María Georgina Domínguez Colio
–bautizada como La Vicegobernadora en el gabinete de Javier Duarte– entrará en
la historia por ser la primera jefa de prensa mexicana encarcelada.
Dos de sus anteriores jefes también
están presos: Mario Villanueva Madrid, exgobernador de Quintana Roo,
sentenciado por ser operador financiero del Cártel de Juárez y de Amado
Carrillo Fuentes, El Señor de los Cielos; y el propio Duarte, recluido en una
prisión militar en Guatemala en espera de ser extraditado a México y a quien se
acusa de delincuencia organizada, peculado, desvío de recursos y abuso de
autoridad.
A Domínguez
Colio, empresaria periodística, restaurantera y hotelera, el domingo 21 le fue
dictada prisión preventiva de un año por los delitos de abuso de autoridad,
incumplimiento de un deber legal y coalición para cometer un ilícito. Además la
Fiscalía General del Estado (FGE) aún la investiga por presunto peculado,
tráfico de influencias y desvío de recursos.
De acuerdo con un vocero de la FGE,
el gobierno de Miguel Ángel Yunes tiene abiertas 777 carpetas de investigación
contra 300 servidores públicos del gobierno anterior.
Así han encarcelado ya a cinco
exfuncionarios de Duarte. Y ha habido dos fracasos: la libertad condicional que
obtuvo el exgobernador interino Flavino Ríos, y el amparo para el exdirector
del Seguro Popular, Leonel Bustos, y su posterior fuga.
Información
“restringida”
Domínguez
empezó a trabajar con Duarte cuando fue candidato a la diputación federal por
Córdoba, en 2009; antes ella dirigió el periódico Milenio-El Portal –propiedad
del exdiputado federal priista Alejandro Montano– y fue jefa de información del
Sistema Quintanarroense de Comunicación Social en el gobierno de Villanueva
Madrid. También fue jefa de información del periódico AZ, del excandidato
priista a la alcaldía de Veracruz, Óscar Rodríguez, y asesora de medios de
quien fuera presidenta del DIF estatal, Rosa Borunda, esposa del exmandatario
Fidel Herrera.
El 1 de diciembre de 2010, cuando
Duarte rindió protesta como gobernador de Veracruz, Domínguez vivía en una
modesta casa en el barrio de San Bruno, en la colonia Ferrer Guardia, en Xalapa,
y construía una casa en el residencial Monte Magno, según cuentan sus amigos y
exempleados.
Pero en los 39 meses durante los cuales fue
coordinadora general de Comunicación Social de Duarte se hizo dueña de la
Hacienda San Bartolo, en Xico –que convirtió en hotel–; de un penthouse en la
Torre Pelícano, en Boca del Río –donde también tenía dos departamentos el
propio Duarte–; tres casas campestres en Zoncuantla, y una vivienda más en
Xalapa.
Además es dueña de la cadena de restaurantes La
Flor de la Vida, en Xalapa, y hasta el pasado marzo fue concesionaria de la
agencia de noticias Quadratín y propietaria de Conexión Veracruz, medios que
traspasó a su directora, Laura Valencia, quien fue su secretaria particular en
Milenio-El Portal.
Aunque
Domínguez solía decir que “Javier Duarte se vendía solo” en los medios –se
refería a que el priista gobernaba el tercer estado más importante del país y,
según ella, era un “líder natural”–, el anexo VII de la Clasificación
Programática del Proyecto de Presupuesto de la Secretaría de Finanzas y
Planeación del gobierno de Duarte –copia del cual tiene Proceso– detalla que anualmente se destinaban entre
200 y 230 millones de pesos para publicitar su gobierno en radio, prensa y
televisión, además de los gastos corrientes y “servicios personales” para la
Coordinación de Comunicación Social, la Comisión Estatal de Atención y
Protección de Periodistas de Veracruz (CEAPP) y Radio Televisión de Veracruz
(RTV). Y aunque ese dinero se etiquetaba, no siempre se pagaba.
Por ejemplo, el proyecto de presupuesto 2014 etiquetó
128 millones 203 mil 716 pesos para difusión de obras en medios informativos
(convenios publicitarios en televisión, prensa y radio), 2 millones 153 mil 365
pesos en asuntos jurídicos; para administración financiera, recursos humanos y
operación se destinaron 76 millones 62 mil 919 pesos.
A ello se sumó el presupuesto de 70
millones de pesos para RTV y 20 millones para la CEAPP. El desglose y acomodo
de los gastos siempre fue discrecional.
