A tres años
de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, alrededor de cinco mil
personas realizaron hoy una marcha silenciosa que partió del Ángel de la
Independencia al llamado “anti-monumento” de los 43, ubicado en Paseo de la
Reforma y Bucareli.
Vidulfo
Rosales, abogado de los padres de los normalistas, aseguró al inicio del
evento:
“Son una falsedad las afirmaciones de
la PGR en el sentido de que ya se agotó la mayor parte de las líneas de
investigación sobre los desaparecidos, ya que en la realidad ninguna hipótesis
ha sido agotada”.
Y agregó el
abogado:
“Lo que ha hecho la PGR es abordar de
manera parcial algunos aspectos de la indagatoria”.
En el acto
se dieron cita familiares de los normalistas desaparecidos, miembros de
organizaciones sindicales, campesinas, indígenas, obreras y vecinales, así como
grupos estudiantiles de distintas universidades.
Antes de
iniciar la marcha, todavía en la Glorieta del Ángel, se ofició una “misa
ecuménica” en la que participaron pastores de la Iglesia católica, anglicana y
luterana, frente a un altar improvisado en el que se colocó un cirio encendido.
Durante la
celebración litúrgica, los manifestantes exigieron la aparición de los 43
normalistas, pero también externaron sus condolencias por las víctimas del
sismo del pasado 19 de septiembre.
“Hoy es un
día de duelo nacional, tanto por ser el tercer aniversario de la desaparición
de los normalistas, como por las víctimas y los damnificados del sismo”,
dijeron los concelebrantes.
Mientras que
la multitud coreaba: “¡Vivos se los llevaron! ¡Vivos los queremos!”.
Alrededor de
las cinco de la tarde se inició la marcha, encabezada por los padres de los
normalistas, quienes portaban pancartas con las fotografías de sus hijos
desaparecidos.
Fue en
efecto una caminata silenciosa, la columna de gente que desfilaba por Paseo de
la Reforma dejó de corear consignas, llevando un brazo en alto con el puño
cerrado.
Ondeaban
banderas de México con un moño negro en señal de luto. Y pancartas que decían:
“Nos faltan 43”, “Sin justicia no hay paz”, “Fue el Estado”, “Ayotzinapa vive”
…
Sólo se oía
el sonido de los caracoles que soplaban los grupos de “concheros” que se
sumaron a la marcha, quienes también llevaban incensarios de barro con copal
encendido.
Uno a uno,
fueron desfilando los contingentes de las distintas agrupaciones: Asamblea de
Barrios, Frente Popular Francisco Villa, Organización Nacional del Poder
Popular, Movimiento de los Trabajadores Socialistas, Comunidad Indígena Otomí,
Unión Popular Revolucionaria Emiliano Zapata, simpatizantes del Ejército
Zapatista de Liberación Nacional.
Y entre las
agrupaciones sindicales participaron miembros del Sindicato Nacional de
Profesores-Investigadores del INAH, así como del sindicato de trabajadores del
diario La Jornada.
Hubo también
contingentes estudiantiles, sobre todo de la UNAM y de la UAM.
Alrededor de
las 7:00 de la noche los manifestantes se concentraron en el llamado “anti-monumento”,
una escultura del número 43 colocada en el cruce de Reforma y Bucareli.
Ahí, algunos
padres de familia tomaron la palabra para volver a exigir la aparición de los
normalistas. Y la multitud –a tres años de la desaparición– volvió a corear su
clásico grito de consigna: “¡Vivos se los llevaron! ¡Vivos los queremos!”.
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