Ricardo
Ravelo.
De los que estaban prófugos sólo
falta César Duarte, exmandatario de Chihuahua, en ser detenido. Acusado de
peculado, triangulaciones financieras inusuales y lavado de dinero, Duarte se
fugó ante los ojos de todo el mundo, incluida la Procuraduría General de la República
(PGR), atenazada por intereses criminales y políticos que la mantienen en la
atrofia total.
Ahora que salieron a flote las
triangulaciones de recursos de los estados, una maniobra que habría sugerido
Manlio Fabio Beltrones cuando fue líder del PRI, la PGR sigue sin dar con el
paradero de César Duarte, el multimillonario ex Gobernador de Chihuahua, quien
al igual que Javier Duarte y Roberto Borge simularon la creación de empresas
para usarlas como receptoras de dinero público para enviarlo a las arcas del
PRI.
A pesar de
los esfuerzos del Gobernador Javier Corral para que su antecesor sea detenido, la PGR parece que se olvidó del
exmandatario priista, quien al término de su gestión resultó ser dueño de un
banco, cuya creación seguramente también investigan las autoridades porque no
se descarta que ahí se haya usado dinero público o del crimen organizado.
El que sí aceptó regresar a México,
luego de su captura en Panamá, fue Roberto Borge, ex Gobernador de Quintana
Roo. Adicto a la cocaína y al dinero, Borge también tronó las finanzas de
Quintana Roo, igualito que lo hizo Javier Duarte en Veracruz: se compró varios
barcos y le regaló a su papá una empresa naviera –Barcos Caribe –con una
inversión multimillonaria en dólares para prestar servicios de transporte entre
Cozumel, Isla Mujeres y Cancún.
De igual forma se mandó a construir,
en Cozumel, un hotel de gran turismo –El Westin Cozumel –para lo cual utilizó a
una lista de amigos y socios como prestanombres. Se trata de una cauda de
pillos disfrazados de arquitectos, contadores y hombres de negocios. El puro maquillaje porque en
realidad se trata de verdaderos delincuentes.
“El Westin”
es el hotel más moderno de Cozumel, según se afirma, y él mismo colocó la
primera piedra de la obra, el 10 de junio de 2014, acompañado de los
testaferros que utilizó para crear la empresa Isla Cabañas S.A de C.V.
Ahí, en la
explanada donde daría inicio la mega obra hotelera, Borge pronunció un
discurso. Aquí algunas palabras: “Me congratulo. Hoy en la isla de Cozumel se
está teniendo una inversión hotelera con esta colocación de la primera piedra
del hotel Westin Cozumel. El proyecto cuenta con una inversión de 30 millones
de dólares”, dijo.
Nadie sabe hasta ahora de dónde sacó
Borge esa inversión –si fue del narcotráfico, del erario o de los negocios al
amparo del poder –, pero su discurso desató un tronido de aplausos y ahí, muy
cerca de él, estaban sus prestanombres, también investigados por la PGR por
lavado de dinero y triangulaciones extrañas de recursos:
Luis Sierra Sauri, el hijo de la ex
Gobernadora de Yucatán, Dulce María Sauri Riancho, y el arquitecto Juan
González Angulo, quien representaba a los accionistas del proyecto hotelero.
Sólo faltó
un personaje clave en el manejo del dinero: Manuel Méndez Montoya, un joven empresario tabasqueño de 35 años que en
Quintana Roo fue señalado como operador político de Roberto Borge.
Detrás del proyecto del hotel Westin
hay demasiadas maniobras sucias, pero lo que hasta ahora ha salido a la
superficie es que González Angulo y Méndez Montoya pagaron por el terreno poco
más de 109 millones de pesos, uno de los más elevados, tomando en cuenta que
Roberto Borge vendió casi medio estado de Quintana Roo a precio de ganga y los
principales beneficiarios fueron sus amigos y socios.
Según investigaciones
de la Asociación Civil “Somos tus Ojos”,
existe una lista enorme de terrenos de alta plusvalía, todos localizados frente
al mar Caribe, que fueron vendidos en diez mil pesos, el más caro, y en cero
pesos, es decir, fueron regalados a empresarios y exfuncionarios de su
gobierno. Con esos terrenos, que en realidad cuestan más de 150 millones,
por citar una cifra, engancharon créditos millonarios con la banca privada o
bien se los vendieron a las grandes cadenas hoteleras que ya proyectan la construcción
de otros hoteles de lujo.
Por esos despojos al patrimonio del
estado, Roberto Borge y cómplices están siendo investigados; también por las
triangulaciones de dinero, a través de empresas fantasmas, por el gasto enorme
en renta de aeronaves, las cuales se usaban para los viajes nacionales e
internacionales de Borge y que no tenían, aparentemente, ninguna justificación:
se trataba de viajes de placer a París, España y Estados Unidos.
Después de
ser detenido en Panamá –se asegura que en ese país tiene cuantiosas inversiones
en bienes raíces y en empresas de diversos giros –Borge terminó por aceptar su
extradición a México. Quizá sepa, porque
ya se lo garantizaron, que no pasará el resto de sus días en la cárcel y que
quizá en dos o tres años, a lo mucho, podría estar en la calle gozando de su
inmensa fortuna.
Y es que ahora se ha ido conociendo
que tanto César y Javier Duarte, así como Borge Angulo utilizaron buena parte
de los recursos del erario para financiar la campaña de Enrique Peña Nieto en el
año 2012 y, posteriormente, continuaron aportando dinero público al PRI para
financiar otras campañas políticas.
Y también se sabe que fue Manlio Fabio
Beltrones uno de los principales artífices de esa idea, el mismo que cuando fue
presidente nacional del PRI condenó que muchos abanderados del partido tricolor
tuvieran nexos con el narcotráfico, el mismo que se opuso a la corrupción y
dijo públicamente que los excesos en los que habían incurrido los gobernadores
era la principal causa de la derrota del PRI en la elección de junio de 2016.
Ahora
aparece relacionado con algunas triangulaciones de recursos, a través de su
hombre de confianza, Alejandro Gutiérrez, quien fue detenido por mover unos 250
millones de pesos para el PRI. Manlio Fabio se defendió y negó formar parte de
esa maniobra mafiosa.
Tan perniciosa como el crimen
organizado, la corrupción institucional es otro cáncer que sin duda tendrá un
voto de castigo en las elecciones de julio de 2018, pues el saqueo de dinero
público y la bancarrota en la que quedaron entidades como Veracruz, Quintana
Roo y Chihuahua no será un tema fácil de resolver.
En enero
empieza la audiencia que enfrentará Javier Duarte por los delitos que pesan en
su contra. Viene la extradición de Roberto Borge y sigue pendiente la captura
de César Duarte, quien logró evadirse a pesar de que ya existían denuncias en
su contra.
PRD y PAN
oasis de corrupción.
Sin embargo,
existen otros ex Gobernadores que
también tienen su negra historia: José Murat y Ulises Ruiz en Oaxaca; Roberto
Sandoval Castañeda de Nayarit, presuntamente vinculado al narcotráfico y a la
triangulación de dinero público y del narco. Y existen otros, de oposición, que
no cantan mal las rancheras y que también han resultado ser un lastre para las
entidades que gobiernan: Graco Ramírez de Morelos, Arturo Núñez de Tabasco y
Miguel Ángel Yunes de Veracruz.
No pueden Faltar Rafael Moreno Valle
y Ernesto Ruffo, ambos con largas historias de corrupción y presuntos vínculos
criminales. Ambos quieren ser candidatos a la presidencia de la República y
todo indica que están en la pelea contra Ricardo Anaya, otro filibustero de la
política.
Con Moreno Valle como Gobernador de
Puebla se mantuvo bajo el cobijo institucional el gran negocio de la ordeña de
ductos de Pemex, la venta de gasolina robada por parte de las organizaciones de
“guachicoleros” presuntamente también ligados al crimen organizado,
particularmente a Los Zetas.
Tras dejar
la gubernatura, salió a flote toda la
red mafiosa que durante varios años Moreno Valle mantuvo protegida y que se
dedicaban a saquear los ductos de la paraestatal. De esas millonarias ganancias
también se pagaban campañas políticas a alcaldes y diputados y surgieron varias
familias poderosas protegidas por el poder estatal.
Ernesto
Ruffo ahora se siente reciclado y transparente. Fue el primer Gobernador de oposición al que Carlos Salinas le concedió
la gubernatura de Baja California, en cuyo gobierno gozaron de impunidad los
hermanos Arellano Félix, jefes del cártel de Tijuana, uno de los más poderosos
de los últimos tiempos.
Quien no recuerda las correrías de
Claudio Ruffo, hermano de Ernesto; sus borracheras y escándalos en bares de
Tijuana; sus presuntas ligas con el cártel de Tijuana, el lavado de dinero y
los escándalos que protagonizó, pistola en mano, en centros nocturnos de baja
reputación. Todo esto fue parte de una historia criminal que quedó impune, pero
que está grabada en la memoria social, pues todo el mundo recuerda las andanzas
de Claudio Ruffo.
En Morelos Graco Ramírez se ha
convertido en un lastre. Disfrazado de hombre de izquierda ha jugado a favor
del PRI y de los intereses del sistema, siempre a su conveniencia. Ahora que
está próximo a dejar el poder no queda la menor duda de que ha resultado ser un
verdadero pillo en el poder. Pero se escuda en la legalidad y se pone el atuendo de
hombre honorable.
