La revista
The Economist dice en su última edición que, si bien es cierto que el escándalo de presunta corrupción de Ricardo
Anaya, la intervención de la Procuraduría General de la República (PGR) y el
enfrentamiento con José Antonio Meade apuntalan a Andrés Manuel López Obrador,
también lo es que significa una ruptura con un pasado en donde el Partido
Revolucionario Institucional (PRI) y Acción Nacional (PAN) no son recordados
“con cariño”.
“Hay otras razones para su crecimiento [de López Obrador, candidato
presidencial del Movimiento de Regeneración Nacional, en las encuestas]. Los mexicanos no recuerdan con más cariño a
los anteriores gobiernos del PAN que a los del PRI.
Solo López Obrador representa una
ruptura con el pasado. Una elección con solo una ronda le da una ventaja sobre los rivales que
desechan el voto anti-AMLO”.
El artículo
–que no es amable con el candidato de izquierda– se centra, más bien, en las
acusaciones formuladas por la PGR y la Secretaría de Hacienda en contra de
Anaya. Se titula “Cómo puede ganar AMLO en México”. Ve con reserva al
izquierdista y dice, como en el pasado, que su postulación y crecimiento
“genera pánico en los mercados”. Lo llama “populista de izquierda”.
Pero el
autor del artículo en The Economist –nunca van firmados– también ve esta
elección con cierta resignación. Dice que los distintos factores, desde el
escándalo de Anaya hasta el pleito con Meade, así como el mal desempeño del PRI
y PAN en el pasado, ponen a López Obrador a la cabeza.
Según la
revista, López Obrador será el claro favorito para la presidencia cuando
inicien las campañas, este 30 de marzo. “Sus dos principales rivales son
moderados políticos, pero su rivalidad no es menos amarga por eso. Uno está
respaldado por el Gobierno [federal]. El otro está sintiendo el calor del
Procurador federal. Para muchos mexicanos, eso huele a prejuicio político.
También
aumenta las posibilidades de que López Obrador gane la presidencia, una
perspectiva que aterroriza a los mercados y pone en riesgo las reformas
económicas”.
Retoma cómo
el 21 de febrero, el Procurador General interino, Alberto Elías Beltrán,
confirmó que estaba investigando un acuerdo de propiedad que involucraba a
Anaya. “Esto ha sacudido durante una campaña en la que los principales
problemas son el crimen y la corrupción”.
“Pocos votantes piensan que José
Antonio Meade, el candidato del gobernante Partido Revolucionario Institucional
(PRI), es el mejor candidato para enfrentar estos males. Nadie ha acusado a
Meade, un ex Secretario de Hacienda y de asuntos Exteriores, un tecnocrática,
de cometer un delito. Pero los votantes consideran que el PRI y el actual presidente
de México, Enrique Peña Nieto, son cómplices de la anarquía. El crimen se ha
disparado.
El gobierno de Peña ha sido acusado
de corrupción. En febrero, el auditor del gobierno dijo que 1, 300 millones de
pesos de dinero público habían desaparecido de dos secretarías administradas
por Rosario Robles, ahora Secretaria de Desarrollo Agrario. La reputación personal de Peña fue
dañada en 2014 después de los informes de que su esposa había adquirido una
casa con la ayuda de un hombre de negocios que tenía contratos con el
gobierno”, dice la revista.
“El ex alcalde
izquierdista de la Ciudad de México tiene una carrera de décadas de insultos
contra las élites corruptas y de promesas de limpiar México a través de la
fuerza de su rectitud. Aunque los
presidentes sirven por un solo período de seis años, López Obrador dice que los
mexicanos tendrán la oportunidad de sacarlo de su cargo cada dos años. Él dice que haría que las instituciones
como el Procurador General sean más independientes. Él es el único de los tres
principales candidatos para enfatizar esto”, agrega The Economist.
La
publicación detalla las operaciones realizadas por Ricardo Anaya y por las que
la Procuraduría lo señala. Habla, de hecho, con el panista, quien le ofrece
documentos. La revista dice que “independientemente de si la defensa de Anaya
se sostiene o no, la conducción del caso plantea preguntas sobre la
independencia de las agencias encargadas de hacer cumplir la ley y su relación
con el PRI”.
The Economist recuerda que en
diciembre de 2016, ejecutivos de Odebrecht afirmaron haber pagado sobornos por
valor de 10 millones de dólares a Emilio Lozoya, “amigo íntimo de Peña y asesor
de su campaña presidencial en 2012. Se convirtió en el jefe de Pemex, la empresa petrolera estatal. Elías Beltrán despidió al investigador el
año pasado, supuestamente por divulgar ilegalmente información sobre la
investigación. Este mes, un juez federal suspendió la investigación
indefinidamente”.
Todo esto
“sugiere que la oficina del procurador aún no ha logrado la independencia y la
estatura que se supone que tiene como parte de un nuevo ‘sistema
anticorrupción’ creado por Peña”, dice.
La revista
inglesa, de gran penetración en el mundo de las finanzas, los negocios y la
economía a nivel global, dice que la
ventaja de López Obrador “se ha ampliado desde que Elías Beltrán lanzó su
investigación” contra Anaya.
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