Javier Risco.
El sábado se
publicó en el diario El País una entrevista con el precandidato del PRI a la
Presidencia, José Antonio Meade. El periodista Javier Lafuente le hizo una
pregunta directa, ineludible y sin espacio a ser mal interpretada.
Reportero: Pero, para que quede claro: ¿usted está
dispuesto a investigar casos de corrupción de esta administración, involucre a
quien involucre?
Aunque pudo haberse resuelto con un
sí o un no, el exsecretario de Hacienda prefirió dar una respuesta caminando
sobre una cuerda floja con la gracia de un elefante; sus palabras fueron un
desastre del español, se metió en un laberinto incomprensible.
José Antonio
Meade: Es que me parece que caemos de nuevo en el planteamiento personal.
Tenemos que movernos en un esquema en el que la pregunta no sea válida. Un
esquema que funcione para todos, en donde el acceso a la justicia y a la
rendición de cuentas sea igual para cualquier funcionario. Vamos a funcionar
bien cuando la pregunta deje de tener mérito. Cuando alguien piensa: “El
problema depende de” es que no entiende el problema de fondo.
La respuesta pretende develar la
solución a un problema sistémico, sin embargo, la pregunta era muy clara:
¿Estás dispuesto a INVESTIGAR casos de corrupción de esta administración?
Meade fue incapaz de decir que investigará a
cualquiera; en ningún punto de la pregunta se especificó si al presidente Peña
Nieto, a un exgobernador o gobernador priista, o a algún miembro del gabinete,
pero parece que la lógica y el sentido común le ganaron al precandidato: ¿De
quién más hablarían en temas de corrupción, si no se trata de aquellos que lo
postulan?
Desafortunada
respuesta en un tema que se convertirá en bandera en las próximas elecciones. Desafortunada respuesta en un tema que la sociedad
nada contra corriente. Desafortunada respuesta en un tema que cala en lo más
profundo de Los Pinos. En una parte señala: Cuando alguien piensa: “El
problema depende de” es que no entiende el problema de fondo. Aunque es cierto
que no depende sólo de uno –eso quedó claro en el esquema del exgobernador
Javier Duarte– también es cierto que el golpe en la mesa para cambiar la
percepción de una sociedad es señalando a las figuras más altas del poder que
resulten responsables.
Con un “por supuesto que sí”, antes
de la respuesta dada, hubiera ofrecido un poco más de certeza, pero no pudo. ¿QUÉ ESPERAR DE ESTE CANDIDATO QUE ACABA DE ENDOSAR ESTE CHEQUE DE
IMPUNIDAD?
Desde que
‘se destapó’, además de comidas y fotos con quienes pretendían buscar la misma
candidatura que él, José Antonio Meade
ha tenido una constante: el desmedido alabo por la administración peñista que
lo ha encumbrado. “Le debemos mucho al PRI” se ha atrevido a decir.
Alguien tendría que contarle al
precandidato que si algo ha hundido al PRI en su peor crisis al inicio de una
contienda electoral es precisamente la impunidad y la corrupción que parece
estar dispuesto a ignorar. ¿Qué puede ofrecernos entonces? ¿La continuidad de
un gobierno desastroso o la impunidad de un partido que no nos ha dejado libres
en ocho décadas?
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