Javier Risco.
Reconstrucción
es un término que hemos escuchado una y otra vez desde el primer sismo del 7 de
septiembre, y mucho más con el que sacudió Ciudad de México. Se ha vuelto la
palabra favorita de políticos y autoridades, pero, para levantarse de una
tragedia como la del 19-S, ¿es suficiente ‘reconstruir’ lo que se cayó?
Han pasado
43 días y con varios peritajes internos, el Tecnológico de Monterrey Campus
Ciudad de México también ha tomado la decisión de ‘reconstruirse’, o, mejor
dicho, construir casi desde cero. Así nos lo dijo ayer en el programa Así las
cosas de W Radio Rashid Abella, vicepresidente del Tecnológico de Monterrey
capitalino:
“Estamos por
replantearnos un nuevo campus del Tecnológico de Monterrey en la Ciudad de
México. A pesar de que los estudios nos indican que los edificios no presentan
daño estructural y pudieran ser reutilizados, hemos tomado la decisión como
institución de plantear un nuevo campus, porque tenemos el modelo Tec21 con
características de actividades basadas en métodos donde los alumnos requieren
espacios abiertos, espacios que fomenten la creatividad y la innovación, y es
una oportunidad para crear un nuevo campus con estas características”.
Es necesario
detenerse en esta respuesta y en las justificaciones por parte de las
autoridades educativas de la reconstrucción de este campus.
Cinco
jóvenes murieron, 40 salieron heridos y cientos de alumnos más siguen sin
respuestas, pero la concentración de las autoridades está en justificaciones y
nuevos edificios. Plantean un nuevo proyecto de ciudad universitaria porque,
aunque en ningún momento señalan que ésta se hará por las afectaciones del
sismo, el propio Abella declara que, pese a que sus instalaciones no “presentan
daño estructural y pudieran ser reutilizados”, la institución ha decidido
emprender este proyecto arquitectónico, incluso agregan a la justificación un
modelo educativo que implica “espacios abiertos”.
En un asunto
tan delicado hay que cuestionar más ante cada respuesta, porque no se trata de
soluciones que sólo mitiguen a mediano plazo.
Sin embargo,
las respuestas dadas hasta ahora generan más confusiones. En la misma
entrevista, Rashid Abella acepta que, de acuerdo con un peritaje realizado por
García Jarque Ingenieros, “la razón por la que los puentes cayeron es porque
las ménsulas en las que se apoyaban no eran suficientemente largas, esto se
atribuye a un posible error de diseño, a un posible error de construcción o
bien en la supervisión de quienes estaban encargados de este proceso, las razones
no son por cuestiones de daños estructurales, las razones son por unas ménsulas
que a ojo de los expertos pudieron haber sido más grandes”.
¿Entonces? ¿Hubo o no negligencia?
¿Quién diseñó? ¿Quién supervisó la construcción? ¿Quién se encargaba de las
revisiones periódicas que todos los edificios requieren?
En las
explicaciones del funcionario hay un señalamiento directo por parte del
Tecnológico de Monterrey de los posibles responsables de la muerte de los
estudiantes el 19 de septiembre pasado: quienes diseñaron los puentes de su
institución. No obstante, no hay respuestas claras sobre las acciones a
emprender. Aseguran que van a dejárselo a las autoridades y que es a ellos a
quienes corresponde la investigación, sin embargo, ¿cómo pretenden hacer una
nueva construcción, si no saben qué parte del proceso falló? Es una moneda al
aire en la que la apuesta son las vidas de los cientos de alumnos que ponen su
seguridad en sus manos.
Reconstruirse,
es más, mucho más que rehacer edificios y levantar puentes, significa sanar
heridas con el acceso a la verdad, con investigación para dar respuestas a las
familias y con la seguridad de que seguir adelante significa corregir errores y
prevenir.
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