Martín Moreno.
El reportaje de The New York Times –
bajo el cabezal: “Con su enorme presupuesto de publicidad, el gobierno mexicano
controla los medios de comunicación”-, desnuda y exhibe dos asuntos
vergonzantes: la manera como el gobierno de Peña Nieto controla y censura la
información en México, y la complicidad otorgada por algunos (subrayo algunos) dueños de
medios, directivos y periodistas – no todos, por fortuna-, que forman parte de esa alianza y que censuran temas
incómodos o contrarios hacia el gobierno, reprimiendo a periodistas críticos y
alquilando su pluma no sólo para defender al PRI, sino también, para atacar a
sus opositores.
La prensa vendida, pues.
Esa prensa oficialista beneficiada
que incluye, de acuerdo al revelador reportaje de Azam Ahmed en NYT, una
inversión por… ¡2 mil millones de dólares durante el gobierno de Enrique Peña
Nieto, destinado a publicidad en medios! El despilfarro más alto en la
historia. Y Ahmed
retoma y actualiza un viejo lema del gobierno hacia los medios: “No te pago
para criticarme”.
Obligado,
leer el reportaje de NYT.
Y obligado
para periodistas mexicanos, también, contribuir a denunciar la censura mediática
que impera en México. ¿Cómo? Exhibiendo algunos casos concretos de cómo opera,
de manera interna, esa censura en medios para favorecer a gobiernos y a
políticos, la forma como se justifica, y cómo se amenaza inclusive a diarios
críticos que no aceptan condiciones de priistas en su línea editorial, con
nombres y apellidos.
En esta
columna, algunos casos:
GRUPO IMAGEN. Mensajes vía Whats App
enviados a sus conductores de televisión y radio para ordenarles qué temas
deben ser censurados en sus noticieros. Fueron emitidos por Jorge Basurto,
asistente del director de Noticias y Contenidos de Grupo Imagen Multimedia
(GIMM), Ignacio Anaya Cooley, en octubre pasado, y entregados a esta columna:
“Hola, nos ayudan con estos temas que
nos están encargando por favor….
“No subamos cosas negativas sobre
Graco, Gali y Raúl Cervantes por favor. El tema de Gamboa y el helicóptero no
nos vamos a subir.
“También nos
piden que no nos subamos a este tema por favor… (y anexa una información
publicada en SinEmbargoMX el 17 de octubre, bajo el título “Secta llamada NXIVM
marca a mujeres con hierros calientes; en México, hijo de Salinas es miembro).
Así opera la censura de temas en
Grupo Imagen.
“Juntos
somos libres”, es su eslogan.
LA RAZÓN. Un
columnista se reunió con un alto directivo del diario La Razón de México. Al
abordar el tema de la línea editorial, lo
primero que se le dijo, fue:
-Para que seamos claros: este
periódico sobrevive gracias a que el ochenta por ciento de su publicidad es del
gobierno federal, y un quince por ciento más proviene del gobierno del Estado
de México. ¿Estamos?
Nada qué agregar.
EXCÉLSIOR.
Tamaulipas ardía. El crimen organizado mandaba y masacraba. Gobiernos ausentes.
La población civil era asesinada.
Como columnista de Excélsior, escribí
del tema Tamaulipas de frente, sustentado, en mis Archivos del poder. Lorena
Rivera, editora de opinión, me avisó que la columna no se publicaría “por
órdenes del ingeniero Rivera (Ernesto Rivera, director del periódico)”.
Al término de una comida colectiva,
platiqué con Pascal Beltrán del Río, director editorial de Excélsior:
Lo de Tamaulipas es muy grave,
Pascal. La situación está cada vez peor. Pero en el diario no quieren que se
escriba de ello. ¿Puedes hablar tú con ellos, y hacerles entender la gravedad
del conflicto?
Yo lo veo, no te preocupes-,
respondió Beltrán del Río.
Jamás hubo respuesta. El tema siguió
censurado en Excélsior.
Con el
tiempo, Pascal Beltrán del Río mostró otro rostro de la censura en el
periodismo mexicano: mediante su columna “Chalchihuapan, los hechos”, del 24 de
julio de 2014, se convirtió en portavoz del gobernador de Puebla, Rafael Moreno
Valle, al abordar el conflicto en San Bernardino Chalchihuapan, donde resultó
muerto el niño José Luis Tehuatlie por proyectiles usados por policías
poblanos, según dictaminó finalmente la CNDH.
Pascal – según reveló el periodista
poblano Arturo Rueda-, utilizó “datos de una presentación elaborada por el
gobierno morenovallista para deslindarse de los hechos sangrientos ocurridos en
Chalchihuapan y los presentó como una `investigación propia` en su columna
“Bitácora del director”. (A mayor detalle, ver el libro El Derrumbe. Martín
Moreno. Capítulo “Los aliados de Peña Nieto”. Pags.130, 131, 132,133, 134 y
135).
A esas
vocerías oficialistas, a esa penosa conducta periodística, se refiere The New
York Times cuando cita, en el reportaje de Azam Ahmed:
“Algunos secretarios de prensa del
gobierno, les exigen abiertamente una cobertura positiva antes de firmar un
contrato publicitario.
“El
resultado es un panorama mediático en el que los funcionarios federales y
estatales dictan las noticias de forma rutinaria, exigiéndole a los medios qué es lo que deberían y lo que no deberían
informar…”
En el
reportaje de NYT, se cita textual:
“Tanto La Jornada como Grupo Imagen,
empresa matriz de Excélsior, no respondieron a las repetidas solicitudes de
entrevistas para este trabajo”.
“La mayoría
de los medios mexicanos han dependido de la publicidad pública durante tanto
tiempo que no sobrevivirían sin los aportes del gobierno, lo que otorga a los
funcionarios una gran influencia para presionar sobre la cobertura de ciertas
noticias y dejar a un lado otras informaciones…”, es otro pasaje del reportaje
aparecido en NYT.
¿A qué se refiere el diario
neoyorkino?
Damos otro ejemplo incluido,
igualmente, en mi libro El Derrumbe (Pg.121):
-Les voy a romper la madre…
Así amenazó Luis Videgaray, brazo
derecho de Enrique Peña Nieto, el amigo más cercano al presidente, el
secretario de Hacienda, a directivos del periódico Reforma, un diario crítico
hacia el poder político, incluido, por supuesto, el grupo hoy gobernante en
México.
-Pues esta plática terminará antes de
lo previsto-, fue la respuesta a Videgaray.
Tras la amenaza, Grupo Reforma puso
un tope al ingreso de publicidad gubernamental en sus páginas, como medida
precautoria, tras la fuerte advertencia del alto funcionario del gobierno
peñista.
Así se
maneja el Grupo Toluca.
Así se
maneja Videgaray, el principal aliado del presidente Peña Nieto.
El PRI, desde siempre, ha utilizado
el dinero público para pagar publicidad en medios, comprando así a dueños,
directivos, editores y periodistas carentes de ética, ejercer la censura y
controlar la información. No es nuevo.
Sin embargo,
el enquistamiento del PRI más corrupto,
nocivo y antidemocrático: el mexiquense, terminó por conformar la censura en
una política de Estado.
Ni más ni menos.
ABRAZO DE
AÑO NUEVO. Aunque los signos son más que preocupantes, a los lectores de esta
columna y a mis compañeros en SinEmbargoMX, les deseo un 2018 próspero y
saludable.
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