A partir de
hoy y por los próximos 90 días, el territorio nacional será el escenario de los
actos de proselitismo político de los aspirantes a la Presidencia de la
República. Andrés Manuel López Obrador iniciará en Chihuahua, hogar de 2.7
millones de electores. Ricardo Anaya Cortés lo hará en Guanajuato, donde
buscará ganarse a 4.3 millones de connacionales con credencial para votar. José
Antonio Meade Kuribreña arrancará en Yucatán, que representa 1.3 millones de
votos. Y Margarita Zavala Gómez del Campo iniciará campaña en la capital del
país, donde habitan 7.6 millones de votantes.
Pero ¿cómo
llegan los cuatro aspirantes al arranque de la carrera presidencial?
AMLO lleva la ventaja, de acuerdo con
lo que marcan las más recientes encuestas. Tiene entre 10 y 18 puntos
porcentuales arriba de sus competidores más cercano: Anaya y Meade. En algunas
muestras de preferencia, el candidato blanquiazul le saca cinco puntos al del
tricolor, en otras más Meade ya está empatado con Anaya. Al fondo está
Margarita Zavala, al menos 13 puntos atrás del panista y el priista, aunque aún
nada está escrito.
La campaña
que inicia este viernes será un evento sin precedentes debido a sus costos y
complejidad. Más de 3 mil 400 cargos estarán en disputa a nivel federal y
local. Y sólo en el caso de los presidenciables, la búsqueda del voto de los
ciudadanos implicará un gasto superior a 2 mil 191 millones de pesos del
bolsillo de los mexicanos.
El Partido Revolucionario
Institucional (PRI) tiene los mayores recursos: 547 millones sólo para actos de
proselitismo. Mientras que a los partidos Acción Nacional (PAN), de la
Revolución Democrática (PRD) y Movimiento Regeneración Nacional (Morena) les
fueron asignados 413, 248 y 207 millones de pesos, respectivamente.
Margarita
Zavala Gómez del Campo, por su parte, renunció a la parte proporcional de una
partida de 43 millones de pesos que fue asignada a todos los candidatos
independientes que van por cargos federales: diputados, senadores y presidente
de la República.
AMLO, EL
MEJOR ARRANQUE.
López
Obrador llega con un nuevo aire y una fortaleza que serán muy difícil de
superar, coincidieron especialistas consultados por SinEmbargo, quienes también
consideran que sólo él mismo puede ser el causante de su derrota.
Además,
dijeron, los antecedentes históricos están en su contra.
Entre
noviembre de 1999 y febrero de 2000, en el marco de las elecciones
presidenciales, el priista Francisco Labastida Ochoa pasó de tener 12.4 a tres
puntos porcentuales de ventaja sobre su opositor más férreo, el panista Vicente
Fox Quesada. Al final, Fox venció a Labastida con 5.6 puntos de ventaja.
Algo similar
sucedió en los comicios de 2006 y 2012. Entre noviembre de 2005 y mayo de 2006,
la diferencia entre López Obrador y Felipe Calderón Hinojosa pasó de 10 a un
punto porcentual. Al concluir el proceso de votación del 1 de julio, Calderón
venció a AMLO con escasos 0.62 puntos porcentuales de diferencia. Y entre
noviembre de 2011 y febrero de 2012, la ventaja electoral de Enrique Peña Nieto
pasó de 30 a 24 puntos sobre AMLO. Al final, Peña Nieto ganó con 6.6 puntos de
diferencia.
“López Obrador está iniciando
formalmente la campaña con una intención de votos muy alta” –hasta un 40 por
ciento de las preferencias electorales, según las encuestas más recientes–. El
problema es que AMLO “no saber administrar la ventaja”, comentó el doctorando Juan Luis
Hernández Avendaño, analista político de la Universidad Iberoamericana de
Puebla. En ese sentido, dijo que el peor
enemigo de López Obrador es él mismo. Y precisamente en su “exceso de
confianza, está la posibilidad de soberbia en torno a lo que implica llevar una
ventaja [electoral] muy amplia”, lo que es una “enorme debilidad” del
candidato.
De acuerdo
con las opiniones de Hernández Avendaño; de Francisco Abundis Luna, director de
la casa encuestadora Parametría, y de los doctores Nicolás Loza Otero,
especialista en comportamiento electoral de la Facultad Latinoamericana de
Ciencias Sociales (FLACSO), y Gustavo López Montiel, especialista en partidos
políticos del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey
(ITESM), la principal ventaja de AMLO es que representa al voto anti sistema
que va en contra del PRI, del PAN y de todo lo que implica lo que él mismo
define como la “mafia del poder”.
“Está
aprovechando, contextualmente, el hartazgo, la decepción de los malos gobiernos
que fueron tanto el PRI como el PAN”, coincidieron los expertos. Por eso AMLO
llega con gran fuerza. Pero también con grandes debilidades.
Los analistas, en su balance,
encuentran más fortalezas que debilidades en el candidato de las izquierdas.
Algo
significativo es su inicio de campaña en Ciudad Juárez, Chihuahua, ya que en
los últimos 83 años el estado y su metrópoli han sido gobernados por
administraciones priistas y panistas. En ese periodo, la entidad ha tenido 16
Gobernadores tricolor y dos blanquiazules (incluido el actual, Javier Corral Jurado).
Asimismo, el municipio de Ciudad Juárez ha tenido 37 alcaldes priistas y siete
panistas, además de dos independientes entre 2016 y 2018. Es decir, es una
entidad poco afín a los gobiernos de izquierda según los datos del Instituto
Nacional Electoral (INE).
Para los politólogos y estadístico
consultados, en los últimos meses AMLO ha ido a la zona norte “porque es donde
sabe que está más débil”, como dijo Abundis de Parametría. Es decir, zonas en
donde López Obrador “no tenía intención de voto importante” en 2006 y 2012, y
donde ahora comienza a tener impulso, señalan.
“Está
trabajando en subsanar los que han sido los problemas tradicionales de los
candidatos de la izquierda mexicana, que es que tienen una mala distribución
territorial, no sólo de su personal sino también de sus representantes de
casilla”, dijo Nicolás Loza de la FLACSO. Por eso, aseguró que un gran reto
para AMLO también será cubrir el 100 por ciento de las casillas, “porque los
partidos casi nunca logran tener dos representantes por casilla”, situación que
se complica con partidos medianos como Morena.
En enero de
este año, por ejemplo, Manuel Rodríguez González, representante del Comité
Ejecutivo de Morena en Tabasco, dijo que
a diferencia de las elecciones pasadas, AMLO ha logrado consolidar una
estructura sólida en estados del norte al tener “de un 5 por ciento a más del
20 por ciento en la tendencia del voto” en la región.
Además de lo
ya mencionado, entre las fortalezas de Andrés Manuel López Obrador están:
Uno. Su capacidad de marcar agenda como lo hizo
en las precampañas y en las intercampañas, no sólo al presentar a su gabinete,
sino también en torno a sus propuestas, señaló Avedaño de la Ibero.
Dos. El voto dividido, porque si la elección
presidencial llegara a irse a tercios, AMLO mantendría el gran trecho de votos
que hasta ahora tiene. Si Anaya o Meade no absorben gran parte de los votos del
otro, les será imposible rivalizar cara a cara con el político tabasqueño. En
cambio, si uno de ellos se desmarca o declinara, indicaron los especialistas,
López Obrador perdería ventaja electoral.
Tres. Es el candidato más conocido. De acuerdo
con Abundis y López Montiel, “el conocimiento que hay sobre López Obrador no
tiene comparación sobre ningún candidato. Es decir, el lleva 18 años en la vida
pública y 12 años en campaña”. Ese beneficio, diría AMLO, “no lo tiene ni
Obama”.
Cuatro. Contrario a una de sus debilidades, que es
ser visto como un político radical que se opone a las élites y a los intereses
neoliberales, ahora AMLO se presenta como una persona con un carisma sin
parangón entre los candidatos presidenciales; con una postura menos conflictiva
y mucho más mesurada, teniendo como principal discurso la conciliación y las
alianzas, además de su voluntad política para atacar los grandes problemas
nacionales.
No obstante,
indicó Avedaño de la Ibero Puebla, su propuesta de alianzas puede ser asimismo
una debilidad. Se está aliando con grupos como el de Elba Esther Gordillo o
incluso con un partido de ultra derecha como lo es Encuentro Social (PES). Ese
pragmatismo deja muchas dudas acerca de la forma en que administraría su gobierno,
no sólo por las diferencias prácticas e ideológicas, sino por la deuda
contraída con estas organizaciones.
A pesar de
las piedras en el camino, los especialistas coinciden en que es una buena
decisión. AMLO está dejando atrás su imagen de “candidato excluyente […] que a
final de cuentas dejaba afuera a un grupo de actores que eventualmente pudieron
generarle votos y la impresión de que es un candidato incluyente”. [Ahora] Tiene una coalición que articula
dinero y confianza en otros electores que en un principio no querrían votar por
él”, explicó Avendaño.
