Salvador
Camarena.
“Burro,
peor, crisis, mal, ridículo, criminal, terrible, violencia, pérdida, locos,
ilegal, culpa, preocupante, feo, destruir, tiempo, emergencia, solo,
ignorancia, grave, ignorante, recesión, contagio, vergüenza…”.
Quién es
propenso a usar estas palabras “negativas” en cientos y cientos de mensajes en
Twitter: ¿Gerardo Fernández Noroña o Javier Lozano?
¿No saben
cuál de los dos políticos usa esos términos? Va nueva pista: “Bruto, desastre,
incompetencia, desgracia, cobarde, desinformación, ingenuo...”.
¿Ya? ¿Listos
con su respuesta? Si eligieron al actual diputado o al excolaborador de Felipe
Calderón, se equivocaron. Si eligieron a los dos, acertaron.
Los términos
arriba incluidos son compartidos por el morenista y por quien en la campaña de
2018 apoyara al candidato priista José Antonio Meade.
Hay una
herramienta para análisis de discurso llamada AFINN. Ese instrumento clasifica
las palabras con respecto a su carga emocional, otorgándoles valores positivos
o negativos.
Un buen
amigo que domina esa metodología, y que prefiere quedar en el anonimato, corrió
2 mil 583 mensajes de Twitter de Fernández Noroña y un millar de trinos de
Lozano. Me explica el colega que la diferencia en el volumen se debe a que el
primero tuitea más que el segundo, pero que al final los resultados muestran
tendencias parecidas.
Fernández
Noroña y Lozano tienen mil 411 palabras en común en los mensajes analizados.
Pero, ojo, no todos esos términos están catalogados por AFINN. Sin embargo,
veamos los que sí fueron localizados en esa plataforma.
De las 370
palabras emitidas por Fernández Noroña que sí tienen concordancia en
diccionario AFINN, 218 son consideradas por esa metodología como “negativas”,
es decir 58 por ciento.
Por su
parte, de las 170 palabras utilizadas por Lozano que sí corresponden al
diccionario AFINN, 93 son consideradas “negativas”, o sea 54 por ciento.
En otras
palabras, si el mundo de los valores positivos o negativos de las palabras
fuera como lo dice AFINN, tendríamos que los tuits de Noroña y Lozano recurren
casi en la misma proporción a términos malos y buenos.
Y para más
claridad de lo anterior están todas las palabras entrecomilladas en los
primeros párrafos de esta columna, que son, ni más ni menos, sólo algunas de
las que ambos utilizan y que están clasificadas por la metodología AFINN como
negativas.
La
Confederación Patronal de la República Mexicana dio ayer un anuncio que
trascenderá. Gustavo de Hoyos, presidente de ese importante organismo, informó
a la opinión pública que Javier Lozano, expriista, expanista, y ahora no
sabemos dónde milita, será vocero de la Coparmex.
Ya tendrá
tiempo De Hoyos de explicar ese fichaje. Y no porque Lozano carezca de
experiencia en vocerías, para nada, sino por el mensaje que la patronal envía.
Lozano es un
personaje que, orgulloso, representa todo lo que los votantes mandaron al
basurero el 1 de julio de 2018.
Cuando
algunas voces urgen a encontrar una vía alternativa al pasado, precisamente
para zafarse del candado retórico con que fácilmente el presidente López
Obrador manda a la lona a quienes añoran un pasado que los electores reprobaron
sonoramente hace casi dos años, la Coparmex le da al primer mandatario un
regalo invaluable.
Lozano es
agua de mayo para Palacio Nacional. Un adversario a modo. Con capacidad
retórica, sí, pero al que si algo de credibilidad le quedaba, la quemó en los
inciensos al PRI de Peña Nieto, que eso fue la candidatura de ese partido en
2018. El manido discurso de los “conservadores”, del “prianismo”, etcétera,
ayer recobró vitalidad gracias a, quién lo diría, Gustavo de Hoyos.
Cuando
necesitábamos más mesura, novedad de personajes con capacidad de construir
puentes para salir de la polarización, la Coparmex ficha a un 'Noroña'.
Increíble.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario.