Salvador Camarena.
En el Presupuesto federal entregado el sábado al Congreso de
la Unión, los servicios consulares y de protección a mexicanos en el exterior
vieron mermado, en términos reales, 83 por ciento y 22 por ciento de su
presupuesto.
“Lo bueno es que nuestros paisanos no necesitan ya ayuda…”,
tuiteó el domingo Jorge A. Castañeda, quien sacó esas cifras.
También se puede leer ese recorte de otra forma: así agradece
el presidente Andrés Manuel López Obrador el respaldo de quienes votaron por él
allende las fronteras. Su apoyo entre ese sector, minoritario pero no menos
simbólico, fue de 64.86 por ciento, trece puntos más que el promedio de la
elección.
El Presupuesto, que podría ser modificado en el Congreso si y
solo si López Obrador así lo desea, contiene una clara alineación para
beneficiar programas y agendas –de jóvenes, de adultos mayores, de personas con
discapacidad, de seguridad…– a los que el hoy mandatario quiere darles
prioridad. Hasta ahí, todo bien.
Pero cómo interpretar los recortes que el gobierno de AMLO
propone a distintos centros de educación superior.
De no ser modificado por los legisladores, frente a lo
presupuestado en 2018 el Instituto Politécnico Nacional perdería 4.7 por
ciento, la Universidad Nacional Autónoma de México 6.3 por ciento, la
Universidad Autónoma de Chapingo 3.3 por ciento, la Autónoma Metropolitana 7.7
por ciento y la Universidad Pedagógica Nacional 6.6 por ciento. Fuente:
https://twitter.com/leonugo/status/1074507241460523008
Visto de una manera más general, en el Presupuesto federal
para las universidades hay dos subsidios –a universidades públicas de educación
superior, y a universidades públicas estatales, de apoyo solidario,
interculturales, tecnológico nacional de México, universidades tecnológicas y
politécnicas– que bajan 6.2 por ciento y 3.2 por ciento, respectivamente.
Fuente: https://twitter.com/_Talancon_/status/1074527715968016384
Aunque no hay datos tan específicos como en el caso de los
votantes en el extranjero, no es arriesgado aventurar que esos recortes caerán
mal en sectores que vieron con buenos ojos eso que llamamos “el cambio”.
Por ejemplo, una encuesta de salida en las elecciones del 1
de julio realizada por Alejandro Moreno, en El Financiero, revela que 50 por
ciento de quienes votaron tienen escolaridad de preparatoria o más. De esos, de
los que sólo llegaron a nivel preparatoriano, que representan el 26 por ciento
de todos los votantes de ese día, 59 por ciento lo hicieron por López Obrador.
Y de los que tiene universidad o posgrado (24 por ciento de los sufragios) 55
por ciento eligieron al candidato de Morena. Sólo para tener perspectiva, en
este último nivel de estudios sólo 12 por ciento sufragó por José Antonio
Meade.
Es decir, a centros donde se formaron no pocos de sus
votantes les llegará un seco golpe presupuestal.
¿Cómo resentirá ese gesto no amistoso la masa votante de
AMLO? Quizá deberíamos empezar por tratar de definir los subconjuntos del
universo que votó por el tabasqueño.
El propio Alejandro Moreno, según publicó Sergio Aguayo en
Reforma el 3 de octubre, calcula que de los 30 millones de votos obtenidos por
López Obrador, el voto duro de este sería de 13 millones 200 mil personas,
mientras que más de 17 millones serían votantes “cambiantes”.
Cuántos de esos votantes “cambiantes” estarán hoy extrañados
por algunas de las políticas de López Obrador, y en concreto por la manera en
que cargará sobre ellos la posibilidad de proyectos sociales, y de
infraestructura, que se supone beneficiarán a la gente más pobre.
Mexicanos en el exterior, universitarios o gente de su
entorno y, para también consignarlo desde ya, aquellos ligados a la cultura,
otro de los sectores castigados por el Presupuesto de la Secretaría de
Hacienda, estarán preguntándose si “el cambio” era esto, si en vez de impuestos
progresivos a los más ricos era necesario desmadejar la educación universitaria
preexistente a AMLO.
Señales curiosas estas que envía Morena, que por ejemplo en
Veracruz, donde ganó, quitará la tenencia, que como se sabe redunda en más
apoyo para los que coches más caros tienen.
López Obrador, el nuevo amigo de los potentados mediáticos,
el que quiere para sí la mitad de lo que en publicidad dispendió Peña Nieto, el
que quiere dar a banqueros el manejo de las tarjetas del dinero para los más
pobres, el que dará más dinero al Ejército…
Y mientras, y ya que mencionamos a Veracruz, cuántos votantes
de López Obrador estarán sintiéndose engañados, burlados como aquel al que
llamaban Pollo, que se creyó que su compadre el presidente Adolfo Ruiz Cortines
lo apoyaría para la grande, pero el mandatario veracruzano tenía otros planes,
así que cuando el destapado fue López Mateos, desengañado tuvo que conformarse
un “perdimos, Pollo, perdimos”.
¿Así hoy los universitarios, los de la cultura, los mexicanos
en el exterior… con AMLO?
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