Martín Moreno.
El terremoto
del 19 de septiembre de 2017 exhibió lo mejor y lo peor de los mexicanos y de
sus políticos: una sociedad solidaria, jóvenes saliendo de su zona de confort y
erigiéndose en rescatistas y constructores y todos, a su alcance, apoyando y
consolando a los damnificados. Ejemplar reacción.
Sin embargo,
también está la otra cara de la moneda:
desde la ruindad hasta la incompetencia política, pasando por la mentira
mediática.
Del engañoso “hablé con los padres de
la niña (¿?) …” de Danielle Dithurbide, hasta el insensible “vivimos escenas
como si estuviéramos en una película de Hollywood (¿?¡!)” de Miguel Ángel
Mancera.
De políticos
corridos y zapeados: Osorio Chong, Avelino Méndez, Graco Ramírez.
De un PRI que se cuelga de la demanda
ciudadana de otorgar más recursos a damnificados que a partidos en 2018…pero
con el gato encerrado: dejar sin dinero a la oposición, mientras los priistas
chuparían del erario de sus gobernadores, sin daño patrimonial-electoral
alguno. Sacando raja de la desgracia, pues.
Una sociedad
solidaria.
Una clase política gandalla.
Damnificados
en la política…y en los medios.
La comedia llamada “Frida Sofía”
redujo, a márgenes delgados y dramáticos, la escasa credibilidad informativa
que tenía Televisa, de sí cuestionada por su perfil oficialista.
“Fue la
Marina…”, acusaron los conductores de Televisa. Y sí: fue el almirante Vergara
quien alimentó, informativamente, que una niña de nombre Frida Sofía estaba
atrapada entre los escombros del colegio Enrique Rébsamen, generando, a partir
de esa versión, un caso mediático
prendido de una niña, que no se veía desde el episodio de la menor Paulette
Gebara Farah. Un “rescate” que llegó hasta la prensa internacional.
“Ya movió la
manita…” “Ya tomó agua…” “Dice que está con otros niños…”, reproducía la
reportera Dithurbide, citando – en algunas sí, en algunas otras no-, la fuente
original: el almirante Vergara.
Los demás
medios se colgaron del drama.
Vamos, en su
cabeza principal del jueves 21 de septiembre, el diario Milenio se atrevió a
publicar, entrecomillada, una frase de “Frida Sofía”: “Estoy debajo de una mesa
muy fuerte…”. Sin comentarios.
¿Qué errores
cometió Televisa en su cobertura ininterrumpida desde el Colegio Enrique
Rébsamen, esperando que llegara el milagro de rescatar viva a “Frida Sofía”? A
entender del columnista, fueron tres:
No reportear
con mayor amplitud. No buscar otras fuentes de información y depender de una
sola versión, convirtiéndose así en voceros más que en periodistas.
“Hablé con
los padres de la niña y me pidieron no revelar el nombre de su hija…”, dijo, a
oídos de todos, Danielle Dithurbide, refiriéndose a Frida Sofía. Y a sus
padres: los padres de un fantasma. Padres fantasmas. Lamentable. Confirmaba así
la reportera, de su cosecha, que sí existía una niña atrapada.
Cobertura desmedida y desmesurada
desde la escuela Rébsamen, lo que convirtió a una cobertura informativa en un
en un reality show. La misma tragedia colectiva se vivía en San Gregorio, Xochimilco, o en
Álvaro Obregón 286. O en Tlalpan y Taxqueña, con multifamiliares derrumbados.
Empero, Televisa prefirió explotar el factor infantil, con el drama – legítimo
y entendible- que ello conlleva, aunque en
su afán por ganar rating, se olvidó de las demás víctimas. La falta de
imparcialidad informativa de Televisa la hundió. El sello de la casa.
MANCERA,
DAMNIFICADO. Hasta la hora de entrega de esta columna (martes 26 por la tarde),
el jefe de Gobierno capitalino no había visitado, una semana después, ni San
Gregorio, ni Álvaro Obregón 286 donde, inclusive, las familias dieron una
conferencia de prensa en la que acusaron que el gobierno capitalino no había
hecho nada. “Que quede claro que la ayuda real del gobierno de la CDMX llegó el
día 7 del derrumbe en Álvaro Obregón, habemos miles de testigos”, acusó en su
cuenta de TW @johannamurillo. Tienen razón: allí solo apoyaron, inicialmente,
socorristas y ciudadanos. En Xochimilco,
Mancera ni siquiera contempló ir. Tiene pavor de enfrentar la ira ciudadana.
¿Dónde estuvo Mancera? Encerrado en el C5, tuiteando solamente reportes de
cajón, y cuando salía, era unos cuántos minutos en sets cómodos para tomarse la
foto, cargar una cajita, y adiós. Mancera quedó apabullado por su inacción,
combinada con el ímpetu ciudadano. Ahora veremos hasta cuándo aguantará como
jefe de Gobierno, antes de embarcarse en una aventura política fallida, desde
ahora, como posible candidato presidencial.
NUÑO, DAMNIFICADO. El bisoño
secretario de Educación esperó por horas afuera del colegio Rébsamen para
lograr la foto soñada: cargar a “Frida Sofía”, arroparla, darle un beso en la
frente, rodar una lágrima y ser portada en todos los diarios. Chin. Le falló el
cálculo de propaganda política, aderezada de sentimentalismo. Y en su lance
salió quemado. Ni modo. Tendrá que conformarse con algún cameo en “La Rosa de
Guadalupe”.
OSORIO CHONG, DAMNIFICADO. Primero
abandonó a los damnificados de Oaxaca y Chiapas y prefirió irse, en plena
emergencia, a la boda de una senadora perredista. Luego, intentó regañar a oaxaqueños,
pero en la CDMX le cobraron las
facturas: lo corrieron cuando visitó, rodeado de guaruras, la calle de Bolívar,
entre ciudadanos enardecidos por el oportunismo político del secretario de
Gobernación, y hasta, literal, recibió un zape en la cabeza. Osorio tuvo que
salir huyendo entre el repudio general.
GRACO
RAMÍREZ, DAMNIFICADO. “El gobernador de Morelos y su esposa, Elena Cepeda de
León, son acusados de impedir que los víveres para los damnificados –
provenientes de varios estados de la República y del extranjero-, lleguen a
manos de quienes lo necesitan. La Fepade ya investiga el caso…” (SinEmbargoMX
26-IX -2017). Texto acompañado de infinidad
de testimonios y acusaciones contra el gobernador perredista. Exageradas o no,
ya tundieron a Graco Ramírez que, a la vista de todos, quedó como un vulgar
roba despensas.
AVELINO MÉNDEZ, DAMNIFICADO. El
discreto delegado en Xochimilco visitó… ¡tres días después! a la tragedia en
San Gregorio, con las manos vacías, y caro lo pagó: salió huyendo entre golpes,
patadas, zapes y gritos. ¡Por ojete!, le gritaban al morenista quien, en un
brinco audaz e inesperado, se trepó en un camión de redilas para que lo
rescatara de la turba. Así será recordado: huyendo.
Ante la
tragedia, el PRI se engalla y dice:
¡todo el dinero electoral a damnificados! Pero es plan con maña: sabe perfectamente
que el priismo no perdería: sus gobernadores estarían dispuestos a financiar
(léase comprar) la elección del 2018, y como si nada. Los verdaderos
damnificados políticos serían los otros partidos, sin la capacidad financiera
para compensar sus gastos. Favorecería esa postura al priato.
Ausentes
algunos, damnificados otros.
Los saldos,
hasta hoy, del terremoto.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario.