Guadalupe
Correa-Cabrera.
Donald J. Trump ha resultado ser un
extraordinario negociador y comunicador eficaz en lo que se refiere a su
capacidad para obtener lo que quiere cuando se trata de México. Los resultados
de las recientes negociaciones bilaterales entre Estados Unidos y México para
firmar eventualmente un nuevo Tratado de Libre Comercio de América del Norte
(TLCAN)—que incluiría a Canadá si todo sale bien—le fueron muy favorables al
mandatario estadounidense y a su país en general. Asimismo, Trump logró ejercer
presión adicional sobre Canadá para que atienda a sus exigencias después de
haber convencido en lo fundamental a su dócil aliado del sur de Norteamérica.
Sin ahondar
en los detalles técnicos de la reciente negociación, ni en la definitividad o
no del acuerdo que ciertamente requiere de la participación de Canadá y el aval
del Senado estadounidense (no siendo tan sencillo como lo presenta Trump),
podemos apreciar claramente una jugada maestra por parte de Estados Unidos. Finalmente, el equipo de Trump logra
presionar y convencer a México de que el TLCAN es imprescindible—y de que su
cancelación pondría en jaque a toda la economía mexicana—por lo que es preciso
ceder ante todo lo que es importante para nuestros vecinos, aunque vaya en
contra de nuestros propios intereses.
Y vaya que el rescate de la industria
automotriz estadounidense y la defensa de los intereses de los trabajadores
manufactureros de ese país es de gran relevancia para nuestros vecinos del
norte. Sólo basta recordar las promesas de Donald Trump al respecto, la gran
cobertura que dieron recientemente los medios mainstream al sector automotriz
en la región, así como la discusión sobre los “muy bajos salarios” que reciben
los trabajadores mexicanos en dicha industria por parte de notables
comentaristas en ambos lados de la frontera. El TLCAN, el déficit comercial con
México y las supuestas pérdidas para Estados Unidos de un esquema que ellos
mismos diseñaron y promovieron por más de veinte años son temas de gran
relevancia para aquellos que apoyan fielmente al presidente estadounidense.
A poco más de dos meses de las
elecciones intermedias en Estados Unidos, esta parte de la renegociación del
tratado comercial con México parece ser una victoria notable para Donald Trump. Por el contrario, esto podría en realidad representar una
pérdida general en materia de competitividad para el sector industrial
mexicano. Ciertamente, los salarios son demasiado bajos para nuestros
connacionales en diversas áreas del sector manufacturo, y muy especialmente en
la maquila. Lo anterior, bajo la lógica de un modelo neoliberal y según el
planteamiento de las ventajas comparativas en una economía de mercado, era
bueno para todos. Ahora parece ser que para algunos sectores industriales en
Estados Unidos esto no era tan bueno. No obstante, lo anterior, e identificando
los principales problemas bajo la misma óptica neoliberal, Estados Unidos reconsidera posiciones y establece prioridades,
eliminando del tratado lo que no le es conveniente—como nuestras ventajas
comparativas, las canadienses, y un mecanismo más justo de solución de
controversias.
Haciendo un
análisis general de los resultados de esta última negociación pareciera ser que México cedió en casi todo
con tal de no perder su posición como socio de segunda en un tratado que muy
poco le ha beneficiado en lo general, pero
que sí ha beneficiado enormemente a un selecto grupo de empresarios mexicanos
en el sector manufacturero.
Las nuevas condiciones afectarían aún
más al país, y a su sector automotriz en particular pues con las nuevas reglas
se limitará severamente la producción en México. Es muy poco probable además
que nuestros trabajadores reciban los mayores salarios acordados, pues bajo el
nuevo esquema salarial, no serán ellos los contratados. Finalmente, ¿por qué no
se negociaron mejores condiciones laborales y salarios en otros segmentos de la
industria maquiladora en México? ¿Por qué el enfoque exclusivo en la industria
automotriz?
Pareciera
ser que México no vio mayores posibilidades de negociar en otras áreas ni en
otros espacios. Esta visión parece haber sido compartida y negociada con
anterioridad con el futuro presidente de México y su equipo de colaboradores. En fin, no resultan sorprendentes los más
que mediocres resultados para México de la renegociación bilateral del tratado
pues evidencian el servilismo y la poca pericia negociadora que han
caracterizado durante toda la administración a los colaboradores de Peña Nieto
(y sobre todo al “canciller aprendiz”).
Lo que
quizás sorprende son las declaraciones de representantes del gobierno entrante
de México, avalando estas acciones que parecen poco beneficiar a México y mucho
a Estados Unidos
México cedió en casi todo lo que
quería Estados Unidos; cedió en todo lo importante para ellos. Y el gobierno
entrante, a través de Marcelo Ebrard y Jesús Seade, avalaron el servilismo e
incompetencia de quienes van de salida.
Cabe
destacar que debió haber una negociación previa en México para avalar el
resultado. Para el hombre designado por el próximo gobierno mexicano para la
renegociación del TLCAN, el nuevo acuerdo entre Estados Unidos y México sobre
el tema de los autos es “balanceado” y satisfactorio para la industria. Por su
parte, el futuro canciller mexicano, Marcelo Ebrard, señala que éste es un
“avance positivo” pues “por una parte, reduce la incertidumbre sobre la
economía, y por la otra recoge las principales preocupaciones planteadas por el
equipo del Presiente electo.”
No obstante, la actitud irrespetuosa
de Trump hacia México y su gente, nuestro país prefiere adelantársele a Canadá
y se confirma como el mejor, el más dócil y el más fiel aliado de su vecino del
norte. No es la primera vez que nuestro país opera en favor de los intereses
estadounidenses. La cooperación anti-narcóticos, los resultados de la reforma
energética, y la cooperación en materia de seguridad fronteriza (incluyendo el
Plan Frontera Sur) parecen confirmar esta tendencia. Pareciera ser entonces que
como dice Tony Payán, parafraseando a Lyndon B. Johnson, “en los últimos años,
Estados Unidos cuenta con dos embajadores en Mexico, uno de nacionalidad
estadounidense que despacha en Paseo de la Reforma y uno más: el canciller
mexicano.”
Este lunes,
en su oficina oval, Trump se mostraba contento y celebraba con gran júbilo
junto con los “brillantes representantes” del gobierno mexicano. En una llamada
telefónica con todo y altavoz—que inició con una breve falla técnica—el Presidente de Estados Unidos saluda a su
contraparte. Y con un tono más bien condescendiente (quizás despectivo) dice:
“Gracias Enrique ¡Felicitaciones!”. Atendiendo al protocolo, “Enrique” responde
amablemente a Trump llamándolo siempre “Presidente”. La llamada fue
emblemática, pues evidencia personalidades específicas, una agenda clara, y una
relación desequilibrada entre dos socios que no son iguales. En realidad,
pareciera haber sido la llamada entre un “Dueño” o un “Jefe” y uno más de sus
empleados.
Traducción
al español de un extracto de la conversación del 27 de agosto entre Trump y
Peña Nieto sobre lo que el mandatario estadounidense llamó “El Tratado
Comercial Estados Unidos-México”:
Despacho
Oval de la Casa Blanca
11:09 A.M.
EDT
PRESIDENTE
TRUMP: Hola a todos. Este es un gran día para el comercio, un gran día para
nuestro país. Mucha gente pensó que nunca llegaríamos hasta aquí porque todos
negociamos fuertemente. Nosotros lo hicimos, al igual que México. Y esta es una
cosa tremenda.
Esto tiene
que ver con lo que se llegó a llamar TLCAN. Nosotros lo vamos a llamar el
Tratado Comercial Estados Unidos-México, y nos vamos a deshacer del nombre
TLCAN. Tiene una mala connotación pues Estados Unidos fue dañado muy
fuertemente por el TLCAN por muchos años. Y ahora tenemos un acuerdo realmente
bueno para ambos países, y nos encontramos muy entusiasmados por ello.
Y yo creo
que el presidente está en el teléfono. ¿Enrique? Lo puedes conectar. Dime
cuándo.
¿Cómo estás?
Es una gran cosa. Mucha gente está esperando. ¿Hola? ¿Quieres ponerlo en este
teléfono, por favor? ¿Hola? Sé útil.
PRESIDENTE
PEÑA NIETO: (Como se interpreta.)
Presidente Trump, ¿cómo está usted? Buenos días.
PRESIDENTE
TRUMP: Muy bien, Enrique. Y felicitaciones. Esta es realmente una cosa
fantástica. Todos nosotros hemos trabajado muy duro y tus brillantes
representantes se encuentra sentados justo enfrente de mí. Y yo pensé que
podríamos felicitarnos los unos a los otros antes de anunciarlo. Y yo sé que
tendremos una conferencia de presa formal en el futuro no tan distante.
El resto de
la transcripción en inglés se encuentra en:
https://www.whitehouse.gov/briefings-statements/remarks-president-trump-phone-call-president-pena-nieto-mexico-united-states-mexico-trade-agreement/.
Recomiendo ampliamente su lectura.
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