Dolia
Estévez.
Genaro
García Luna, recluido en el Centro de Detención Metropolitano (MDC) en Nueva
York, acusado de colaborar con el Chapo Guzmán, pidió su inmediata liberación
porque teme contagiarse de coronavirus. “Tiene un alto riesgo de morir si
contrae el COVID-19. Tiene 51 años y una historia de problemas respiratorios.
La Corte debe liberarlo para proteger su salud”, argumentó su defensor de
oficio César de Castro en carta dirigida al juez Brian Cogan de la Corte
Federal del Distrito Este en Brooklyn, el 25 de marzo.
El ex
Secretario de Seguridad de Felipe Calderón no está en aislamiento, aclaró De
Castro, desmintiendo versiones periodísticas que insisten en decir que está
aislado y que, por lo tanto, es ridículo su temor a infestarse. “Salió de la
Unidad de Alojamiento Especial (el hoyo o la caja), antes de la audiencia del
21 de enero. Está en una unidad con otros presos”, me dijo enfático el abogado.
De Castro
quiere que se le permita vivir con su familia en Washington, D.C. o en Nueva
York mientras se desahoga el caso criminal en su contra, que se aplazó hasta el
4 de junio por la contingencia de salud.
El Gobierno
rechazó tajante la solicitud. Pidió al magistrado Ramón Reyes, quien puede
decidir este martes, negarle la libertad bajo un paquete financiero
presuntamente “mejorado”. Richard Donoghue, el fiscal a cargo, antepuso el alto
riesgo de que se fugue como argumentó en dos peticiones de fianza previas que
fueron negadas. Usó los ejemplos de dos criminales: el Chapo y Rafael Caro
Quintero (este no huyó, lo dejaron ir). De ser hallado culpable recibirá cadena
perpetua por lo que le sobran incentivos para fugarse (Carta a Reyes
30/03/2020).
Donoghue
dijo que el caso criminal contra García Luna es sólido y anticipó que numerosos
testigos, incluidos ex altos líderes del Cartel de Sinaloa, probarán que le
pagaron millones de dólares a cambio de protección.
Para
lubricar la nueva petición de libertad, de Castro ofreció 2.2 millones de
dólares, un millón 200 mil más que el monto anterior. No es dinero en efectivo
sino un bono por esa suma sustentada en cinco propiedades de personas “financieramente
responsables” y en la promesa de tres “avales morales” de que no se escapará.
De Castro no respondió a mi pregunta de identificar a estas últimas. Pero el
fiscal reveló que se trata de la esposa, el hijo y la hija. Dado el parentesco,
Donoghue cuestionó la imparcialidad de los familiares y vaticinó que huirían
con él.
El fiscal
consideró un disparate el bono millonario. Dos de los presuntos garantes se
echaron para atrás en los últimos días y la residencia de García Luna por 1.2
mdd en Miami será confiscada de perder el juicio.
Si bien
nadie está exento de contagio, no es creíble que García Luna corra mayor
riesgo. La carta que anexa para probarlo refiere a una consulta de hace cinco
años con el doctor Enrique Herrera Ascencio del Hospital Ángeles Pedregal por
un “cuadro respiratorio con tos, expectoración escasa, leve dificultad
respiratoria”.
¿En
serio? ¿No encontró algo más convincente? Su caso claramente no fue un cuadro
crónico o severo sino moderado y transitorio. Se le cerraron un poquito los
bronquios y le dieron medicamento por tres días. El asunto de la edad también
es otra falacia. Las personas de alto riesgo son las mayores a 65 años. García
Luna cumplirá 52 años en julio.
¿De veras
cree que fabricando enfermedades y falseando datos va a convencer? ¿Le vio cara
de idiota al fiscal como se la vio a tantos en México? El escudero de Calderón
está perdiendo sus facultades mentales o, de plano, está pésimamente asesorado.
Donoghue sostuvo
que en la prisión donde está García Luna, hay un solo caso de CV19 y su unidad
está en cuarentena. Su celda tiene agua y jabón. El Buró Federal de Prisiones
ha tomada medidas extras para evitar el contagio. Suspendió 30 días las visitas
sociales y legales; hay detección y pruebas sobre CV19; se está maximizando el
distanciamiento entre reclusos. Pueden permanecer en sus celdas si no quieren
salir a las áreas comunes.
El
Procurador William Barr informó que el Buró Federal de Prisiones podría empezar
a enviar a casa a algunos reclusos federales enfermos y mayores, pero aclaró
que las prisiones tienen protocolos diseñados a contener contagios de
enfermedades (NPR 26/03/2020).
Es
altamente improbable que García Luna sea liberado. Si sigue lloriqueando, corre
el riesgo de que lo regresen al “hoyo” o la “caja”, como se conoce la unidad de
aislamiento de la que pidió salir en enero pasado. Soltarlo implicaría
reconocer implícitamente que el sistema penitenciario de Estados Unidos es
incapaz de protegerlo.
En el
supuesto de que se optara por soltar presos federales, no estaría entre ellos.
Es el ex funcionario mexicano de mayor rango en caer en manos de la justicia
estadounidense por nexos al narco. Eslabón clave en la estrategia de Barr de
culpar a los carteles mexicanos por el consumo. No está claro si esa
estrategia, implementada por el Departamento de Justicia, va a alcanzar a
Felipe Calderón.
El
Gobierno de Trump no le debe ningún favor. El tuitazo que le atestó el
embajador Christopher Landau por andarse metiendo en la política interna de su
país es mala señal. Calderón no tiene padrinos en el gobierno de Washington. Es
una ficha de ajedrez que movió a su antojo el gobierno de Obama. Lacayo de
Hillary Clinton, archienemiga de Trump.
Para tratar
de salvar el pellejo, García Luna puede jugar la carta de los secretos
guardados que seguramente tiene sobre Calderón… siempre y cuando haya interés.
En el juicio de El Chapo los fiscales rehusaron meterse con políticos mexicanos
implicados por varios testigos. ¿Cambiarán de política? ¿Permitirán que embarre
a Calderón? ¿Abrirán la caja de pandora?
Bien
haría Calderón en quedarse en casa. No viajar. Bajarle al twitter. Nadar de muertito.
No por temor a contagiarse del famoso virus invisible sino porque no corren
buenos tiempos para la lealtad.
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