Guadalupe Correa-Cabrera.
Este fin de semana comenzamos un viaje a lo largo de toda la
frontera México-Estados Unidos. Me encuentro realizando este interesante
recorrido una vez más con el periodista Sergio Chapa que reporta sobre temas de
energía para el diario Houston Chronicle. Sergio es un gran amigo, excelente
reportero y fotógrafo excepcional, con raíces profundas en la frontera. Hicimos
el primer viaje en 2013, pero mucho ha cambiado desde entonces. Siempre fue
nuestro sueño viajar por toda la frontera México-Estados Unidos y cumplimos
nuestro mayor deseo seis años atrás. Sin embargo, pensamos que debíamos repetir
la experiencia dadas las enormes transformaciones que ha sufrido la región en
los últimos años.
La elección de Donald J. Trump como Presidente de los Estados
Unidos, su promesa sobre la construcción de un gran muro fronterizo, su
política migratoria, su heterodoxo estilo de gobernar (por decir lo menos) y su
deseo de lograr la reelección, han puesto a la frontera México-Estados Unidos,
por primera vez en la historia, en el centro de la discusión política de
nuestro vecino país del norte. México, en particular, parece haber sufrido de
estos cambios y mucho se ha reportado en las últimas fechas sobre la gran
crisis migratoria que se manifiesta con la llegada a la frontera de miles de
familias de migrantes que buscan asilo en los Estados Unidos provenientes sobre
todo de Centroamérica, pero que también vienen de Cuba, Haití y otros países
del mundo, donde sus condiciones de vida se han vuelto insoportables. La
pobreza extrema y la violencia desplazan diariamente a miles personas de sus
lugares de origen, quienes, al mismo tiempo, resultan ser un gran negocio para
aquellos que lucran política o económicamente de su tragedia.
La última vez que hicimos el viaje por toda la frontera, el
centro de la discusión sobre esta región recaía en la llamada guerra de
carteles, el tráfico de drogas, la posible entrada de terroristas y la
expansión del complejo fronterizo-militar-industrial. En fin, cuando se hablaba
de la frontera, se hablaba principalmente de las drogas, la seguridad y la
cooperación entre México y Estados Unidos en el marco de lo que antes se
llamaba el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Viajar por
esas tierras fue entonces un gran reto, particularmente porque en algunas
ciudades fronterizas del lado mexicano (en Tamaulipas y Coahuila en
particular), los llamados carteles establecían un control territorial muy
importante. Ese mismo año, se aprobó en México la reforma energética, una
reforma histórica que privatizaría de nueva cuenta la industria petrolera en el
país.
El primer viaje fue una experiencia fascinante y quizás
peligrosa en algunas partes, pero el tema de la frontera no generaba la tensión
ni el acalorado debate que se siente con intensidad el día de hoy. No se
hablaba de una crisis humanitaria en la frontera como la que se vive y se
reporta ahora. El tema de la migración irregular y la búsqueda de asilo ocupan
hoy por hoy las primeras planas de los periódicos en los Estados Unidos y la crisis
migratoria pareciera, por momentos, estar fuera de control. Muchos otros
cambios se han gestado a la par. A petición expresa del Presidente Trump se
renegoció el tratado de libre comercio con México y Canadá y se le cambió de
nombre. Además, México creó una Guardia Nacional que utilizaría también para
controlar los flujos migratorios provenientes del sur, militarizando así aún
más sus fronteras. Asimismo, el presidente estadounidense ha amenazado con
cerrar la frontera y aplicar aranceles a productos mexicanos para presionar a
México en distintos frentes, mantener su base de apoyo y conseguir la
reelección en 2020. En este contexto, pareciera ser que los temas fronterizos
continuarán ocupando los espacios preferenciales en la política estadounidense
y en los medios de comunicación. La migración continuará muy seguramente siendo
el tema central.
En la era del muro de Trump y la crisis humanitaria en la
frontera, Sergio y yo decidimos volver a visitarla y a documentar el cambio y
los hechos en el campo real. Mucho se dice sobre una crisis que parece
manufacturada, hay mucha propaganda y la información se manipula de todos lados
del espectro político sin dejarnos ver lo que sucede realmente. Sergio nació en
la frontera y yo viví ahí por ocho años. Nos separamos un rato de la región que
un día llamé mi hogar, pero volvimos para abrazarla de nuevo, de este a oeste.
Muchos lo han hecho en estos últimos años, particularmente desde que Trump
llegó a la presidencia de Estados Unidos. La frontera no era de interés para
muchos en años pasados. Ahora demasiados periodistas la visitan. Sabemos bien
de la cobertura realizada por los periodistas especializados recientemente en
el tema migratorio. Apreciamos el trabajo de los influyentes diarios The
Washington Post y The New York Times (con sus claras agendas), los espacios
informativos para el público latino como Univisión y Telemundo y todos los
demás medios mexicanos y estadounidenses que formal o informalmente cubren
sobre todo el tema migratorio. Contamos con un gran archivo que contiene estos
reportajes para su análisis más integral en el futuro cercano.
Dado que el tema migratorio tiene una cobertura reciente
extensísima (y con mucha razón), vale la pena un enfoque distinto en la
frontera. Durante nuestro viaje, además de los sitios de mayor conflicto e
interés, visitaremos lugares que no visitamos en el primer viaje como Ruidosa y
Candelaria, Texas, el Río San Juan (que corre desde las montañas de Nuevo León
hasta la frontera de Camargo, Tamaulipas con Rio Grande, Texas), el Puente
Internacional Tornillo-Guadalupe (que no estaba terminado aún en 2013) y los
centros de detención de Clint en Texas y de Yuma, Arizona. Pero el tema central
de nuestros reportajes, apuntes y conversaciones será el de la energía en la
frontera. Vamos a documentar la infraestructura energética fronteriza,
incluyendo la extensa red de gasoductos y gasolineras, las estaciones de
almacenamiento y transporte de combustible y otros derivados del petróleo, así
como los complejos de producción de energías renovables como las eólicas y los
paneles solares. Para estudiar este tema, tengo la gran fortuna de viajar con
un experto.
Presiento que al enfocarnos en el tema de la energía vamos a
llegar a conclusiones sumamente interesantes. Pienso en mi actual investigación
sobre la “resistencia” en contra de la construcción del muro fronterizo y el
papel de los que se autodenominan activistas y que vinieron desde Dakota del
Norte (cuando protestaban en Standing Rock) hasta Tijuana para supuestamente
apoyar a los migrantes y protestar en contra de las políticas de Donald Trump.
Lo que está pasando en la frontera es complejo. La explicación de la crisis
migratoria no es una tarea sencilla y las correlaciones entre los distintos
factores y actores no parecen ser lineales. Los procesos me resultan a veces
contra-intuitivos y no se identifica con facilidad a los autores intelectuales
y financiadores de algunas movilizaciones clave que tienen que ver con los
temas de frontera. Hay demasiada propaganda, actores nuevos, organizadores
profesionales (con intereses específicos) y agendas políticas contradictorias.
Tengo la ligera sospecha de que si desviamos un poco la
atención del tema migratorio y nos centramos en los grandes intereses del
sector energético y la parte financiera del gran complejo
fronterizo-militar-industrial, podríamos entender mejor la gran tragedia humana
en nuestro hemisferio y la crisis fronteriza que poderosos actores económicos y
políticos han manufacturado.
Nota: Les comparto el blog que escribí en 2013 sobre una
parte de nuestro viaje: http://borderzine.com/author/lupita/
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