Salvador
Camarena.
Debe ser uno
de los boletines más escuetos del mundo. En medio de cuestionamientos
nacionales e internacionales sobre la efectividad de las políticas económicas
gubernamentales, el presidente Andrés Manuel López Obrador se reunió el martes
con la plana mayor de los señores de la banca (de medio centenar de ejecutivos
bancarios ahí congregados sólo una era mujer), y de ese encuentro la página de
AMLO (lopezobrador.org.mx) sólo consigna estas líneas:
“Representantes
de instituciones bancarias que integran la Asociación de Bancos de México,
informaron al presidente Andrés Manuel López Obrador su disposición de otorgar
créditos hasta por 500 mil millones de pesos con el objetivo de impulsar la
actividad productiva en el país.
“Tras
sostener una reunión en Palacio Nacional, el mandatario resaltó la confianza de
este sector manifestada por los miembros del comité de asociados de la ABM.
“Acompañaron
al Presidente el secretario de Hacienda y Crédito Público, Arturo Herrera
Gutiérrez, y el jefe de Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo Garza”. Y en
seguida se enlista el nombre de los visitantes.
Lo que el
boletín no dice es que, en efecto, se habló de dinero y de confianza, pero
sobre todo se habló de que el orden de los factores importa.
De poco va a
servir que se pongan 500 mil millones a disposición de los emprendedores, se le
dijo al Presidente en la reunión de poco más de una hora, si no se generan las
condiciones para que haya confianza a la hora de asumir los riesgos inherentes
a la inversión.
Pero eso no
está incluido en el comunicado que se emite a nombre del Presidente.
La pregunta
es por qué los banqueros callan ese mensaje clave. Por qué no salieron el
martes por la tarde noche con su propio boletín a subrayar esa urgencia por la
confianza. Por qué no dicen en público lo que dicen en privado.
Ayer, la
Asociación de Bancos de México dio una conferencia de prensa. En ella
destacaron el “robusto crecimiento del crédito” en diferentes modalidades,
aunque reconocieron que las empresas comienzan a bajar el ritmo. Luis Niño de
Rivera, presidente de la ABM, enfatizó al arranque de la rueda de prensa que en
términos generales, los productos crediticos crecen a un ritmo de doble dígito,
y que la calidad de la cartera vencida se ha mantenido estable o ha mejorado
marginalmente. Aseveró lo anterior incluso cuando le cuestionaron sobre
versiones de que la mora ha crecido.
Sin embargo,
la marcha de México es vista con reserva por entes nacionales e
internacionales. Pocas horas antes de la reunión, el Fondo Monetario
Internacional había bajado su expectativa de crecimiento. Y, para no ir más
lejos, ayer Citibanamex subrayó en un reporte que estamos frente a un
“estancamiento sin rebote a la vista: consideramos ahora que el crecimiento
anual del PIB en 2019 será de 0.2 por ciento”. Anteriormente la cifra que había
dado este banco era de 0.9 por ciento de crecimiento. Agregó que “apenas el mes
pasado argumentamos que las perspectivas para el crecimiento de la economía
mexicana han venido disminuyendo (...) resultado de una elevada incertidumbre
por fuentes tanto globales como internas”.
Dicho de
otro modo, los pronósticos del FMI y de Citibanamex llegan en medio de una
discusión sobre la viabilidad del plan de apoyo a Petróleos Mexicanos, plan que
decepcionó a los más, y en medio también de dudas sobre el respeto al Estado de
derecho expresadas por otros países (Canadá, Estados Unidos).
Así que los
banqueros fueron con el Presidente, le explicaron en lo que ellos mismos
llamaron una reunión de trabajo que sus comisiones en el tema de las remesas
han venido bajando, y le informaron que están disponibles 500 mil millones de
pesos para créditos; pero deslizaron también que estos dineros podrían quedarse
donde están si no se estimula la confianza de emprendedores y gente que quiera
financiar algún proyecto patrimonial.
Al finalizar
la reunión, el presidente López Obrador publicó todo en los términos que más le
convenía: vinieron los banqueros y como signo de confianza ofrecen una bolsa de
500 mil millones.
No fue así.
Pero si sólo el Presidente habla, si los banqueros callan el exhorto para que
desde el gobierno se den señales que generen confianza, ¿quién se enterará de
que la banca tiene reservas sobre cuánto de ese monto pueda salir al mercado?
Nadie. Y menos que nadie sus clientes. Que luego no se quejen.
Esta columna
retoma publicaciones el lunes 5 de agosto.
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