viernes, 1 de septiembre de 2017

¿Algún día pensarán en calidad?

Georgina Morett.

El 19 de junio de 2005, con una flotilla de 80 autobuses articulados, se dio el banderazo de salida al Sistema de Corredores de Transporte Público de Pasajeros, mejor conocido como Metrobús, que cubriría el tramo entre Indios Verdes y Doctor Gálvez.

A 12 años de distancia, hoy la red la forman seis líneas, cuenta con 230 vehículos articulados y 12 biarticulados, que cubren una extensión de 105 kilómetros de carriles exclusivos, calculándose que transporta a 230 millones de pasajeros anualmente.

El gobierno de la ciudad ha anunciado que “muy pronto” entrará en circulación la línea 7, que teóricamente correrá, en un principio de Indios Verdes al Campo Marte, aunque el plan es que llegue hasta Santa Fe.

Hasta aquí las buenas noticias en cuanto a CANTIDAD, porque la CALIDAD en el servicio sigue dejando mucho que desear. Aunque Miguel Ángel Mancera, y junto con él las autoridades capitalinas, seguramente no estén enterados de las odiseas diarias, por no llamarlas padecimientos, de los usuarios.

El primero, porque anda por todo el país regale y regale patrullas, en su precampaña disfrazada en búsqueda de la candidatura a la Presidencia de la República; los segundos, porque están más preocupados por ver quién ocupará el lugar que deje Mancera.

A la fecha, tampoco existen estadísticas confiables de movilidad urbana y transporte sustentable en el exDistrito Federal; lo que sí existe es el malestar creciente del público.

El pasajero tiene que adivinar, entre otras cosas, el cambio constante de ruta, debido a que las manifestaciones permanentes, que a veces no pasan de 50 personas, invaden con la complacencia de las autoridades los carriles de este transporte.

De los “despachadores” ni hablar, las frecuencias entre los autobuses parecieran que son dictadas desde el estado de ánimo de éstos, con el agregado de que, en varias líneas, por ejemplo, la que corre por Insurgentes y la de Tenayuca-Etiopía, despachan a placer unidades que no cubren la ruta completa, sino que sólo llegan, en el primer caso a la Glorieta de Insurgentes, y, en el segundo, a la estación Balderas en la ciudadela.

De la velocidad mejor ni hablamos, pues un día sí y el otro también se sabe de atropellados, de vehículos embestidos, debido a la velocidad a la que conducen los choferes, muchos de ellos ex operadores de combis y microbuses.

Sin embargo, el riesgo mayor lo representa la forma en que abren y cierran puertas, pues pareciera que el conductor ni siquiera ve por el espejo retrovisor cuando la gente está bajando. Lo ilógico es que cuando cierran las puertas, el vehículo se queda a la espera de que el de adelante avance o hasta que se ponga la luz verde del semáforo. De ahí lo ilógico de la prisa.

Si Mancera quiere continuar con su campaña disfrazada, bien haría en recorrer este sistema de transporte, pero sin boato, sin “ayudantes”, como simple mortal.

Y también podría darse una vuelta por el Metro y aceptar que la guerra contra los automóviles sólo será válida cuando haya un buen sistema de transporte colectivo.

Que tenga presente que la mejor recomendación que puede tener un gobernante es su buen desempeño y su honestidad.

***
En el Senado ganó la negociación, al quedarse el PRI con la Junta de Coordinación Política y el PAN con la presidencia de la Mesa Directiva, con lo cual se calman los ánimos, por lo pronto, entre estos dos partidos.


Pero el gran perdedor será el PRD, ya que el Instituto Belisario Domínguez será presidido por el PT. Finalmente, de los 8 perredistas que aún integran la fracción, este fin de semana se va la coordinadora, Dolores Padierna.

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