Darío Celis.
Tras el
inicio de negociaciones hace más de un año del T-MEC, y hasta la firma del
protocolo modificatorio la semana pasada, empresarios y gobierno se manejaron
con una eficaz herramienta.
Se trató
de un chat en WhatsApp: el CdeJ2020 (Cuarto de Junto 2020), que creó el Consejo
Coordinador Empresarial (CCE) y que se reseteaba cada mes. A él tenían acceso
unas 195 personas.
Estamos
hablando de dirigentes de organismos cúpula privados, presidentes de cámaras y
asociaciones empresariales, negociadores y asesores técnicos de la iniciativa
privada.
A partir
del 27 de noviembre el chat se encendió y convirtió en un escaparate donde se
vertieron todo tipo de alertas, críticas y denuncias contra el negociador en
jefe de México, Jesús Seade Kuri.
La causa
de los feroces ataques al subsecretario para América del Norte tuvo un origen:
el pacto que Seade, Robert Lighthizer y Chrystia Freeland hicieron ese
miércoles de hace tres semanas.
Los
negociadores convinieron en que los textos definitivos que ya tenían en sus
manos no serían compartidos con ningún empresario de México, Estados Unidos y
Canadá, hasta la firma.
Fueron 19
laaargos días en que el CCE de Carlos Salazar, el Consejo Mexicano de Negocios
de Antonio del Valle Perochecha, pero sobre todo el Cuarto de Junto, perdió el hilo
de la información.
Todavía
hace exactamente una semana a los empresarios no les quedaba claro qué estaba
firmando el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Los tambores de guerra no
se hicieron esperar.
La manzana
podrida la lanzaría ese mismo día el líder de la Coparmex, Gustavo de Hoyos:
“La
negociación del #TMEC debería de contar con el consenso de los sectores
productivos de principio a fin. En la definición del Protocolo Modificatorio
TMEC, el Consejo Consultivo y el Cuarto de Junto fueron marginados. Las
afectaciones transigidas se pactaron por el @GobiernoMX”.
Y es que la
parte empresarial liderada por Moisés Kalach, coordinador del Consejo
Consultivo Estratégico de Negociaciones Internacionales del CCE, se sintió
huérfana en la etapa final de la negociación entre el Congreso de Estados
Unidos y Lighthizer.
Dicen que
nunca conocieron el texto del addendum del T-MEC hasta unas horas antes de la
firma por los gobiernos de los tres países en Palacio Nacional y suponen que
hay letras chiquitas en el acuerdo que van a ir saliendo poco a poco.
A partir
del viernes empezó la refriega en el chat CdeJ2020 y la guerra de papel contra
Seade. Pero también en ese mismo chat de 195 personas se le fueron a la yugular
al propio Kalach.
Los más
beligerantes fueron el propio De Hoyos y Bosco de la Vega, este último
presidente del Consejo Nacional Agropecuario, y competidor perdedor frente a
Salazar por el liderazgo del CCE.
Ambos
demandaban a Kalach carácter y nivel para enfrentarse a Seade y exigirle
informes periódicos de la negociación entre el gobierno de Donald Trump y las
huestes de Nancy Pelosi, líder de los demócratas.
En esos
momentos aciagos algunos participantes del chat añoraban a Juan Gallardo, el
equivalente a Kalach hace 24 años en la negociación del entonces TLCAN, pero
sobre todo el buen trato de Jaime Serra, Herminio Blanco y Jaime Zabludovsky.
Bueno, no
faltó el que extrañó hasta a Ildefonso Guajardo y a todo su equipo, aunque ya
no se acuerden de las críticas que entonces solían externar contra estos
negociadores de Enrique Peña Nieto.
En ese
momento, el sentir general contra Jesús Seade es que no los tomó en cuenta, se
sienten agraviados y excluidos del proceso negociador.
El mismísimo
Moisés Kalach escribía en la víspera en el chat CdeJ2020 que Seade se le escondió
cinco días, justo en el cierre de las negociaciones con Lighthizer.
Pero del
otro lado de la mesa, la de la 4T y la Cancillería que maneja Marcelo Ebrard,
había otras razones para el silencio: ésta era una negociación entre el
Congreso estadounidense y la Casa Blanca, no con México.
El
negociador mexicano ponía líneas rojas de lo que se podía o no se podía
aceptar; este fue un ejercicio consultivo entre Lighthizer-Seade-Freeland que
no involucró al sector privado de ninguno de los tres países, como ocurrió en
negociaciones pasadas.
Sí hubo
muchas reuniones entre Seade y los miembros del CCE para que conocieran los
detalles importantes en materia agropecuaria, laboral, de propiedad intelectual
y solución de controversias.
Preguntaron
todo lo que quisieron y se dio respuesta. Todavía el viernes pasado los
integrantes de la Concamin, que preside Francisco Cervantes, tuvieron un último
encuentro con Seade.
La
realidad es que Seade paró y sigue parando muchos goles que los congresistas de
Estados Unidos quisieron meter. La entrevista de ayer con Lighthizer es una
prueba más.
Muchos en
el sector privado mexicano no entendieron que esta era una etapa de detalles
finos que no se podían ventilar en la opinión pública porque había un acuerdo
de los tres gobiernos.
La
mayoría de los 195 belicosos integrantes del chat CdeJ2020 se sienten
despechados por la 4T. Tal vez Jesús Seade debería apapacharlos.
EL
VIERNES SE entregaron las propuestas para el rompeolas oeste del puerto de
Salina Cruz. Presentaron ofertas 12 compañías. La más baja fue la de Obras
Marítimas HB que dirige Hernán González con 3 mil 498 millones de pesos números
redondos. Le siguieron Ingeniería Proyectos y Construcciones IPC con 3 mil 826
millones, CAABSA de los hermanos Luis y Mauricio Amodío con 4 mil 123 millones,
Grupo Gami de Manuel Muñozcano con 4 mil 485 millones, Transportes
Internacionales Tamaulipecos de Javier Cantú Barragán con 4 mil 749 millones de
pesos y Grupo ICA de Guadalupe Phillips con 4 mil 756 millones de pesos, entre
los más relevantes. El fallo es en la segunda semana de enero.
RESPECTO
AL LIBRAMIENTO Carretero Poniente de Aguascalientes, efectivamente el
gobernador de ese estado, Martín Orozco, pretende entregárselo en charola de
plata a Red de Carreteras Occidentes (RCO). Ya hay un acuerdo en principio con
esa empresa dirigida por Demetrio Sodi Cortés, que justo ahora está en una
etapa de transición en la que el fondo soberano de Singapur, GIC, y la española
Abertis, están comprando a Goldman Sachs 70 por ciento de las autopistas que
tiene bajo su control. Hablamos de ocho autopistas que suman 876 kilómetros,
donde ahora el libramiento de Aguascalientes resulta estratégico.
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