miércoles, 27 de septiembre de 2017

A tres años de la desaparición de los 43, claman justicia con marcha silenciosa.


A tres años de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, alrededor de cinco mil personas realizaron hoy una marcha silenciosa que partió del Ángel de la Independencia al llamado “anti-monumento” de los 43, ubicado en Paseo de la Reforma y Bucareli.

Vidulfo Rosales, abogado de los padres de los normalistas, aseguró al inicio del evento:

“Son una falsedad las afirmaciones de la PGR en el sentido de que ya se agotó la mayor parte de las líneas de investigación sobre los desaparecidos, ya que en la realidad ninguna hipótesis ha sido agotada”.

Y agregó el abogado:

“Lo que ha hecho la PGR es abordar de manera parcial algunos aspectos de la indagatoria”.

En el acto se dieron cita familiares de los normalistas desaparecidos, miembros de organizaciones sindicales, campesinas, indígenas, obreras y vecinales, así como grupos estudiantiles de distintas universidades.

Antes de iniciar la marcha, todavía en la Glorieta del Ángel, se ofició una “misa ecuménica” en la que participaron pastores de la Iglesia católica, anglicana y luterana, frente a un altar improvisado en el que se colocó un cirio encendido.

Durante la celebración litúrgica, los manifestantes exigieron la aparición de los 43 normalistas, pero también externaron sus condolencias por las víctimas del sismo del pasado 19 de septiembre.

“Hoy es un día de duelo nacional, tanto por ser el tercer aniversario de la desaparición de los normalistas, como por las víctimas y los damnificados del sismo”, dijeron los concelebrantes.

Mientras que la multitud coreaba: “¡Vivos se los llevaron! ¡Vivos los queremos!”.

Alrededor de las cinco de la tarde se inició la marcha, encabezada por los padres de los normalistas, quienes portaban pancartas con las fotografías de sus hijos desaparecidos.

Fue en efecto una caminata silenciosa, la columna de gente que desfilaba por Paseo de la Reforma dejó de corear consignas, llevando un brazo en alto con el puño cerrado.

Ondeaban banderas de México con un moño negro en señal de luto. Y pancartas que decían: “Nos faltan 43”, “Sin justicia no hay paz”, “Fue el Estado”, “Ayotzinapa vive” …

Sólo se oía el sonido de los caracoles que soplaban los grupos de “concheros” que se sumaron a la marcha, quienes también llevaban incensarios de barro con copal encendido.

Uno a uno, fueron desfilando los contingentes de las distintas agrupaciones: Asamblea de Barrios, Frente Popular Francisco Villa, Organización Nacional del Poder Popular, Movimiento de los Trabajadores Socialistas, Comunidad Indígena Otomí, Unión Popular Revolucionaria Emiliano Zapata, simpatizantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

Y entre las agrupaciones sindicales participaron miembros del Sindicato Nacional de Profesores-Investigadores del INAH, así como del sindicato de trabajadores del diario La Jornada.

Hubo también contingentes estudiantiles, sobre todo de la UNAM y de la UAM.

Alrededor de las 7:00 de la noche los manifestantes se concentraron en el llamado “anti-monumento”, una escultura del número 43 colocada en el cruce de Reforma y Bucareli.

Ahí, algunos padres de familia tomaron la palabra para volver a exigir la aparición de los normalistas. Y la multitud –a tres años de la desaparición– volvió a corear su clásico grito de consigna: “¡Vivos se los llevaron! ¡Vivos los queremos!”.

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