Julio Astillero.
Va entrando
el tema a la valoración específica de los números. Ya anoche se contabilizaron
más de mil fallecimientos por Covid-19, todo aún bajo control informativo y
estadístico del equipo cuyo vocero es Hugo López-Gatell (médico de súbita fama
al que unos ya proponen para altísimos cargos públicos mientras otros vaticinan
que será sacrificado como presunto responsable si fallan las estrategias ante
el terrible virus). Este mismo subsecretario de Salud dijo a una agencia
informativa internacional que la estimación del número final de muertes en
México podría estar entre 6 mil y 8 mil.
El arribo a
las semanas pico del contagio y el procesamiento hospitalario y funerario de
tales días clave están siendo observados con especial cuidado (por decirlo de
manera suave) por los opositores al obradorismo, con la metralla política y
mediática ya instalada para irse contra eventuales previsiones mal hechas o
desbordamiento fuerte de los casos confirmados y los decesos. Lo sanitario, lo
económico y el aislamiento social son factores de difícil conjunción futura que
los adversarios feroces del político tabasqueño no desean dejar pasar en vano.
Punto
emblemático de la corrupción institucionalizada, la dirección de aduanas lleva
ya dos titulares en lo que va del sexenio obradorista. El primero fue Ricardo
Peralta Saucedo, un abogado empresarial con experiencia en asuntos policiacos
que de inmediato entró en conflicto con Margarita Ríos-Farjat, entonces
directora del Sistema de Administración Tributaria. Cuando el ex panista y ex
calderonista Germán Martínez dejó la dirección del Instituto Mexicano del
Seguro Social, Zoé Robledo entró al relevo y dejó la subsecretaría de
Gobernación a la que entró el citado Peralta Saucedo.
El segundo
titular de Aduanas, ahora renunciante, fue el empresario y político veracruzano
Ricardo Ahued Bardahuil, senador con licencia que ahora volverá a su escaño. A
reserva del procesamiento oficial que se haga de este caso, es probable que en
estas maniobras se consolide el control en Aduanas de la implacable directora
actual del SAT, Raquel Buenrrostro, anterior oficial mayor de la Secretaría de
Hacienda.
Priistas,
panistas, ciudadanos sin partido y lo que queda del perredismo tratan de
posicionarse como una oposición viable al obradorismo mediante una fórmula de
unidad sin remilgos que bautizaron como Futuro 21. Ayer tuvieron un diálogo por
internet en el que hablaron de realizar tareas políticas de reconstrucción
nacional. Buscan, como su autodenominación lo refiere, presentar candidaturas a
las elecciones federal y estatales de 2021 con el fin de fortalecer un
contrapeso al presidente López Obrador y su partido, Morena, y sus aliados.
En el grupo
participan cuatro gobernadores, el perredista Silvano Aureoles (llevado al
poder michoacano por Enrique Peña Nieto, más que por el partido del sol
azteca), el priísta coahuilense Miguel Ángel Riquelme (del grupo de los
hermanos Moreira) y los panistas Javier Corral, de Chihuahua, y Mauricio Vila,
de Yucatán. Además, los dirigentes de Acción Nacional, Marko Cortés, y del
Revolucionario Institucional, Alejandro Moreno, y miembros del colectivo que
lidera al cascarón de la Revolución Democrática.
También se
anotaron los nombres del directivo de la Confederación Patronal de la República
Mexicana, Gustavo de Hoyos (presunto precandidato presidencial para 2024) y de
María Elena Morera Mitre, presidenta de Causa en Común y, antes, de México
Unido contra la Delincuencia, señalada con frecuencia como activista cercana en
su momento a Genaro García Luna, cuando éste era secretario de Seguridad
Pública con Felipe Calderón como ocupante de Los Pinos.
El diálogo
de ayer duró dos horas con 53 minutos y, al cerrar el día, había acumulado más
de 7 mil vistas en Facebook, 3 mil 300 en Periscope y centenares en segmentos
sueltos en YouTube. Como puede verse, este intento de reorganización de
antiobradoristas sigue sin prender.
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