Alejandro
Calvillo.
No es de
extrañar, es más bien lógico, que las dos primeras muertes por coronavirus en
México fueron en una persona con diabetes, la primera, y con hipertensión, la
segunda. El coronavirus encuentra un buen caldo de cultivo para propagarse en
la población mexicana que vive bajo las epidemias de obesidad y diabetes. Hace
cuatro años, en 2016, estas epidemias fueron decretadas emergencias
epidemiológicas. Las enfermedades generadas por la obesidad, llamadas
enfermedades no transmisibles, se convierten en terreno fértil para las
enfermedades contagiosas, como el coronavirus, al encontrar una población
enferma, una población con sistemas inmunológicos debilitados, agotados.
La
evidencia es abrumadora, aunque las grandes corporaciones la quieran negar, de
que el cambio en la dieta de los mexicanos al consumo de comida chatarra y de
bebidas azucaradas es la principal causa de estas epidemias de obesidad y
diabetes que vivimos y que aumentan nuestro riesgo frente a la pandemia de
coronavirus. Quien se alimenta bien tiende a la salud y aun buen sistema
inmunológico. Quien se alimenta con chatarra y bebidas azucaradas tiende a la
enfermedad y aun sistema inmunológico deprimido, débil.
La relación
es clara: a mayor consumo de productos ultraprocesados (chatarra y bebidas
endulzadas), mayor es el índice de sobrepeso y obesidad, a mayor índice de
sobrepeso y obesidad, mayor es el índice de diabetes, hipertensión,
enfermedades del corazón y ciertos tipos de cáncer. A mayor índice de estas
enfermedades mayor es el riesgo de ser víctima de la pandemia de coronavirus.
Muertes por
diabetes por cada 100 mil habitantes.
En la
tabla anterior puede observarse cómo México ocupa el lugar 12 en el mundo de
muertes por diabetes. Si se revisa la lista de países que superan a México en
muertes por diabetes (muertes por 100 mil habitantes) la mayor parte son
pequeñas islas. Considerando países con poblaciones mayores a decenas de
millones de habitantes, México ocupa el primer lugar en el mundo de muertes por
diabetes. La diabetes mellitus, la diabetes que es adquirida y no heredada, era
considerada la diabetes de los adultos, pero ahora es cada vez más presente en
edades más tempranas. En este contexto, no es de extrañar que la primera
persona que muere por coronavirus en México tenía diabetes y solamente 41 años
de edad.
Consumo de
productos ultraprocesados por persona al año
No es
coincidencia, es causa, el hecho de que México presente el mayor consumo de
productos ultraprocesados, y al mismo tiempo presente uno de los mayores
índices de obesidad y diabetes. La tabla anterior, realizada por la
Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud, muestra
como los mexicanos nos convertimos en los mayores consumidores de productos
ultraprocesados en América Latina.
En los
hechos, México es el Imperio de la Comida Chatarra, un caldo de cultivo para el
coronavirus, con más del 13 por ciento de la población adulta con diabetes y
con uno de cada tres mexicanos adultos con hipertensión.
El cambio
en la dieta que nos ha traído hasta aquí, a las emergencias epidemiológicas por
obesidad y diabetes, y a esta vulnerabilidad agregada al coronavirus, no se
hubiera dado a este grado si se hubieran aplicado las políticas recomendadas
para enfrentar esta epidemia. Todas estas políticas, recomendadas por la
Organización Mundial de la Salud, están dirigidas a reducir el consumo de
alimentos con exceso de azúcares, grasas, sodio y calorías. Para ello se
recomienda prohibir la presencia de estos productos en las escuelas, su
publicidad dirigida a niños, establecer etiquetado de advertencia que permitan
a los consumidores saber si contienen un exceso de azúcares, sodio, grasas,
calorías, etc.
Todas
estas políticas han sido bloqueadas de una u otra manera en nuestro país por
las grandes empresas de bebidas endulzadas y comida chatarra. Está plenamente
documentada esta oposición y el contubernio de estas corporaciones con el poder
ejecutivo y el legislativo durante las pasadas administraciones.
Pero las
grandes corporaciones globales no dan la cara, activan a las cámaras
empresariales para oponerse a estas medidas. Ahora destaca CONCAMIN y el CCE
tratando de bloquear la publicación de la norma para el nuevo etiquetado de
advertencia, primero con un amparo y ahora pidiendo que este etiquetado no se
establezca hasta dentro de tres años, argumentando que el COVID 19 va a tener
un fuerte impacto en la economía.
CONCAMIN
y el CCE han actuado para que las políticas para enfrentar la obesidad y la
diabetes no se implementen o se implementen de tal manera que no afecten sus
ganancias y, por lo tanto, se les permita continuar su negocio tal cual, como
si no tuvieran una gran responsabilidad en la vulnerabilidad con la que
millones de mexicanos van a enfrentar esta pandemia con un mucho mayor riesgo
de enfermar e, incluso, morir.
Un
experto en salud pública y nutrición, que fue el asesor de nutrición de la
Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud para la
región de América Latina y el Caribe, el Dr. Enrique Jacoby, hablando de la
vulnerabilidad frente a esta pandemia por la alta incidencia de diabetes entre
los mexicanos, me comentó: “una persona con diabetes puede tener una vulnerabilidad
frente al coronavirus similar al de una persona mucho mayor”.
A estas
personas debemos cuidarlas, debemos resguardarlas, disminuir su exposición a riesgos, al mismo
tiempo que debemos avanzar contra las epidemias que nos vuelven extremadamente
vulnerables a la pandemia. Y la única manera de hacerlo es exponer a los
agentes que las causan: productos, empresas, asociaciones empresariales,
cabilderos, agencias de relaciones públicas, publicistas y “chayoteros” en los
medios.
La más
importante revista especializada en salud pública, The Journal of Public Health
(JPH), señala que: “no es sorprendente encontrar que las mayores empresas de
alimentos están utilizando las mismas tácticas de la industria del tabaco para
influir en el entorno regulatorio. Al igual que la industria del tabaco, las
alimentarias ponen la responsabilidad del problema de salud en las decisiones
de los consumidores, se oponen a la intervención gubernamental argumentando que
se infringe la libertad individual…usan sus campañas de marketing social para
fortalecer su reputación y promover sus marcas, oponiéndose a cualquier
política efectiva”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario.