Javier Risco.
Cuánto nos
ha costado la violencia en este país. En los últimos diez años el crimen
organizado no solo se ha llevado vidas, la tranquilidad de varias generaciones
y la cara de un México que ya no recordamos. No, la violencia también se ha
llevado a varias mentes lúcidas de nuestra generación. En un país en el que se
entierran a miles para desaparecerlos; en un país en el que madres, hermanos,
amigos, buscan a los que les faltan, a los que un día se fueron y no volvieron;
en un país en el que un grupo de personas se organiza con pico y pala para
desenterrar fragmentos óseos imposibles de procesar; un grupo de científicos,
politólogos y sociólogos han tratado de predecir la existencia de fosas, sí,
así como lo lee, en este país la ciencia se ocupa de la desgracia porque no hay
otra salida.
Human Rights
Data Analysis Group (HRDAG), Data Cívica y el Programa de Derechos Humanos de
la Universidad Iberoamericana (PDH Ibero) han diseñado una herramienta que
permite identificar los municipios en el país que tienen una probabilidad alta
o baja de tener fosas clandestinas, ¿por qué? Porque la ciencia será lo único
que nos saque de la crisis humanitaria que vivimos en este país; nos hemos dado
cuenta que ni los discursos, ni las mismas estrategias de seguridad han avanzado
algo en la última década. Politólogos, sociólogos, matemáticos, programadores y
científicos se han dado cuenta que con los datos –los reales, no otros datos–
se puede aportar más que cualquier promesa de campaña.
¿Cómo?
“Human Rights Data Analysis Group desarrolló un modelo estadístico de
predicción llamado Random Forest, que reúne: (1) los 2,458 municipios del país
(corte de 2016); (2) la información que se desprende de la base de datos,
generada por el PDH Ibero, respecto a los hallazgos de fosas clandestinas
reportadas por la prensa anualmente desde 2013 a 2016; (3) indicadores
geográficos y sociodemográficos e indicadores de violencia en cada uno de estos
municipios, a los que denominaron “covariantes”, reunidos por Data Cívica”, con
esta información el modelo estadístico identifica las variantes que tuvieron
los municipios con uno o más reportes de fosas clandestinas, consignados por la
prensa.
Cuando se
tienen estos municipios se echa andar el modelo para que identifique municipios
similares, pero que no hayan sido observados. Al final “el modelo asigna una
probabilidad estadística al resto de los municipios en todo el país de
encontrar fosas clandestinas, a partir de lo que sabemos de aquellos municipios
en los que sí se han encontrado”.
Aunque son
claros en sus conclusiones al decir que NO se puede asegurar la presencia de
fosas en las predicciones, aunque existan “altas probabilidades”, no deja de
llamarme la atención la ocupación de la ciencia en nuestro país, ¿qué estarían
haciendo un programador, un matemático, un sociólogo y un científico de datos,
si no estuviéramos hundidos en esta crisis humanitaria? También la violencia
nos quita futuro, nos quita progreso.
Cuando
varios hablamos de OTRA estrategia de seguridad, también nos referimos a esto,
¿cuánto del presupuesto está destinando el gobierno para el desarrollo de
ciencia contra el crimen organizado? Aquí hemos aplaudido la creación del
Ecosistema Nacional Informático de personas desaparecidas, desde el Conacyt,
pero, ¿qué más se está desarrollando desde el gobierno federal? El primer año
ha sido un fracaso en materia de seguridad, el segundo y tercero pondrán a
prueba a la Guardia Nacional; sin embargo, es fundamental que la Comisión
Nacional de Búsqueda y la Fiscalía General abracen estos proyectos, así como lo
han recibido desde la esperanza varios colectivos que buscan a sus
desaparecidos, esos que no saben de discursos ni promesas, sino de datos, pala
y tierra. (Para revisar la investigación
http://datacivica.org/assets/pdf/Fosas_web.pdf )
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