Pablo Gómez.
Las campañas
electorales no han iniciado aún y ya tenemos un desmadre. Se afirma que es
contrario a la libertad el que no se puedan realizar debates en los medios
durante la “intercampaña”. Que es demasiado el tiempo destinado a mensajes
electorales en los medios electrónicos. Que los programas sociales de la actual
administración están en riesgo si no gana el PRI. Que se vale hacer fraude a la
ley con la propaganda del gobierno. Que no se van a abrir al mismo tiempo las
tres urnas de la elección federal antes de empezar los cómputos porque no hay
seguridad en las casillas y que, debido a eso, se dice, está en riesgo la
estabilidad de México.
1. Las
campañas electorales empiezan el 31 de marzo. Antes, no debe haberlas, lo cual
abarca los debates radiodifundidos. Así es en casi todo el mundo. Además, a los
debates que se organicen deben ser convocados los diversos candidatos, pero en
este momento formalmente no los hay; habría que esperar que la autoridad los
registre. Así es la ley, por lo pronto.
López Dóriga
se negó a hacer entrevistas de candidatos hace tres años porque, dijo, todos
los partidos eran detestables, etcétera. Ahora, en búsqueda de rating y, en
consecuencia, de mayores ventas, quiere organizar debates además de las
entrevistas que aplica a los políticos. No
es cuestión de libertad sino de dinero.
2. En
periodo de comicios, el tiempo de radio y Tv destinado a partidos y autoridades
electorales no es más que aquel que corresponde durante todo el año al Estado.
¿Por qué se critica el número de anuncios en tiempos oficiales asignados a los
partidos? Porque está prohibido comprar tiempo comercial. La crítica de los
spots electorales, otra vez encabezada por López Dóriga, es una cuestión de
negocios. Lo que debería hacerse es acumular los mensajes de diez segundos en
emisiones de dos minutos para que los candidatos pudieran decir algo, pero a
eso se oponen radicalmente los concesionarios.
3. El
eslogan “Para que lo bueno pueda seguir
contando”, utilizado por el presidente Enrique Peña Nieto para difundir los
actos relevantes de su gobierno, es un fraude a la ley porque es una referencia
electoral a favor de su candidato, José Antonio Meade.
Además, el gobierno federal está gastando
millonadas en esos mensajes y en otros, tipo gacetilla (anuncios encubiertos),
sobre el mismo tema de sus “logros”.
Las autoridades electorales, por su
cuenta, hacen lo de siempre. Mejor dicho, no hacen nada.
A partir del 31 de marzo el gobierno
no podrá hacer propaganda, según la ley. Luego, la gacetilla será el único
medio de publicidad gubernamental, pero el INE tampoco va a hacer algo porque
la mayoría de sus integrantes considera que esa práctica siempre es legal, aun
en periodos electorales, no obstante que la legislación dice otra cosa.
4. Abrir las
tres urnas antes de iniciar los cómputos, con el fin de localizar las boletas
depositadas por error en otra urna, tenía el propósito de adelantar el llenado
del acta de la elección presidencial con el fin de hacer con mayor facilidad un
“conteo rápido” por parte del INE.
Transmitir en directo desde la
casilla el resultado de la votación es un viejo anhelo ante el desinterés del
INE por mejorar su programa de resultados preliminares (PREP). Lo que a esa autoridad le importa es
anunciar un nombre a las once de la noche, pero, como no tiene datos, recurre a
una encuesta de resultados, llamada “conteo rápido”: se diseña una pequeña
muestra (representativa) de casillas y se programa la captura de esos datos
para introducirlos a la computadora. De esa manera se da la impresión de que el
IFE ha cumplido con su deber.
El Tribunal
le ha echado abajo al INE un apresuramiento del dato de la elección
presidencial, pero se mantiene la transmisión del resultado desde las casillas
donde haya señal de telefonía celular. Ahora habrá que esperar a que estén
llenadas las tres actas de resultados (presidente, senadores, diputados). Sin embargo, el INE hará su encuesta
mediante la captura y transmisión del cuadernillo donde han de constar los
datos de la elección de presidente, dejando para otro momento el dato oficial
destinado al PREP, que es el que consta en el acta de escrutinio y cómputo.
En el mundo,
las autoridades electorales no suelen hacer encuestas sino que brindan
resultados sólidos. El problema es que
el INE nunca había querido crear un sistema de datos inmediato. Y ahora que,
para hacer su encuesta más rápidamente, admitió la transmisión del resultado
desde la casilla, el Tribunal lo ha contradicho, aunque de seguro no estará en
riesgo la estabilidad económica de México, como han dicho algunos dramáticos
consejeros electorales.
5. A todo lo anterior habría que agregar los
escándalos por malos manejos de fondos privados y públicos.
Las triangulaciones se hacen para
evitar que se sepa quién se quedó con el dinero. Lo mismo en operaciones de
especulación inmobiliaria o financiera que en desvíos de fondos públicos. Es
por demás lógico que los operadores no tengan el dinero a su nombre, por lo
cual recibirlos en la PGR con copias de sus estados de cuenta es de por sí un
juego muy sucio porque esos documentos no concluyen absolutamente nada.
Las preguntas son qué se hicieron los
dineros. Ricardo Anaya y Rosario Robles deberían ser investigados con seriedad,
más si no lo son ahora, podrían serlo después, cuando haya condiciones políticas
propicias. Por el momento, todo es un show.
Quien la tiene más difícil es José
Antonio Meade porque, habiéndose perdido los fondos, según la Auditoría
Superior de la Federación (ASF), tuvieron que ir a algún lugar. Eso es lo que
nos debió explicar quien recibió, de manos de Rosario Robles, la Secretaría de
la Desarrollo Social: el mismo José Antonio Meade. O, acaso, él no quiso darse
cuenta de nada. ¿Por qué hasta ahora dice el mismo Meade
que es preciso actuar en consecuencia con los señalamientos de la Auditoría, si
entonces esa era una de sus obligaciones?
Este
desmadre apenas está empezando, por lo visto.
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