Enrique
Quintana.
En plena
manifestación del 8 de marzo, cuando el tema informativo más importante
parecía ser el imparable movimiento de las mujeres, nos enteramos que el dólar
se disparó a más de 21 pesos, aunque luego bajó un poco a niveles ligeramente
menores.
Esto es
resultado de la caída en los precios del petróleo, tras la decisión de Arabia
Saudita de iniciar una guerra de precios en el mercado petrolero. En minutos,
el WTI y el Brent cayeron en 21 por ciento y los futuros de las bolsas se
desplomaron hasta 4 por ciento.
Este
lunes tendremos una gran turbulencia financiera en todo el mundo.
La
petrolera saudí inició este domingo una guerra de precios y bajó de 3 a 4
dólares por barril el precio de su petróleo a ciertos clientes, lo que disparó
una caída generalizada. La caída acumulada en el petróleo entre el 6 de enero y
la noche de ayer es de 47 por ciento.
Hoy
quizás, la mezcla mexicana se ubicará apenas por arriba de los 30 dólares.
La
decisión de los saudís ocurrió tras el fracaso de la reunión de la OPEP de la
semana pasada, que buscaba un recorte en la producción que mitigara la caída de
los precios.
El
problema de fondo, aunque usted pudiera no creerlo, es el coronavirus.
Le he
comentado que pronto aparecerán indicadores de la economía china que van a
confirmar el desastre que tuvo en los primeros meses del año.
China es
el principal importador de crudo de todo el mundo y la caída de su demanda le
habrá pegado de manera directa al mercado petrolero en todo el orbe.
Sin embargo,
eso no es todo. Apenas estamos viendo las implicaciones financieras de una
situación económica que no tiene precedente desde el año 2009.
Estamos
en la oscuridad. No sabemos a ciencia cierta cuál vaya ser el alcance de los
impactos derivados de la pandemia del coronavirus. Sin embargo, cada vez se
generaliza más el temor de que podamos caer en una recesión económica mundial.
Las
medidas tomadas en Italia este fin de semana que pusieron en cuarentena a 18
millones de personas indican que es probable que en el corto plazo la única
defensa contra el coronavirus sea el aislamiento de personas, localidades, e
incluso provincias completas.
Y no se
trata exclusivamente de un hecho económico con sus repercusiones financieras.
Una
sacudida de la magnitud de la que estamos viendo, va a cambiar de modo
importante las ecuaciones políticas en todo el mundo.
En el
caso de Estados Unidos, una crisis económica en el año electoral podría
redefinir completamente las perspectivas de la elección presidencial.
Quizás lo
que estemos viendo en estos días sea el fin de la posibilidad de reelección de
Donald Trump, ya que el presidente de los Estados Unidos ha usado como su logro
más preciado el buen desempeño económico.
Una
economía en crisis cambiaría de manera radical las preferencias electorales.
Pero, aun
en México estamos ante un punto de quiebre.
A diferencia
de Estados Unidos, aquí teníamos una situación de estancamiento, pero en
medio de estabilidad cambiaria y financiera que permitió la recuperación de los
salarios reales.
Si ésta
se rompe, y al estancamiento se suma la inestabilidad, también habrá un impacto
significativo en las preferencias políticas.
Y si a
ello usted suma el movimiento telúrico que está significando la protesta de las
mujeres, a través de marchas el día de ayer y hoy mediante un paro inédito,
tendremos un cambio totalmente sorpresivo en las inclinaciones políticas en
México.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario.