Enrique
Quintana.
Vladimir
Ilich Ulianov, mejor conocido como Lenin, dijo en 1917: “Hay décadas en las que
no pasa nada, y semanas en las que pasan décadas”.
Dicha frase,
muy citada recientemente, refiere de manera precisa lo que hoy vivimos.
Hace tres
meses el mundo era otro. Nuestras perspectivas, como país y en lo personal,
eran distintas. La pandemia nos cambió todo.
A propósito
de ese cambio, ayer El Financiero arrancó una nueva plataforma de comunicación
con su audiencia. Se trata de los foros virtuales: 'EF Meet Point Virtual'.
Transmitidos
desde el confinamiento y dirigidos a quienes desde sus hogares buscan
respuestas a múltiples interrogantes.
Me tocó el
privilegio y la responsabilidad de inaugurarlos con una plática. El tema fue el
de las perspectivas económicas en México y en el mundo.
Los mensajes
fundamentales de esta conversación fueron los siguientes:
1.- Estamos
ante la peor recesión económica de la historia contemporánea. La referencia más
cercana es la crisis de 1929-32. Casi ninguna persona vivió en su edad adulta
esa circunstancia. No podemos minimizar la dimensión de lo que estamos
atravesando.
2.- En
México, no es improbable que tengamos una caída económica de proporciones
apocalípticas. La economía podría retroceder en más de 10 por ciento este año.
La razón de que, a diferencia de casi todo el mundo, en nuestro país esa caída
tan pronunciada refleja la inacción fiscal del gobierno federal.
3.- El
impacto de esta crisis va a ser muy diferenciado. Para algunos será un
desastre. En el ecosistema turístico, por ejemplo, la situación se ve muy
compleja. Muchos negocios tendrán que cerrar; miles y miles perderán su empleo
o ya lo han hecho. En contraste habrá sectores en los que se vivirán momentos
extraordinarios. Imagine el comercio electrónico o el servicio de entrega de
comida a domicilio. El efecto va a ser muy diferenciado con el dominio de la tonalidad
negativa o muy negativa.
4.- La
normalidad que conocimos ya no regresará. Lo que vivimos no se trata de un
paréntesis que se vaya a cerrar en un cierto tiempo para regresar a un ambiente
semejante a lo que vivíamos en el pasado. Cuando terminemos el confinamiento
saldremos a otro mundo; trabajaremos en otro ambiente; nuestras empresas habrán
cambiado. Las unidades productivas necesitan identificar los cambios presentes
y futuros de su entorno. En el corto plazo requieren concentrarse en sobrevivir
y resistir. Pero en el mediano plazo necesitan hacer una completa reingeniería
de su organización, de sus giros, de sus procedimientos.
5.- Los
balances de poder van a cambiar. El mundo será otro. Nos enfrentaremos a
arreglos geopolíticos completamente diferentes. China emergerá como una
potencia todavía más influyente en la economía mundial por salir primero de la
crisis de la pandemia. Los países desarrollados tardarán mucho más en
recuperarse y las tensiones entre los superpoderes económicos (EU vs. China) se
van a acentuar. En el caso de los países en desarrollo observaremos en el
futuro crisis sociales y políticas que en este momento quizá ni nos imaginamos.
6.- El mundo
político se agitará. Las fuerzas políticas se van a mover como dados en
cubilete, en el mundo entero, y México no va a ser la excepción. Quien piense
que tiene la popularidad comprada se va a sorprender. No sabemos en qué
dirección van a cambiar las cosas, pero lo único seguro es que los arreglos del
pasado, quedaron atrás.
En este mundo
cambiante, el reto es adaptarse, en todos los ámbitos.
Quien no
pueda hacerlo terminará en la extinción, como dinosaurio tras el meteorito.
Quienes sí lo hagan, serán las especies dominantes del futuro.
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