No obstante que su hijastro –Rodrigo
Gayoso Cepeda — arrastra una acusación por fraude en el ayuntamiento de
Cuernavaca del orden de los 400 millones de pesos ahora es el precandidato del
PRD al gobierno de Morelos, impulsado por Graco. El expediente está guardado
por órdenes de Graco Ramírez y el poder judicial de Morelos, sumiso y sumido,
obedece sin vacilaciones las órdenes del Gobernador para mantener el documento
en el archivo, silenciado.
Inculto y
prepotente –esto le ha merecido el rechazo ciudadano en Morelos –el hijastro de
Graco se apresta a relevar a su padrastro y de esa forma cubrirle las espaldas
al representante de la llamada izquierda progresista, que no es otra cosa que
la izquierda corrupta que representa Graco Ramírez.
Es claro que
Graco Ramírez le tiene miedo a
Cuauhtémoc Blanco, quien hoy libra un juicio por no ser inhabilitado como
alcalde de Cuernavaca por un adeudo de su antecesor que no se ha cubierto. Y es
aún más claro que Graco teme que Blanco aparezca en la boleta electoral como
candidato a Gobernador, pues sabe que se ser así el exfutbolista del América
ganaría la elección y él iría a la cárcel porque larga es la historia de
saqueo, enriquecimiento y corrupción que carga a cuestas Graco Ramírez.
Y en
Veracruz ni qué decir de Miguel Ángel
Yunes, otro que se jacta de su nepotismo al imponer a su hijo como precandidato
de la coalición PAN-PRD. Se asegura que Yunes prepara todo el operativo
financiero con dinero público para ganar la gubernatura. Ya están listas las
empresas que se utilizarán para el manejo de dinero, las instituciones que
operarán en la elección y todo el aparato oficial –se asegura –está bien
aceitado para ganar la contienda de julio de 2018.
Pero en medio de esta euforia de poder y de
avaricia hay otro hecho insoslayable: que, a pesar de su experiencia en materia
de seguridad, Yunes no ha podido resolver el problema de la violencia en el
estado. Todos los días hay secuestros, levantones y crímenes. Veracruz ya pasó
a la historia como un fosario nacional y los casos de muertes y desapariciones
siguen impunes. Y todos estos hechos no son del pasado. Muchos crímenes,
cientos de asesinatos, son del gobierno de Yunes, incapaz hasta ahora de
pacificar el estado.
Ante la evidencia de que no hay
gobierno en Veracruz –ni empleo ni seguridad ni nada –Yunes trata de mantener la atención pública a su favor encarcelando a
personajes del duartismo. Es una forma de decirle a la gente que está
cumpliendo sus promesas de campaña. Hace justicia culpando, encarcelando, pero
con fines políticos y electoreros. Por ahora el último en caer hace unos días
fue Juan Antonio Nemi Dib, ex secretario particular de Javier Duarte y ex
Secretario de Salud en ese mismo sexenio.
Se le acusa
de peculado y desvío de recursos en obras de hospitales. Nemi Dib, quien fuera
íntimo amigo de Yunes, hoy está en la cárcel. Quizá Nemi Dib hoy se arrepienta
de no haber atendido el llamado de Miguel Ángel Yunes cuando lo invitaba a
sumarse a su proyecto político y Nemi lo despreció. Una prueba más de que Yunes no tiene amigos ni recato para traicionar.
Yunes, iracundo y vengativo, no dudó
en meterlo a la cárcel.
Se asegura
que el objetivo de Yunes Linares ahora
es Karime Macías, la esposa de Javier Duarte, refugiada en Inglaterra. Ella
podría ir a prisión y quizá antes de las elecciones, de cumplirse ese objetivo,
Yunes alcanzaría dos metas que seguramente saciarían su insondable egolatría:
tener en la cárcel a la mayoría de los duartistas y ganar la gubernatura de
seis años para su hijo.
Por el PRI
ya fue destapado José Yunes Zorrilla, ex Senador de la República. Todo indica
que Yunes Zorrilla cuenta con amplias simpatías en el estado, por encima de las
que Yunes Linares le ha ido construyendo y comprando a su hijo. Será una
contienda cerrada y, por ahora, en el escenario veracruzano resalta que Morena
sigue creciendo.
Se asegura que Yunes Linares habría
pactado con la cúpula algo que parece lógico: que el PRI gane en Veracruz la
elección presidencial y le dejen a su hijo la gubernatura. Pero existe el
factor Morena. Mientras Yunes sigue empeñado en sepultar al PRI Morena crece a
pasos agigantados. A ver si el partido de López Obrador no le da un susto al
envalentonado Yunes Linares, quien tiene un enemigo oculto: su soberbia.