Emilio Lozoya Austin ha guardado
prudente silencio en torno a una serie de gastos ilógicos y absurdos durante su
gestión como director de Pemex; nada dijo, por ejemplo, ni cuando la Auditoría
Superior de la Federación documentó las pifias de un contrato multianual para
la compra de 700 carros tanque a una empresa texana en mayo de 2013. El
funcionario se mostró generoso y pagó un anticipo de 30% a la firma, que
finalmente no entregó las unidades. Y aun cuando todo eso está documentado,
nadie le ha pedido cuentas.
El escándalo
que envuelve al exdirector de Pemex, Emilio Lozoya Austin –quien presuntamente
recibió más de 10 millones de dólares en sobornos de parte de la empresa
brasileña Odebrecht–, representa sólo
36.5% de los millones de dólares que él le entregó a una empresa asentada en
Texas para la construcción de 700 carros tanque, de los cuales sólo 15 se
incluyen en el inventario de la petrolera.
Lozoya hizo
esa inexplicable operación cuando estuvo en la dirección de Pemex. Y, a
diferencia del caso Odebrecht –que se basa en señalamientos de tres
exfuncionarios de la empresa brasileña–,
estas irregularidades están documentadas por la Auditoría Superior de la
Federación (ASF). Pese a ello, el talentoso operador y favorito de Enrique Peña
Nieto continúa intocable.
El 30 de
mayo de 2013 –Lozoya tenía sólo cinco meses en el gabinete de Peña Nieto–, la
petrolera autorizó un contrato multianual por 91 millones 295 mil 500 dólares
para que Pemex Refinación comprara 700 carros tanque para transportar
hidrocarburos destilados (gasolina) de las refinerías de Tula y Salamanca, así
como para el desalojo de metales pesados.
Para realizar todos sus proyectos,
así como para licitar y firmar contratos, Pemex requiere de la autorización de
la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP). Cuando la petrolera pidió
esa autorización, el secretario de Hacienda era Luis Videgaray, quien avaló el
proyecto bajo el número 1218T4M0036.
La empresa contratista se comprometió
a entregar el 30 de septiembre y el 31 de octubre de 2015 los 700 carros
tanque. Hasta ahora, según corroboró la ASF al realizar su auditoría financiera
y de recepción de los bienes, sólo hay 15 de esos vehículos en la refinería de
Tula, que ni siquiera están a nombre de Pemex, pues se mantienen bajo la tutela
de la contratista.
El problema
no es sólo la inexistencia de los carros tanque, sino que el entonces director
de Pemex dio a la empresa 27 millones 359 mil 100 dólares como anticipo. Esa
suma se perdió, según la ASF.
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