Por Mathieu
Tourliere.
Ante la crisis económica que se avecina y los
posibles recortes presupuestales en la administración pública federal, el Fondo
Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) esboza un “plan B” y “alternativas”
para financiar el Tren Maya, que podría abrirle la puerta a financiamientos
privados, anunció Milardy Douglas Rogelio Jiménez Pons, director general de la
dependencia.
“Hay que
estar preparados ante escenarios negativos. Hacienda ya advirtió que viene una
crisis, entonces, si nos quedamos sin movernos, sin alternativas, puede haber
un recorte sobre nuestras pretensiones de inversión, es lo que no queremos”,
soltó el funcionario, y reconoció que “de cierto modo” se buscaría inversión
privada, pero “ya no hay tiempo de hacer Asociación Público-Privada (APP)” para
empezar las obras en mayo.
Momentos
antes Jiménez Pons resaltó que el gobierno federal financiará el 100% de los
145 mil millones de pesos que costará el Tren Maya y no 20% como se planteó en
un inicio. Insistió que no fue la falta de interés de los inversionistas
privados lo que motivó la decisión de financiar todo el megaproyecto con
recursos del erario, pues “Goldman Sachs, BlackRock, Merryl Linch, Banorte y
Bancomer querían entrar”, apuntó.
Durante una
larga conferencia de prensa realizada este martes, el funcionario también
anunció que Fonatur quizás pague APP con el fondo de inversión estadunidense
BlackRock para ampliar la carretera de Cancún a Tulum y dejar el paso al tren.
A la par, justificó
que el Tren Maya regresará a su diseño original, sin pasar por Cobá, porque en
la región existe una “caverna de 90 metros de diámetro y cinco de espesor”, así
como cenotes y sitios arqueológicos que hacen el trazo inviable.
En el
encuentro con la prensa, directivos del Fonatur criticaron un estudio de
investigadores invitados por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
(Conacyt), que advierte sobre los impactos negativos del megaproyecto en la
región (Jiménez Pons aseveró que se trató de “catastrofismo sin rigor
científico”), y desestimaron a los pobladores de Xpujil que consiguieron una
suspensión temporal del proyecto en la zona de Calakmul mediante una demanda de
amparo.
Defendieron
el polémico proceso de consulta realizado por la dependencia y el Instituto
Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), mismo que la Oficina en México de la
Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH)
criticó por incumplir con el Convenio 169 de la Organización Internacional del
Trabajo (OIT).
En respuesta
a una larga sesión de preguntas, Jiménez Pons mencionó que no pueden existir
estudios de impacto ambiental sobre los “polos de desarrollo” –las ciudades
nuevas que el Fonatur pretende construir en las estaciones del Tren Maya–, dado
que dichos proyectos se encuentran en “proceso de socialización con los socios,
que son las comunidades”.
Recientemente
el Fonatur decidió regresar al diseño original del Tren Maya: canceló el
tramo que unía Valladolid a Tulum –pasando por Cobá– y recuperó el proyecto de
unir Valladolid a Cancún. Jiménez Pons indicó que la decisión se tomó tras
descubrir que en el subsuelo del derecho de vía de Cobá existía una caverna de
90 metros de profundidad y una “alta densidad de cenotes” que no permitía el
paso del tren.
Al
preguntarle si ello muestra una planeación deficiente del megaproyecto, reviró
que “planearlo mal hubiese sido seguir este plan y hundirnos en este cenote de
90 metros”, y a partir de ahora –abundó– “ya no van a cambiar los tramos”.
Para el
trazo nuevamente planeado, el Fonatur y la Secretaría de Comunicaciones y
Transportes (SCT) negociarán con la empresa ICA, que ya opera y posee los
derechos de vía de la carretera que va de Kantunil a Cancún, y aumentarán su
concesión a la constructora a cambio de que ésta le ceda a la dependencia parte
del tramo para que pueda instalar las vías de ferrocarril.
Durante
aproximadamente dos horas, Jiménez Pons defendió con vehemencia el
megaproyecto a su cargo y dedicó varios minutos para desestimar el informe
realizado por investigadores del Conacyt –dado a conocer ayer por el diario El
Universal– sobre las afectaciones negativas que provocará el Tren Maya en la
región.
“Lo más
importante es que no es un modelo Cancún el que se va a implementar”, aseveró,
y sostuvo que los autores del informe –todos investigadores oriundos de la
Península de Yucatán– “son científicos que están mal informados”. Los
investigadores “evitaron” y le “dieron la vuelta” al Fonatur y “partieron de
conjeturas”,
recalcó.
De igual
manera, sostuvo que el Fonatur está preparando una “respuesta punto por
punto” al informe, que según él retrata un “escenario catastrofista”.
“El
saqueo convencional de muchos lugares turísticos, porque vienen inversiones de
otros lados, hay que mitigarlo”, finalizó.
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