Julio Astillero.
Encarrerado
en consolidar su caracterización como el más rudo opositor empresarial a Andrés
Manuel López Obrador (AMLO), el presidente de la Confederación Patronal de la
República Mexicana (Coparmex), Gustavo de Hoyos Walther, no dejó pasar ayer la
oportunidad de decir que el Presidente de la República ni ayuda ni se deja
ayudar y, aún más, miente.
En el papel
del policía bueno, Antonio del Valle, presidente del Consejo Mexicano de
Negocios (la entidad privada que negoció con el Banco Interamericano de
Desarrollo un programa de créditos a empresas mexicanas), matizó al decir que
AMLO había tenido un malentendido, pues el mencionado programa no implica
ninguna obligación para el erario nacional: No hay aval crediticio alguno por
parte de la Secretaría de Hacienda, no hay recursos del sector público, no se
incrementa la deuda, es de operación privada.
Aún así, Del
Valle aseguró que la secretaría a cargo de Arturo Herrera ha estado informada
del plan de créditos del BID a micro, pequeñas y medianas empresas que son
proveedoras de grandes corporativos. El propio BID, a través de su
representación en México, aseguró que lo anunciado ya había sido informado a
Hacienda y que en esta secretaría se había considerado bueno el proyecto.
El tema se
proyectó desde la plataforma conocida como La mañanera. El Presidente de México
dijo que no le parecían las formas correspondientes al anuncio hecho por el
consejo empresarial y el banco de financiamiento antes mencionados. Preguntado
acerca de si otorgaría su administración el aval al acuerdo anunciado este
domingo, respondió: Ese aval no podemos otorgarlo, porque no queremos endeudar
al país y queremos rescatar, primero, a los más necesitados.
También
encarrerado, López Obrador se dejó ir: “Además, no me gusta mucho el ‘modito’
de que se pongan de acuerdo y quieran imponernos sus planes. ¿Se hace un
acuerdo y ahora que Hacienda lo avale? ¿Y qué? ¿Nosotros estamos aquí de
floreros? Imagínense que el Presidente se entera de que ya hubo un arreglo, que
ya nada más van a pedirle que Hacienda avale. ¿Así se lo imaginaron? ¿O cuando
dijeron ‘que el gobierno se adhiera a nuestro plan económico’? ¡¿Cómo?! Es
mucha la prepotencia”.
Tres puntos
resaltan del desahogo declarativo que tuvo ayer López Obrador: no le gusta el
modito de esta parte de la élite empresarial; es decir, la forma en que ese
segmento hace política y se relaciona con el máximo poder político, asentado en
Palacio Nacional; el Presidente de México no es un florero; y son prepotentes
quienes promueven que el gobierno federal se adhiera al plan económico
propuesto por esos empresarios. Es decir, más allá del diferendo específico
(los créditos negociados directamente por el Consejo Mexicano de Negocios con
el BID), el desacuerdo es más amplio y, por lo que se ve, creciente.
Al anterior
escenario complicado han de sumarse las inquietudes e insinuaciones del propio
López Obrador ante la autorización del Banco de México para destinar 750 mil
millones de pesos al apoyo de pequeñas y medianas empresas: pidió cuidar que
los recursos realmente se destinen a tales fines y no vayan a servir para
salvar a grandes corporaciones o bancos. Hay que tener mucho cuidado, porque el
Banco de México es una institución autónoma y hay que respetar sus decisiones.
Pero sus reservas no son del Banco de México, ni siquiera del gobierno, sino de
la nación (...) no vaya a ser que se pretenda rescatar empresas que antes del
coronavirus ya tenían problemas financieros.
Astillas:
Irma Eréndira Sandoval Ballesteros, secretaria de la Función Pública, se
convirtió en la primera pieza del gabinete presidencial en dar positivo en
Covid-19 (desde el pasado 20). El reporte oficial dice que no tiene síntomas
graves y que está en aislamiento, pero en excelente estado de salud y
trabajando por vía remota.
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