto con los productores
agropecuarios que recibían subsidios importantes del Gobierno de la República a
través de los programas Procampo y Progan; la gravedad del problema no radica
sólo en la importancia de estos productores para la economía mexicana, o en su
búsqueda por la autosuficiencia alimentaria y por mantener el diálogo entre
Gobierno y sociedad, sino en las tácticas que están usando.
La
relación conflictiva de AMLO con los inversionistas urbanos afecta a la
economía nacional porque frena viejas inercias entre el Gobierno y sociedad,
que en su momento fueron fundamentales para que se constituyera el capital
necesario para superar la anterior economía porfirista e incorporar a la
sociedad mexicana al mundo moderno, pero ambas partes han logrado negociar
acuerdos de ganar-ganar sin afectarla más; uno de estos acuerdos, que resultó
políticamente costoso para el Presidente, fue acerca del libre tránsito de
migrantes hacia Estados Unidos, porque finalmente los más interesados en evitar
un conflicto con Donald Trump son los inversionistas mexicanos, pues más del 80
% de la economía nacional depende de las buenas relaciones con la Unión
Americana.
Sin embargo,
las estrategias que han utilizado los productores del campo, como el bloqueo
a las carreteras del país, causaron no sólo molestias en la región sino daños
severos a la economía y a la credibilidad y confianza en el Gobierno, y colocan
al país en la disyuntiva de perder-perder, porque los clientes internacionales
no estarán contentos al saber que sus proveedores atentan contra la economía
nacional para sacar adelante sus demandas.
Un hombre
en particular sobresale entre los productores inconformes, el diputado federal
por Chihuahua Yako Rodríguez; aunque no está afiliado a Morena, fue propuesto
como ciudadano por el partido y se benefició de sus propios votos (que sí los
tiene) y del efecto López Obrador, y ahora sus acciones lo han colocado en
oposición al Gobierno de la República.
Éste es
un enorme conflicto de interés que él debe resolver; o es parte del Gobierno en
el poder o es líder de un sector que se opone al régimen. Las dos posiciones
son legítimas, pero no conciliables; sería diferente si jugara un papel de
enlace y como conciliador de las partes, pero no puede aparecer como el líder
operativo de la insurgencia y al mismo tiempo integrante de la fracción
parlamentaria de Morena.
Es
igualmente preocupante que hayan emplazado al Gobierno mexicano a restablecer
los programas de subsidio fundamentalmente para los productores mejor
posicionados en la escala social, con la amenaza de parar y bloquear las
carreteras en sus puntos neurálgicos, por donde circulan los bienes y servicios
que impulsan la dinámica nacional. Este conflicto, sobre cómo usar los recursos
públicos para impulsar la economía, es clave entre la nueva visión del país que
votó por Andrés Manuel y la visión atrasada que nos llevó a depender del coloso
del norte, que hoy nos tiene atorados, sin poder crecer.
En el debate
presidencial entre Cárdenas, Fernández de Cevallos y Ernesto Zedillo, quedó
muy clara la estrategia que seguiría el Gobierno de aquel entonces; palabras
más palabras menos, se señaló que el Gobierno apoyaría a las empresas, y éstas
a su vez apoyarían a sus trabajadores y al resto de la sociedad mexicana. EL
RESULTADO DE ESTA POLÍTICA FUE LA MAYOR CORRUPCIÓN ENTRE GOBIERNO Y LOS
INVERSIONISTAS Y LA MAYOR DESIGUALDAD SOCIAL JAMÁS ENFRENTADAS, Y CONTRA ESTA
ESTRATEGIA VOTÓ LA MAYORÍA DE LA POBLACIÓN EN LAS ELECCIONES PASADAS.
La visión
de AMLO es apoyar directamente a la población, porque una ciudadanía
sobreviviente compra y vende masivamente y dinamiza la economía de abajo hacia
arriba. Es claro que estas dos visiones van a estar en conflicto dialéctico
hasta encontrar un punto de equilibrio que impulse al país a una nueva
situación política, pero esta lucha de contrarios debe realizarse a través de
vías que permitan llegar a buen puerto y no afecten más a la economía y a la
sociedad.
Lo que
más impresiona de esta violenta reacción y táctica de lucha que han usado los
productores agropecuarios es que, como lo habíamos precisado, distinguidos
personajes dentro del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador se han convertido
en los dirigentes más activos de la oposición; con el discurso infantil de que
“el presidente no está lo suficientemente informado”, se lanzan contra la
Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, y fundamentalmente contra uno de
sus subsecretarios; esto dificulta más la búsqueda de una solución en beneficio
de todos los sectores del campo y de una redistribución de los bienes y
recursos que invierte el Gobierno en la producción primaria.
En
circunstancias así lo único que nos queda esperar, y que la cordura los
acompañe.
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