“El Peje” tiene, en ese sentido, la
tarea de cuidar los votos anti sistema de la clase media –que en gran medida se
disputa con el PAN– y evitar generar desconfianza con grupos de élite política
y empresarial, como cuando en 2012 se opuso a la apertura del sector energético
y a la inversión privada.
A las debilidades de López Obrador,
los expertos añadieron su posición como puntero en las encuestas que “lo vuelve
objeto de ataques”; “la manera unidireccional o unipersonal de ejercer la
gestión pública y la gestión política [es decir, que no aparezca como un
liderazgo un poco más democrático al interior de su partido]”; y los temas poco
apropiados en los que se ha encasillado en las últimas semanas: la cancelación
del nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y la cancelación de
las reformas energética y educativa, por ejemplo.
“Él se ha desplazado por muchas
temáticas como producto de la seguridad que quiere tener en su ventaja. Ese puede
ser su principal riesgo”, comentó el doctor Nicolás Loza.
ANAYA TIENE
FUERZA, PERO NO LA IDEAL
El político
queretano dará su primer paso en Celaya, Guanajuato. Un lugar donde sabe que su
partido –el PAN– tiene fuerza electoral de sobra. Durante los últimos 27 años,
todos los gobernadores de la entidad han sido panistas. Lo mismo sucede con los
presidentes municipales de Celaya. Es un bastión azul. Empezará allí porque
“probablemente Guanajuato es el estado más panista del país o Márquez es el
Gobernador mejor evaluado”, dijo a SinEmbargo Francisco Abundis, director
general de la casa encuestadora Parametría.
En su inicio
de campaña, Ricardo Anaya Cortés cuenta con el beneficio de estar disputando el
voto antiPRI con AMLO, refieren los analistas. Y esa es quizá la carta más
fuerte que ha venido manejando en los últimos meses, concuerdan. Pero existe un
problema con el panista queretano: “No es totalmente claro que sea el segundo
lugar ni que esté suficientemente despegado de Jose Antonio Meade. Es decir, un
votante anti López Obrador pude tener duda de si votar por Meade o por Anaya
para ganarle a López Obrador”, comentó Loza.
Los
politólogos advirtieron a SinEmbargo que a estas alturas de la contienda, Anaya debería tener un distanciamiento más
contundente de Meade y no lo está logrando. Eso puede acarrear costos
electorales negativos para el panista.
Por el
contrario, Ricardo Anaya tiene la virtud de ser joven y de contar con una
capacidad inigualable como tribuno. En su esgrima verbal y su dominio de la
dialéctica, “está por encima de todos los demás candidatos”, concuerdan Abundis
y Avedaño.
Además, está
“la capacidad que finalmente el PAN le otorga como partido político. Es un
partido que tiene un voto duro importante [y que] tiene una importante cantidad
de gubernaturas [poco más de la tercera parte de los estados de la República]”,
dijo el doctorando de la Ibero Puebla.
Entre las
fortalezas con las que llega Ricardo Anaya al inicio de las campañas
presidenciales, los analistas señalan el haber articulado el “Frente por
México” y haber mantenido el control de la estructura al interior de su
partido. Anaya es apoyado por más de dos terceras partes de los consejeros
nacionales del blanquiazul [200 de 270 integrantes], hecho evidenciado durante
la elección de los mismos, ocurrida en enero del año pasado.
A ello
habría que agregar que es un candidato “transversal” que puede llegar a varios
sectores de la población –ricos, pobres y clase media–. En ese sentido, algunos
politólogos observaron el beneficio que le dará la inercia social, como sucede
con cualquier candidato conservador en México. Y dicha situación le facilitará
las “simpatías” del empresariado por la posibilidad de ofrecer continuidad en
las políticas que los han favorecido.
En comparación con López Obrador,
Anaya tiene una lista más amplia de debilidades. Según Avedaño, “sus dos grandes debilidades aparecen en torno a cómo gestionó la
candidatura presidencial desde su posición como presidente del partido. Lo que
podemos denominar la repetición del modelo Madrazo de 2006. Vimos, en su
momento, que fue un completo fracaso de Madrazo porque lo que hizo fue romper
al partido, dividirlo. Y eso es lo que estamos viendo con Anaya: el rompimiento
en torno al calderonismo”.