Con base en
la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental,
Proceso solicitó los convenios publicitarios del gobierno estatal con radio,
prensa escrita y televisión, así como los documentos relativos a la
contratación de spots en salas de cine, renta y compra de espectaculares y
demás. La respuesta del gobierno de
Duarte siempre fue la misma: “El gasto de publicidad social es información
reservada, con base en el acuerdo que tiene por objeto clasificar como de
Acceso Restringido, en la modalidad de ‘reserva’, la información relativa a la
partida 513636100005”.
Dicha partida se destinaba a la
“difusión de mensajes sobre programas gubernamentales”. En junio de 2013 Duarte publicitó
este acuerdo en la Gaceta Oficial del Estado, donde se anexaba el “candado financiero” a los “programas y actividades
gubernamentales”; el documento estaba rubricado por la presidenta del Comité de
Información de Acceso Restringido de la Coordinación General de Comunicación
Social, la propia Domínguez.
No fue sino
hasta que Duarte pidió licencia al cargo, el pasado 12 de octubre, cuando el
entonces diputado local panista Julen Rementería –hoy secretario de Obras
Públicas– obtuvo en el Órgano de Fiscalización (Orfis) el Anexo Único de
Cuentas por pagar del gobierno saliente.
Ahí aparecía un pasivo de más de 378
millones de pesos en adeudos a medios nacionales y locales; también facturas
por pagar a columnistas, directores de medios, reporteros y algunos
particulares que serían identificados, los últimos, por el actual gobernador,
Miguel Ángel Yunes Linares, como artífices de las empresas fantasma,
evidenciándose que amigos y familiares de Duarte cobraban como empresas
periodísticas.
Yunes
anticipó que no pagaría “ni un solo peso ni centavo” a dichos medios.
Sin embargo, la oscuridad de los
convenios que hizo Duarte con la prensa ha contado con la protección del nuevo
gobierno. Desde el
pasado febrero, el coordinador de Comunicación Social, Elías Assad, ha ocultado el desglose de gastos en
medios del anterior gobierno a la periodista Naldy Rodríguez, de El Heraldo de
México, quien ya ganó un recurso de revisión (IVAI-REV/938/2016/III) y pagó mil
471 pesos para obtener la información en copias simples. La respuesta aún no
llega.
Los amigos,
los excesos…
Arturo
Bermúdez, extitular de la SSP; Namiko Matzumuto, exsecretaria ejecutiva de la
CEAPP; Eduardo Coronel Gamboa, hoy fiscal especializado en Búsqueda de Personas
no Localizadas, y Benita González, exdirectora de Conexión Veracruz, así como
selectos periodistas, eran los únicos convidados a las fiestas que organizaba
Domínguez en sus residencias campestres en Zoncuantla.
Una edificación que abarca en su
interior una glorieta para distribuir el flujo vehicular entre las tres
residencias que ahí se encuentran, una alberca construida con piedra de cantera
y una terraza vertical con iluminación inteligente es donde se realizaban las
fiestas, atendidas por un chef argentino, un sommelier y cocineros de los
restaurantes La Flor de la Vida.
En noviembre
de 2013 el periódico Crónica de Xalapa
encargó un reportaje sobre esa propiedad en Zoncuantla, que ya despertaba la
envidia de varios políticos cercanos a Duarte.
Cuando
reportero y fotógrafa iban en camino, la
gerencia del periódico telefoneó: “Llamó una persona de parte de Gina
Domínguez, que abstuvieran al reportero y fotógrafo de Crónica de continuar con
ese trabajo periodístico sobre las residencias de la coordinadora, que dejen de
molestarla. ¿Cómo supieron? Lo más seguro es que tengan intervenido tu
teléfono”.
En el
sexenio de Duarte, con Domínguez como
vocera, la empresa Meganoticias despidió a los conductores de su noticiero,
Hugo Figueroa y Maryjose Gamboa –hoy diputada local del PAN– a petición expresa
de aquella. En otros medios –Política, Diario de Xalapa, Ultravisión, Imagen–,
varios reporteros fueron cambiados de fuente o suspendidos a petición de
Domínguez por hacerle “preguntas incómodas” al gobernador.
En
septiembre de 2014 la Hacienda San Bartolo, en Xico, cerró sus puertas por
volverse insostenible. Un año después el
inmueble fue adquirido por Domínguez y convertido en un hotel boutique, con un
camino privilegiado hacía la cascada de Texolo. Apenas en marzo pasado el
abogado Tomás Mundo dijo que, previniendo la investigación en su contra,
Domínguez puso en venta el hotel. Incluso su página web de promoción ya dejó de
funcionar.
Las deudas.
El gobierno de Duarte dejó una deuda
global en el área de prensa de 400 millones 146 mil pesos. El desglose,
incluido en el anexo único que elaboró el Orfis, da cuenta de esos pagos
pendientes: 14 millones 790 mil pesos a la empresa AVAN Noticias, 8 millones
331 mil pesos al Centro Radiofónico de Xalapa, 7 millones 815 mil pesos a la
compañía periodística de El Sol de Veracruz, 6 millones 844 mil pesos a
Consulver Veracruz, 27 millones al Diario AZ, 25 millones a La Voz del Istmo y
20 millones 592 mil pesos a Eureka Estrategia y Comunicación, empresa
desconocida en el gremio periodístico.
La
Coordinación General de Comunicación Social (CGCS) también debe a particulares, como a los columnistas Martín Mendiola
Yépez y Froylán Flores, a quienes se les acumulan pasivos por 9 millones de
pesos, mientras que al medio nacional Reporte Índigo le adeuda 7 millones 795
mil pesos; a El Universal, 3 millones 800 mil pesos; 4 millones a Excélsior.
Además, 600 mil pesos al semanario El Mercurio y 400 mil pesos al columnista
Manuel Rosete Chávez.
Al
empresario José Luis Oliva Meza, dueño
de Radiocentro de Córdoba y Radiocentro de Xalapa, del grupo Oliva, le adeudan
11 millones 108 mil pesos. A Mario Antonio Chama Díaz, director de El Grillo
Jarocho y de Seis en Punto, el anterior gobierno le adeuda 1 millón 38 mil
pesos, mientras que a El Buen Tono, del empresario cordobés José Abella, le dejaron pendientes de facturar 696 mil pesos.
Al director de Proyectos Políticos,
revista mensual de Xalapa, no le pagaron 1 millón de pesos, mientras que a
Cablemás le dejaron pasivos por 2 millones 320 mil pesos. Al periódico
Política, que tuvo que cerrar, se le quedaron a deber 3 millones 323 mil pesos.
A Olmeca TV se le deben 2 millones
668 mil pesos, mientras que a Notisur le quedaron a deber 4 millones 800 mil
pesos.
El sucesor
de Domínguez, Alberto Silva, vocero de
Duarte y hoy diputado federal, le hizo llegar a este semanario diversas
facturas y una lista resumida de las cuentas que pagó la CGCS a empresas de
dudoso origen por un monto de 383 millones de pesos en 2012 y 2013.
Por ejemplo,
en las facturas emitidas y pagadas por
el área de prensa destacan seis a Publicidad Akira, por más de 59 millones de
pesos; las funciones en comunicación de esa empresa se desconocen. Resaltan
también tres pagos emitidos a Grupo Balcano por más de 17 millones de pesos. De
Alberto Silva, la FGE también tiene denuncias en su contra por irregularidades
en la CGCS y como titular de Sedesol.
Yunes
Linares confirmó en sus primeros días como gobernador que está en investigación
la Editorial Sánchez –propiedad de la familia del exdiputado priista Eduardo
Sánchez Macías y del suegro de Javier Duarte, Antonio Macías Yazegey– por haber
recibido cerca de 230 millones de pesos, sin que los periódicos El Heraldo de
Xalapa, El Martinense y El Heraldo de Coatzacoalcos, del mismo consorcio,
acrediten cuál fue la publicidad otorgada.
En
comparecencia con diputados locales en enero pasado, Yunes aseguró que el gobierno de Duarte gastó ocho mil 548 millones de
pesos en el rubro de prensa, publicidad y “compra” de medios de comunicación e
imagen.
Según Yunes,
mientras Duarte gastó en prensa más de ocho mil millones de pesos, en compra de
medicinas apenas erogó seis mil millones de pesos, y en obra pública tres mil
millones.
“En 70 meses, el gobierno de Javier Duarte
pagó dos mil 582 millones de pesos a periódicos, 152 millones a revistas, 15
millones a caricaturistas, dos mil 700 millones a televisoras, 515 millones a
particulares y 280 millones de pesos en espectaculares, entre otros gastos
relacionados con medios de comunicación.”
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