Raymundo Riva Palacio.
El FBI prendió la mecha a una bomba
que está apuntando hacia la Casa Blanca, cuya ola expansiva puede alcanzar al
gobierno del presidente Enrique Peña Nieto. Un personaje tapado por la tolvanera que levantó la
entrega de Paul Manafort, exjefe de campaña de Trump, llamado George
Papadopoulos, tiene el explosivo. Papadopoulos era el asesor en política exterior
de Trump cuando anunció su primer equipo de campaña, y durante los últimos
meses fue un colaborador activo del FBI en la investigación para determinar si
hubo colusión entre los cercanos de Trump y representantes del gobierno ruso.
Apenas este lunes se supo que también sería llevado a juicio por un gran
jurado, lo que significa que, durante todas estas semanas, probablemente con
micrófonos del FBI escondidos, estuvo colaborando y recopilando evidencias.
Entre ellos, sugirió The Washington
Post, Jared Kushner, podría estar en la lista de los próximos a ser procesados.
Kushner es
consejero especial del presidente Trump, de quien es yerno, y es una persona
clave para el gobierno mexicano en la relación bilateral. Su enlace es el
secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, quien lo conoció a
principios de agosto del año pasado cuando estaban armando la visita de Trump a
Los Pinos, aún como candidato presidencial. Escasa una semana pasada la
elección en noviembre, Videgaray viajó a Nueva York en una misión secreta
ordenada por Peña Nieto, y se reunió con él en la Torre Trump en Nueva York,
para fijar los términos generales de las relaciones bilaterales. Resultado de
esos encuentros fue la reunión de alto nivel en la Casa Blanca, pocos días
después de haber asumido Trump la Presidencia, con quien llevó a platicar
Kushner a Videgaray para resolver diferencias públicas con Peña Nieto.
La relación
que ha establecido Videgaray con Kushner le ha dado un acceso al canciller
mexicano como a ninguno otro antes en la historia de las relaciones
bilaterales. Videgaray puede tener conversaciones privadas con Trump por
intermediación de su yerno, sin necesidad de cita o de agenda largamente
negociada. El presidente de Estados Unidos no recibe a prácticamente ningún canciller,
con excepciones ocasionales para aquellos que representan a una de las cinco
potencias nucleares. Este acceso le ha permitido a Videgaray que se le abran
las puertas en el mundo.
Funcionarios
mexicanos dicen que en un alto número de las entrevistas que tiene Videgaray,
particularmente del mundo industrial, sus interlocutores le preguntan sobre su
pulso de Trump, reconociéndole abiertamente algunos de ellos el acceso que
tiene en la Casa Blanca, y subrayando la cercanía que tiene con él para abrevar
de sus observaciones sobre el presidente estadounidense. Este tipo de activo
habría sido imposible para Videgaray y los intereses del gobierno peñista, de
no haberse cultivado la relación con Kushner, que es el ingrediente por el cual
el propio Peña Nieto dice en privado que el fiasco público y político de la
visita de Trump a Los Pinos, se ha compensado.
La
importancia estratégica, por proxy, que le ven a Videgaray en muchas
cancillerías del mundo, y la manera como puede matizar e impulsar dentro de la Casa
Blanca las posiciones del gobierno mexicano son inciertas, al desconocerse el
tamaño del posible involucramiento de Kushner con funcionarios rusos que
ofrecieron intervenir en la campaña presidencial en contra de la candidata
demócrata, Hillary Clinton. Desde hace meses Kushner ha sido uno de los dos más
cercanos a Trump –el otro es su hijo Donald–, investigado por el FBI y por el
Congreso, pero aún no han revelado la existencia de evidencias por la cual
pudieran procesarlo. La irrupción de Papadopoulos en el escenario cambia todo.
Papadopoulos
fue nombrado consejero de política exterior por Trump en la primavera de 2016,
y en vísperas de asumir el cargo conoció en Italia a un profesor inglés que
dijo tener amplias conexiones con el gobierno ruso. El 31 de marzo, en una
reunión donde Trump estaba presente, Papadopoulos dijo que tenía contactos que
podían arreglar una reunión entre el candidato y el presidente Vladimir Putin.
El 25 de abril, informó a un consejero de mayor jerarquía en la campaña, que
sus contactos le habían dicho que Putin estaba dispuesto a ver a Trump cuando
quisiera. Once veces insistió en ese encuentro, que nunca se hizo.
En otra
reunión, el 26 de abril, su contacto le ofreció correos electrónicos de Clinton
lleno de “porquerías”, que Donald Trump Jr., cuando se enteró de ello
directamente por uno de los rusos que salieron de esas conexiones en un
encuentro donde estaba Kushner, comentó: “Me encanta”. La campaña de Trump le
autorizó en agosto a Papadopoulos viajar a Rusia para obtener toda esa
información, pero el viaje nunca se hizo. El FBI cateó su casa en verano, en la
investigación que había tenido contactos con funcionarios rusos para alterar la
elección presidencial. Él lo negó, pero este lunes admitió que había mentido,
que es delito de perjurio. El FBI también reveló que desde hace varios meses
está colaborando con la investigación.
Con ello, el FBI recogió evidencia contra ex colaboradores
de Trump en la campaña. The Washington Post ya identificó a dos que
probablemente serán próximamente procesados, y adelantó que Kushner y Trump
Jr., puedan ser los siguientes. Si es así, el impacto para Videgaray y Peña
Nieto será monumental, pues la llave de la puerta a la Casa Blanca estaría, a
partir de ese momento, luchando por no ir a la cárcel.
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