miércoles, 1 de marzo de 2017

La 'mala leche' de "El Bronco"

Raymundo Riva Palacio.

Cuando se publicó el primer texto sobre la acusación de Paula Cusi, viuda de Emilio Azcárraga Milmo, de un fraude cometido por su zar anticorrupción de Nuevo León, Ernesto Canales y su socio, César Gerardo Francisco García Méndez, por seis millones de dólares, el gobernador Jaime Rodríguez, El Bronco, dijo que quien esto escribe había actuado de “mala leche”, y respaldó incondicionalmente a su fiscal. Rodríguez dijo estar enterado de la acusación, pero que confiaba plenamente en Canales. “Don Ernesto es una persona que está dando resultados, pronto dará más resultados y ahí se acabarán las dudas”, dijo en abril. Un año después, el trabajo de Canales ha sido un fiasco y su gestión como gobernador decepcionante. Pero ese no es el punto.

El pasado 17 de febrero, la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal pidió la orden de aprehensión en contra de García Méndez, por el delito de administración fraudulenta. Las autoridades demostraron que García Méndez tuvo una “conducta engañosa… con la finalidad de alcanzar un lucro indebido, afectando el patrimonio ajeno”. La defensa de Cusi probó que, en efecto, le cometieron un fraude el hoy prófugo de la justicia y Canales, que incurrió en las mismas conductas ilícitas, pero que, por lo que parecería un blindaje jurídico al fiscal neoleonés y para evitar un escándalo para El Bronco, no fue incorporado en el pliego de consignación.

Un año después no se puede esperar una disculpa del gobernador a quien esto escribe por haber hablado sin conocimiento de causa. Lo importante es qué hará con Canales, porque le va a quemar las manos. El año pasado, cuando Rodríguez arremetió contra el mensajero, dijo que el haber divulgado el expediente era un distractor de la persecución contra el exgobernador Rodrigo Medina. El Bronco dijo que era un show mediático levantado por el miedo a las investigaciones, y que eran parte de una campaña de las empresas de televisión Multimedios Milenio y Televisa, por las acciones que emprendería en su contra.

Mucho pico el de El Bronco, e igual incapacidad en la gestión de gobierno. Las investigaciones contra Medina siguieron su curso y no han llegado a ningún lado. Su única promesa de campaña quedó trunca y su zar anticorrupción no ha podido probar nada a Medina. Lo único realmente relevante que ha hecho Canales en todo este tiempo es escabullirse de la justicia y mentir al afirmar que no había actuado de manera ilegal contra la señora Cusi. La orden de aprehensión contra su socio García Méndez es la confirmación de que también es presunto responsable del delito de fraude.

Como se explicó en la entrega anterior, la denuncia contra él y García Méndez fue presentada el 26 de marzo de 2012 en la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, donde se afirmaba “se apoderaron y dispusieron en su beneficio” de los seis millones de dólares pagados por Televisa, como indemnización por ceder todos sus derechos al 16.6% de las acciones de la empresa que había heredado de Azcárraga Milmo, y como parte de una cesión de derechos a su hijo, Emilio Azcárraga Jean, por la suma de 50 mil pesos. Según la denuncia, Canales y García Méndez nunca le pagaron la compensación de seis millones de dólares, de la cual nunca fue enterada hasta que sus abogados se toparon fortuitamente con el documento en tribunales, con lo cual obtuvieron “un lucro indebido y generado un detrimento patrimonial” a la viuda de Azcárraga Milmo.

En su defensa ante el Ministerio Público, Canales sostuvo que la señora Cusi siempre fue informada de todas sus acciones, y como prueba presentó a las autoridades una carta que envió a la señora Cusi el 21 de octubre de 2011, donde hacía una relatoría a manera de rendición de cuentas sobre todo el proceso de sucesión testamentaria, que realizaba junto con García Méndez. Esa carta nunca le fue entregada a la señora Cusi, con lo cual Canales volvió a ser atrapado en una mentira. En una comparecencia ante el Congreso de Nuevo León en abril pasado, luego que se expusiera en este espacio el caso, Canales admitió que sí recibió los seis millones de Televisa destinado a su entonces cliente. Sin embargo, esa cantidad nunca llegó a manos de la viuda de El Tigre Azcárraga.


Las autoridades capitalinas tendrán que justificar por qué no se giró la orden de aprehensión en contra de Canales, si todo lo que llevó a que se consignara y pidiera la detención de su ex socio García Méndez es idéntico a lo que hizo el funcionario neoleonés. Pero El Bronco tiene que dejarse de evasiones y actuar en consecuencia. La defensa a ultranza de su zar anticorrupción ha sido un error, que explica por qué ha estado tan callado. Al ser buscado por la policía uno de los dos implicados en el caso, mantener a Canales en el cargo obstruye la acción de la justicia, al ser una de las probables razones por las que la Procuraduría de la Ciudad de México no quiera actuar en su contra. El Bronco puede dar un paso hacia delante y ofrecerle una salida a Canales mientras se aclara toda esta situación. Si no lo hace, el descrédito será sólo una de las externalidades de protegerlo. Lo más dañino sería mostrar ante el electorado que lo que prometió, y su sed de justicia, también resultó una farsa.

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