Raymundo Riva Palacio.
El 25 de
enero, cinco días después de asumir la presidencia, Donald Trump concedió la
primera entrevista a la televisión. Fue en la Oficina Oval de la Casa Blanca
por la mañana, justo cuando a unos metros de ahí, el secretario de Relaciones
Exteriores, Luis Videgaray, y una pequeña comitiva mexicana, iniciaban con el
equipo de Trump los preparativos de la visita del presidente Enrique Peña Nieto
a Washington. Sin importar el momento, Trump le dijo al conductor del noticiero
estelar de la ABC, David Muir, que México pagaría por el muro, rompiendo un
compromiso forjado semanas antes por Videgaray y el yerno de Trump, su
consejero, Jared Kushner, de que no volvería a tocar el tema en público. Esos
días en Washington quedaron registrados como el punto más bajo de la relación
entre los dos países en tiempos de paz, y produjeron la cancelación de la
visita. Para tratar de apagar el fuego, se acordó la conversación telefónica
entre los dos presidentes.
La llamada
se dio el 27 a las 10 de la mañana con 28 minutos, hora de Washington.
Versiones sobre esa llamada han circulado profusamente desde entonces, pero
este jueves, el periódico The Washington Post publicó la transcripción de ese
diálogo, que abarca cinco mil 448 palabras en inglés –muy superior habría sido
ese total en español–, y que muestra a Trump en su mejor representación como
presidente: agresivo, condescendiente, barroco, cursi, contradictorio,
amenazante e impredecible. El diálogo fue intenso y por bloques, saltando Trump
de un tema a otro. Para un mejor entendimiento del tipo de locura con la que
tiene que lidiar Peña Nieto –y el mundo–, lo siguiente es una síntesis editada
y sin el orden como se llevó a cabo esa conversación, cuyo contexto de inicio
fueron las diferencias entre los dos gobiernos:
Peña Nieto:
Señor presidente. No es una diferencia personal. Pero es impensable y no puedo
ignorarlo porque es totalmente inaceptable para los mexicanos que paguen el
muro que usted piensa construir. Entiendo, señor presidente, el pequeño margen
político que tiene, en términos de todo lo que ha dicho desde la campaña. Pero
también quiero que entienda, presidente Trump, la falta de margen que tengo
como presidente de México para aceptarlo.
Trump: Lo
único que le pediré es sobre el muro. Usted y yo tenemos un problema político.
Mi gente se levantará y dirá ‘Mexico pagará por el muro’, y su gente
probablemente dirá lo mismo en lenguaje similar pero diferente. El hecho es que
los dos estamos un poco atados políticamente porque tengo que hacer que México
pague el muro. He estado hablando de ello por dos años.
Peña Nieto:
Usted tiene una gran marca en su espalda, señor presidente, con respecto a
quién paga por el muro. Es por lo que sugiero que dejemos de hablar del muro.
Pero mi posición ha sido y continuará siendo muy firme para decir que México no
pagará por el muro.
Trump: Pero
no puede decir eso a la prensa. No puedo soportarlo. No puede decirle eso a la
prensa porque no puedo negociar bajo esas circunstancias.
Peña Nieto:
Lo entiendo bien, señor presidente. Entiendo este punto crítico y la crítica
posición que esto constituye para su país y para usted… o México. Este es un
tema que, más allá de la situación económica, está relacionado a la dignidad de
México y al orgullo nacional de mi país. Dejemos de hablar del muro y busquemos
una forma creativa para resolver este tema, que nos sirva a ambos, a los dos
gobiernos y a nuestras sociedades.
Trump: Está
bien Enrique. Creo que es justo. No hablemos del muro cuando la prensa hable
sobre el muro, y digamos ‘veamos cómo lo podemos resolver con México’.
Trump
incumplió el compromiso. En el marco de la cumbre del G-20 en Hamburgo,
respondió a una corresponsal que preguntó si México pagaría por el muro:
“Absolutamente”. En la llamada con Peña Nieto, cuya mayor parte se concentró en
pedirle que dejara de decir que no pagaría por el muro, combinó amenazas
comerciales e insultos sobre el narcotráfico.
Trump:
Tienen unos hombres duros en México que quizá necesiten ayuda para
enfrentarlos. Tienen que ser noqueados y ustedes no han hecho un buen trabajo.
Quizá sus soldados les tienen miedo, pero los nuestros no y ayudaríamos al 100
por ciento porque están totalmente fuera de control.
Peña Nieto:
Mucho de lo que está sucediendo en términos de narcotraficantes en México es
ampliamente apoyado por las cantidades de dinero y armas que llegan de Estados
Unidos. Esto ha llevado a que la pelea contra esas bandas criminales tenga la
participación de todo el Ejército mexicano. Está claro que el crimen organizado
es tanto nuestro enemigo como el de su gobierno. Coincido en que debemos de
trabajar juntos.
Trump: Usted
y yo siempre seremos amigos. Debemos convertirnos casi como los padres de
nuestros países –Casi, ¿está bien?, somos tú y yo contra el mundo, Enrique, no
lo olvides. Quiero que seas tan popular, que tu gente pida una enmienda
constitucional para que puedas contender por la presidencia por seis años más.
Peña Nieto:
Es muy amable, señor presidente. Realmente, lo único que me interesa, por el
bien de nuestras naciones, para su gobierno y para usted, es que tengamos una
relación con amistad y muy constructiva, señor Trump.
La historia
ha mostrado lo poco que entendió Trump a Peña Nieto, lo malo de la relación
bilateral bajo su administración, y las dificultades, por decir lo menos, que
vendrán.
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