Los nuevos gobernadores que serán
electos el próximo 1 de julio en México heredarán déficits de infraestructura
que han frenado la productividad y el crecimiento, y se enfrentará a planes de financiamiento
federal inciertos, así lo expuso la calificadora internacional de deuda Fitch
Ratings.
El informe
de la calificadora detalla que muchos
estados mexicanos cuentan con déficits de infraestructura que han frenado la
productividad y el crecimiento. El Producto Interno Bruto (PIB) nacional ha
crecido 2.7 por ciento en los últimos cinco años. Sin embargo, el crecimiento
del PIB en ámbitos locales no ha sido uniforme, con algunas entidades muy por
encima y algunas por debajo de esta tasa de crecimiento.
“Todos los candidatos a la
Presidencia de México han presentado propuestas relacionadas con
infraestructura, pero es probable que cada uno desista de algunos proyectos en
curso comenzados por la administración actual. Queda por ver cómo evolucionarán
dichas propuestas de infraestructura y qué proyectos serán abandonados, lo que
estará determinado por el financiamiento de infraestructura en el futuro”, indicó.
También planteó que los estados mexicanos presentan
una dependencia alta del Gobierno federal en términos de ingresos, por lo que
la continuidad del financiamiento federal será importante durante la elección y
la administración siguiente. Fitch estima que los estados mexicanos que
califica actualmente tienen un indicador de ingresos tributarios de 5 por
ciento de los ingresos totales aproximadamente.
“En México, los nuevos gobernadores
[serán nueve los que los mexicanos elegirán el domingo 1 de julio] estarán en
una mejor posición en general, dado que dichos gobiernos locales presentan
niveles de endeudamiento bajos”, refirió a través de un comunicado.
México
tendrá elecciones presidenciales, así como para la Jefatura de Gobierno de
Ciudad de México y de ocho gobernadores en julio.
La deuda pública de México reportó un
saldo neto de 10,088,979.7 billones de pesos al cierre de 2017, el mayor
incremento desde que se tiene registro, en el año de 1990.
Especialistas
en materia económica coinciden en que la
razón fundamental del incremento en la deuda pública federal es porque el
Gobierno gasta más de lo que recauda.
De acuerdo
con datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), en lo que va del sexenio del presidente
Enrique Peña Nieto la deuda pública federal se ha incrementado 69.75 por
ciento.
En 2013, a
un año de asumir la Presidencia, la
deuda pública se ubicaba en 5,943,288.0 billones de pesos, cantidad que fue
incrementando gradualmente.
Para 2014 el saldo era de 6,947,446.4
billones de pesos, en 2015 aumentó a 8,160,589.9 billones de pesos, un 17 por
ciento más.
De 2016 a 2017 subió 4 por ciento al
pasar de los 9,693,217.5 billones de pesos a los 10,088,979.7 billones de
pesos.
En cuanto a
la deuda de los estados y municipios se incrementó durante los sexenios de
Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto. En el año 2002, el saldo de la deuda
subnacional ascendió a 116 mil 218.4 millones de pesos y al finalizar 2017
registró un monto de 580 mil 644.7 millones de pesos, así lo reveló un estudio
del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados.
Respecto al tamaño de la deuda por
estado, al cuarto trimestre de 2017, la deuda subnacional per cápita muestra
que Nuevo León (13 mil 621.2 pesos); Quintana Roo (13 mil 374.0 pesos);
Chihuahua (13 mil 163.7 pesos) Coahuila (12 mil 100.8 pesos) y Sonora (9 mil
641.8 pesos) figuran como los estados con mayor nivel de endeudamiento, con
montos superiores en más de dos veces al promedio subnacional (4 mil 565.2
pesos).
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