La otra debilidad, dijo, “es lo que
dejó de estela en torno a estos negocios que probablemente hizo con el priismo
en su momento, cuando fue jefe de la bancada de los panistas y cuando fue
interlocutor esencial para las reformas estructurales, sobre todo la reforma
energética”.
Sucedió que entre 2013 y 2014, en el
marco del “Pacto por México”, los panistas apoyaron las reformas estructurales del presidente
Enrique Peña Nieto, salvo aquella en materia hacendaria. Mismas reformas que hoy
critica Anaya porque han estado “en malas manos”. Entre las debilidades de
Ricardo Anaya también están:
Uno. Las recientes acusaciones de corrupción en
su contra por la compra-venta de un terreno y la construcción de una nave
industrial en el estado de Querétaro, que en la opinión de Francisco Abundis,
es un pendiente que tiene pues “aunque él dice que lo ha resuelto, el tema no
es lo que él crea sino lo que el público cree. Y yo no estoy seguro de que el
público crea que ya lo resolvió”.
Es un tema que lo debilita
electoralmente,
mencionó el director de Parametría. Asimismo, Gustavo López Montiel y Juan Luis
Hernández Avedaño concordaron en que inclusive en algún momento las acusaciones
–que probablemente no se traduzcan en una acusación ante el Ministerio Público–
generaron revuelo al interior del partido. Lo cierto es que el escándalo ha
dañado su discurso anticorrupción, apuntaron.
A esta falta de credibilidad se suma
el hecho de que la gente que lo rodea –operadores, asesores, personas de
interés político, estratégico y económico, entre otros– está manchada por la
opacidad o por presuntos actos deshonestos. Llámense Alejandra Barrales (PRD),
Dante Delgado (MC), Jesús Ortega y Jesús Zambrano (PRD), Miguel Ángel Yunes
(PAN), Miguel Márquez (PAN), Rafael Moreno Valle (PAN), Santiago Creel (PAN),
entre muchos otros.
Dos. El “Frente por México” de los partidos PAN,
PRD y Movimiento Ciudadano (MC) es un caldo de diferencias ideologías que en lo
práctico se contraponen. Eso, según los especialistas, da la impresión de que
Anaya no tiene un programa “ideológicamente claro”.
Ejemplos de
ello sobran, como el apoyo panista al ataque frontal al crimen organizado,
propuesta que ha generado controversias con algunos sectores del Sol Azteca,
comentan. O la propuesta del Frente de una “renta básica universal”, que por un
lado es ad hoc a los principios de partidos de izquierda como el PRD, pero que
generan roces en partidos de derecha como el PAN, inclinados a la promoción de
un mayor crecimiento económico y la generación de oportunidad de empleos (en
lugar de subsidios).
Tres. Carece de amplia experiencia en la
Administración Pública Federal. Nunca ha ganado una elección popular, ni
gobernado una entidad federativa u ocupado una Secretaría de Estado. Aunque los
analistas reconocen su capacidad de estrategia e inteligencia, en ese sentido,
figuras como AMLO o Meade tienen un atractivo mucho más amplio.
EL CIUDADANO
MEADE INICIA TAMBALEANTE.
José Antonio
Meade Kuribreña iniciará en Mérida, Yucatán. Uno de los nueve estados que este
año elegirán nuevo Gobernador. Y quizá el único en donde el PRI se lleve la
victoria, señalan algunos de los especialistas consultados. La entidad es un
bastión priista -salvo por un pequeño desliz ocurrido entre 2001 y 2007, cuando
el panista Patricio Patrón Laviada gobernó-. Entonces se irá a la segura, donde
será bien recibido, comentan.
Sin embargo,
Meade es el candidato “que tiene más
debilidades, no cabe duda”, resaltó el doctorando Juan Luis Hernández
Avedaño. “Tanto por su persona como por el contexto. Es una candidatura con dobles mensajes: priista-no priista; panista-no
panista… Y una candidatura es mucho más débil cuando aparece con estas
ambigüedades que si apareciera como un verdadero priista”, explicó.
Pese a que
el tecnócrata “sigue siendo un candidato con algunas de las mejores
credenciales […] en términos de experiencia y de gobierno”, analistas como
Francisco Abundis observan un terrible lastre para el presidenciable: es el abanderado del partido oficial –el
PRI– y del presidente Enrique Peña Nieto, cuyo gobierno es uno “de los más
corruptos de la historia”.
Según las
cifras del think tank estadounidense Pew Research, el 72 por ciento de los mexicanos encuestados dijo repudiar al
Revolucionario Institucional. En el caso del presidente Peña Nieto, el 69 por
ciento manifestó su rechazo. Y esta suerte hace que las fortalezas de Meade
“sean personales y sus debilidades institucionales. Como reto él tiene que
comunicar que él está por encima del partido; que no lo empaqueten como el
partido porque entonces pierde todo su potencial”, dijo Abundis.
Ulterior a
esa “marca del PRI”, como la llamó
Nicolás Loza del FLACSO, los entrevistados indicaron que será muy difícil que se deshaga de los estigmas que lo persiguen, ya que,
aunque él no ha sido objeto de señalamientos directos de corrupción, ha estado
involucrado –como “tapadera”– en escándalos como el desfalco de Juntos Podemos
y la estafa maestra de Hacienda y del priista César Duarte Jáquez.
Jose Antonio
Meade tendrá muchas barreras que superar. “Empieza las campañas siendo, muy
probablemente, el tercer lugar. Y quizá lo único que atempera un poco [la
desventaja] es que el ataque que tendieron contra Anaya aparentemente sí tuvo
un costo para Anaya, aunque es discutible”, refirió Loza.
Lo único
esperanzador para Meade y los priistas “es que efectivamente están todavía por
la disputa del segundo lugar. Y que Meade, pese a todo, sí tiene la imagen de
ser un individuo preparado, inteligente y honorable. No creo, a pesar de las
acusaciones que hay en su contra por sus omisiones, hayan sido reales o no, que
le hayan hecho el daño que si le han hecho a Anaya”, continuó diciendo el
académico.
También, los especialistas observaron
que el ciudadano Meade no cuaja en las preferencias de la ciudadanía ni al
interior del partido que lo abandera.
“Tiene una debilidad muy grande en
torno a su conexión con la sociedad en general. Trata de representar los
intereses de los ciudadanos y en realidad no ha sabido ni siquiera hablarles a
los ciudadanos en clave ciudadana […]. No puede porque hasta ahora se ha
dedicado a conectar con el PRI y a defender además [al partido] de los rastros
de corrupción que está dejando el PRI, el gobierno”, comentó Avedaño de la Ibero
Puebla.
Además
genera “fracturas” o desconfianza en algunas estructuras internas y locales del
PRI “por no posicionarse como un candidato fuerte a nivel electoral”, dijo el
doctor Gustavo López Montiel del ITESM. “No ha sabido estructurar los elementos
que apoyen su candidatura al interior del partido”, abundó.
No obstante,
no todo es mala noticia. Meade tiene fortalezas también, entre las que
destacan:
Uno. “La posibilidad de que lo arrope una
estructura con mucho dinero desde la Presidencia de la República”, explicó
Avedaño. Su alternativa, concuerdan los analistas, es la guerra sucia y
aguardar que las viejas usanzas y artimañas de la estructura priista rindan
efecto –llámese cooptar el voto, tácticas de desinformación y desprestigio, uso
faccioso de las instituciones, etcétera–.
Dos. Gracias
a su trayectoria en la Administración Pública Federal, las clases media y media
alta del país lo observan como un funcionario que puede dar resultados como si
fuera el guardián de la estabilidad económica, mencionaron los politólogos. Si
a ello sumamos que gran parte de la ciudadanía lo observa como un funcionario
honesto, tenemos un candidato que no tiene más detractores que aquellos con
quienes se asoció, concluyeron.
MARGARITA,
EN UN MAL MOMENTO
Margarita
Zavala Gómez del Campo iniciará su camino independiente a las faldas del Ángel
de la Independencia de la Ciudad de México. Su mayor fuerte será su imagen como
mujer porque será la única candidata presidencial en 2018, destacan los
académicos y el estadístico consultados por este medio digital.
En lo
general, refiere Francisco Abundis de Parametría, el problema es que “todavía
estamos en un país en donde los independientes no son necesariamente una opción
política que se pueda comparar a la de un partido, más si es un partido que ha
gobernado. Todavía nuestra cultura política no sé si da para un independiente”.
En
contraste, reconoció que “da la impresión de que, cuando hay campañas negativas
y el elector busca salida, una buena salida puede ser la candidata
independiente. Ella se convierte en una muy buena opción. Tiene buena imagen
[y] de hecho no le llegan a afectar tanto los negativos que pudiera tener de
[Felipe] Calderón”.
En esto concordaron de manera unánime los
analistas. Aunque Avedaño añadió que “el problema es cuando empieza a hablar
[porque] parece no tener ideas claras ni ideas contundentes para resolver
problemas”.
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