La Manifestación de Impacto Ambiental
(MIA) aprobada por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales
(Semarnat) en 2014 para construir el Nuevo Aeropuerto Internacional de México
(NAIM) fue un mero trámite “justificatorio” para aprobar el proyecto y omitió a
propósito las implicaciones que habría sobre el Lago Nabor Carrillo, revela José Luis Luege Tamargo, ex
director general de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y ex titular de la
Semarnat durante las administraciones panistas.
La MIA es un estudio que permite prevenir, planear
e identificar los efectos negativos que puede generar una obra sobre el medio
ambiente. Es un documento en donde se señalan las medidas preventivas para
minimizar los efectos negativos, en este caso del NAIM, y un requisito
indispensable que debe aprobar o rechazar la Semarnat.
Luege
Tamargo realizó un análisis sobre la
construcción del NAIM, el proyecto estrella de la administración de Enrique
Peña Nieto, en el Zona Federal del Lago de Texcoco (ZFLT) por encargo de Javier
Jiménez Espriú, próximo Secretario de Comunicaciones y Transportes.
Cuando se aprobó la MIA del NAIM, en
2014, Juan José Guerra Abud era titular de la Semarnat.
“La Manifestación de Impacto
Ambiental [del NAIM] es un documento justificatorio, de trámite para aprobar el
proyecto. No hubo una evaluación a fondo de varios aspectos, el más importante
es el del Lago Nabor Carrillo […]. Es una violación muy grave a la Ley
ambiental y es una cuestión penal que implica una responsabilidad de las
autoridades de Semarnat el haber aprobado ese impacto ambiental sin tomar en
cuenta los impactos reales”, afirmó el ex funcionario federal, que se desempeñó como
Secretario de Medio Ambiente en la administración de Vicente Fox Quesada.
En
entrevista para este diario digital, Luege
Tamargo explicó que la implicación más grave de la construcción de NAIM en esa
zona es la desaparición del Lago Nabor Carrillo que data de los años 80 y que
replicó la condición del viejo Lago de Texcoco a donde llegaron aves
migratorias de Canadá y generó un microclima para toda la zona oriente de la
Ciudad de México.
“Todos esos beneficios y servicios
ambientales del Lago Nabor Carrillo, que es una superficie de mil hectáreas que
quedan fuera de operación por el aeropuerto, no lo evaluó el impacto ambiental,
no lo menciona. Ahora que van súper adelantados nos dicen que los especialistas
en control aéreo les confirman que no puede estar el lago con espejo de agua,
porque no pueden llegar aves migratorias; bueno eso lo debieron haber evaluado
antes, no a estas alturas. Eso es para mí es de lo más grave”, consideró.
El ex
funcionario federal advirtió que
desaparecer el lago será un daño “inconmensurable” para la Ciudad de México y
un daño ecológico invaluable.
“Yo como director de Conagua siempre
me opuse a la construcción del aeropuerto en el vaso del Lago de Texcoco.
Cuando se presenta el proyecto me opuse y siempre dije que era mejor plantear
algo más, aunque estuviera alejado del actual aeropuerto. En Tizayuca decía yo,
porque implicaba un nuevo polo de desarrollo y la distancia se puede salvar con
un tren rápido.
Durante los dos primeros años de la administración del Presidente Enrique Peña
Nieto yo ofrecí mis argumentos. Ellos
tomaron la decisión y la responsabilidad queda totalmente en la administración
de Peña Nieto”, apuntó.
Luege
Tamargo criticó que el Lago Nabor
Carrillo ha sido secado para demostrar, como “una ofensa a la inteligencia de
los mexicanos”, que si quitan el agua, no llegan las aves migratorias. Ya va a
la mitad.
Además, la MIA tampoco tomó en cuenta los hundimientos
que se registran en la zona que oscilan entre los 20 y 40 centímetros al año.
De construirse el NAIM, advirtió, se inundarán las comunidades asentadas
alrededor del nuevo aeropuerto.
“En esa zona confluyen la mayor parte
de los desagües de aguas negras. Llega todo, todos los ríos. La zona se está
hundiendo y está provocando que no tengamos la capacidad de desagüe. No hay
seguridad para la operación del aeropuerto y para las comunidades vecinas”, explicó.
El peligro para la zona oriente de la
ciudad, añadió, es de inundación por el desbordamiento de agua en la temporada
de lluvias, pues los drenes superficiales ya no tienen capacidad de desagüe y
perdieron su desnivel original.
COSTOSA,
CUALQUIER DECISIÓN.
El ex
director de la Conagua explicó que la
decisión que tiene que tomar el próximo Gobierno federal es “muy difícil” ante
las dos opciones que están sobre la mesa: continuar con la construcción en el
Lago de Texcoco o lo costoso que es llevar el nuevo aeropuerto a la Base Aérea
de Santa Lucía.
“Ahora el problema es la decisión, es
una cuestión muy complicada: si se abandona el proyecto hay que pagar los
compromisos de todo lo que ya está pactado y pagar penalizaciones y pleitos
internacionales porque están cancelando el proyecto sin justificación para el
contratista”, dijo.
Pero además,
si se decide cancelar el proyecto se
debe remediar el sitio, pues han metido millones de toneladas de basalto,
tezontle y concreto. “Abandonar y dejar todo tirado sería peor”, señaló.
Pero si se decide continuar con la
construcción del NAIM, explicó, además de pagar el sobrecosto que tiene
actualmente la obra –que ya llegó casi a los 300 mil millones de pesos–, se
debe invertir en obras hidráulicas costosas que no están contempladas en el
proyecto para evitar las inundaciones futuras y construir otra gran laguna en
sustitución al Lago Nabor Carillo y otras tres lagunas más al oriente del
aeropuerto.
“Si se nos confirma por encuesta o
por decisión de Estado que hay que continuar, el daño al Lago Nabor Carrillo se
tiene que compensar construyendo otras lagunas”, precisó.
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