Javier Risco.
Se están terminando las
palabras que expresen con claridad la impotencia de decir que nos pasó una vez
más: otro periodista, otro mexicano, otro de Veracruz fue asesinado ayer y con
su asesinato colocó a México, oficialmente, como el país más peligroso para
ejercer esta profesión, al mismo nivel que Siria, un país en guerra.
Doce, uno cada 30 días
en promedio. 2017 no ha sido sólo uno de los años más violentos en el país,
sino lo fue también para la libertad de expresión, que ha tenido que hablar en
voz baja o callarse, para conservar la vida de sus comunicadores. 111 desde el
año 2000. ¿Hasta cuándo?
Ayer, frente a su hijo,
en un día en el que convivía con su familia, en el que había decenas de niños
más, Gumaro Pérez Aguilando fue acribillado por tres atacantes, que con nueve
tiros lo callaron para siempre.
El periodista número 22
asesinado en Veracruz. El tercero en sólo un año de la administración de Miguel
Ángel Yunes, quien
en un año de gestión no logró ser el cambio que prometió tras la salida de
Javier Duarte, quien además de la desviación de recursos públicos por la que
está encarcelado, fue un gobernador bajo cuyo mando la prensa estuvo amenazada
constantemente.
Gumaro es otro de esos
casos en que ya había alertas sobre el riesgo que corría. En 2012 había sido
agredido mientras hacía su trabajo de cobertura de nota policiaca. Fue golpeado
dentro de las instalaciones de un Ministerio Público, donde trataron de hacerlo
desistir de denunciar. En 2015, por el tipo de cobertura a la que se enfrentaba
y el estado de riesgo en el que ejercía, solicitó protección del mecanismo
local que debió arroparlo.
Nada fue suficiente. Tres
hombres se atrevieron a ingresar a la escuela de su hijo, asesinarlo, salir y
huir, porque saben que cuentan con el cobijo de la impunidad en que viven las
agresiones contra los periodistas en este país.
Después de la muerte de
Javier Valdez, que conmocionó al mundo, el presidente Enrique Peña Nieto hizo
uso de la demagogia de costumbre y prometió firmeza ante una violencia que no
ha disminuido. Se
dijo sentirse como un ciudadano ofendido por un golpe a la libertad de
expresión, pero no, presidente, no es un ciudadano indignado como nosotros, es
el que está a cargo, el responsable de que tantos meses después de ese discurso
aún no haya medidas concretas que marquen una política pública de defensa a los
periodistas.
“La violencia perpetrada
contra periodistas y defensores de derechos humanos ha abierto una profunda
herida en nuestra sociedad (…). La violencia no puede ser parte de nuestra vida
cotidiana. Cada crimen contra un periodista es un atentado contra la libertad
de expresión y de prensa, y contra la ciudadanía. Como ciudadano, comparto la
exigencia de justicia del gremio periodístico y de la sociedad entera. Y, como
presidente de la República, les digo que actuaremos con firmeza y determinación
para detener y castigar a los responsables”, el discurso vacío de siempre. Y
hoy tenemos que usar nuevamente la etiqueta #NiUnoMás.
Y a seis días del inicio de las campañas disfrazadas de
precampañas, sólo uno de los tres candidatos más fuertes hizo referencia al
hecho: José Antonio Meade, que al puro
estilo priista, en lugar de aprovechar el momento para decir con claridad y
detalle cómo contribuiría él para erradicar la violencia contra los
periodistas, lo aprovechó como un pretexto para lucirse diciendo que en su
gestión al frente de la Secretaria de Hacienda se había reforzado el
fideicomiso de protección a defensores de derechos humanos y periodistas. ¿Y
qué vas a hacer tú, José Antonio? Ninguna respuesta en concreta.
En un país con un
problema tan grave de ataque a la prensa, el tema no está en la lista de
prioridades de los (pre)candidatos presidenciales. Ricardo Anaya no hizo
ninguna referencia, pese a que Yunes emana de su partido aliado con el PRD;
tampoco lo hizo Andrés Manuel López Obrador, que pasa de denostar a los medios
que lo critican y señalarlos como "aliados de la mafia del poder", en
lugar de poner sobre la mesa un plan de trabajo a favor de la protección de la
prensa.
Esos son los mensajes
que nos gustaría oír de los candidatos, con un plan de trabajo concreto, no los
mismos lamentos sin una propuesta de fondo que sólo señalan que en el siguiente
sexenio la crisis no parece tener un pronto final.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario.