martes, 31 de marzo de 2020

Genio y figura hasta la sepultura.


Dolia Estévez.

Genaro García Luna, recluido en el Centro de Detención Metropolitano (MDC) en Nueva York, acusado de colaborar con el Chapo Guzmán, pidió su inmediata liberación porque teme contagiarse de coronavirus. “Tiene un alto riesgo de morir si contrae el COVID-19. Tiene 51 años y una historia de problemas respiratorios. La Corte debe liberarlo para proteger su salud”, argumentó su defensor de oficio César de Castro en carta dirigida al juez Brian Cogan de la Corte Federal del Distrito Este en Brooklyn, el 25 de marzo.

El ex Secretario de Seguridad de Felipe Calderón no está en aislamiento, aclaró De Castro, desmintiendo versiones periodísticas que insisten en decir que está aislado y que, por lo tanto, es ridículo su temor a infestarse. “Salió de la Unidad de Alojamiento Especial (el hoyo o la caja), antes de la audiencia del 21 de enero. Está en una unidad con otros presos”, me dijo enfático el abogado.

De Castro quiere que se le permita vivir con su familia en Washington, D.C. o en Nueva York mientras se desahoga el caso criminal en su contra, que se aplazó hasta el 4 de junio por la contingencia de salud.

El Gobierno rechazó tajante la solicitud. Pidió al magistrado Ramón Reyes, quien puede decidir este martes, negarle la libertad bajo un paquete financiero presuntamente “mejorado”. Richard Donoghue, el fiscal a cargo, antepuso el alto riesgo de que se fugue como argumentó en dos peticiones de fianza previas que fueron negadas. Usó los ejemplos de dos criminales: el Chapo y Rafael Caro Quintero (este no huyó, lo dejaron ir). De ser hallado culpable recibirá cadena perpetua por lo que le sobran incentivos para fugarse (Carta a Reyes 30/03/2020).

Donoghue dijo que el caso criminal contra García Luna es sólido y anticipó que numerosos testigos, incluidos ex altos líderes del Cartel de Sinaloa, probarán que le pagaron millones de dólares a cambio de protección.

Para lubricar la nueva petición de libertad, de Castro ofreció 2.2 millones de dólares, un millón 200 mil más que el monto anterior. No es dinero en efectivo sino un bono por esa suma sustentada en cinco propiedades de personas “financieramente responsables” y en la promesa de tres “avales morales” de que no se escapará. De Castro no respondió a mi pregunta de identificar a estas últimas. Pero el fiscal reveló que se trata de la esposa, el hijo y la hija. Dado el parentesco, Donoghue cuestionó la imparcialidad de los familiares y vaticinó que huirían con él.

El fiscal consideró un disparate el bono millonario. Dos de los presuntos garantes se echaron para atrás en los últimos días y la residencia de García Luna por 1.2 mdd en Miami será confiscada de perder el juicio.

Si bien nadie está exento de contagio, no es creíble que García Luna corra mayor riesgo. La carta que anexa para probarlo refiere a una consulta de hace cinco años con el doctor Enrique Herrera Ascencio del Hospital Ángeles Pedregal por un “cuadro respiratorio con tos, expectoración escasa, leve dificultad respiratoria”.

¿En serio? ¿No encontró algo más convincente? Su caso claramente no fue un cuadro crónico o severo sino moderado y transitorio. Se le cerraron un poquito los bronquios y le dieron medicamento por tres días. El asunto de la edad también es otra falacia. Las personas de alto riesgo son las mayores a 65 años. García Luna cumplirá 52 años en julio.

¿De veras cree que fabricando enfermedades y falseando datos va a convencer? ¿Le vio cara de idiota al fiscal como se la vio a tantos en México? El escudero de Calderón está perdiendo sus facultades mentales o, de plano, está pésimamente asesorado.

Donoghue sostuvo que en la prisión donde está García Luna, hay un solo caso de CV19 y su unidad está en cuarentena. Su celda tiene agua y jabón. El Buró Federal de Prisiones ha tomada medidas extras para evitar el contagio. Suspendió 30 días las visitas sociales y legales; hay detección y pruebas sobre CV19; se está maximizando el distanciamiento entre reclusos. Pueden permanecer en sus celdas si no quieren salir a las áreas comunes.

El Procurador William Barr informó que el Buró Federal de Prisiones podría empezar a enviar a casa a algunos reclusos federales enfermos y mayores, pero aclaró que las prisiones tienen protocolos diseñados a contener contagios de enfermedades (NPR 26/03/2020).

Es altamente improbable que García Luna sea liberado. Si sigue lloriqueando, corre el riesgo de que lo regresen al “hoyo” o la “caja”, como se conoce la unidad de aislamiento de la que pidió salir en enero pasado. Soltarlo implicaría reconocer implícitamente que el sistema penitenciario de Estados Unidos es incapaz de protegerlo.

En el supuesto de que se optara por soltar presos federales, no estaría entre ellos. Es el ex funcionario mexicano de mayor rango en caer en manos de la justicia estadounidense por nexos al narco. Eslabón clave en la estrategia de Barr de culpar a los carteles mexicanos por el consumo. No está claro si esa estrategia, implementada por el Departamento de Justicia, va a alcanzar a Felipe Calderón.

El Gobierno de Trump no le debe ningún favor. El tuitazo que le atestó el embajador Christopher Landau por andarse metiendo en la política interna de su país es mala señal. Calderón no tiene padrinos en el gobierno de Washington. Es una ficha de ajedrez que movió a su antojo el gobierno de Obama. Lacayo de Hillary Clinton, archienemiga de Trump.

Para tratar de salvar el pellejo, García Luna puede jugar la carta de los secretos guardados que seguramente tiene sobre Calderón… siempre y cuando haya interés. En el juicio de El Chapo los fiscales rehusaron meterse con políticos mexicanos implicados por varios testigos. ¿Cambiarán de política? ¿Permitirán que embarre a Calderón? ¿Abrirán la caja de pandora?

Bien haría Calderón en quedarse en casa. No viajar. Bajarle al twitter. Nadar de muertito. No por temor a contagiarse del famoso virus invisible sino porque no corren buenos tiempos para la lealtad.

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