martes, 30 de enero de 2018

'No es gran ciencia'

Javier Risco.

¿Qué significa para una persona que perdió su único patrimonio hace cuatro meses y medio el plan de reconstrucción de la Ciudad de México? ¿Qué significa para una pequeña empresaria que tenía su agencia de viajes debajo de un edificio que debe ser derrumbado y que está por quebrar? ¿Qué significa tratar de regresar a una normalidad a esta ciudad? Un esfuerzo de décadas, una planificación quirúrgica por los recursos limitados y por las decenas de miles de afectados, una comisión transparente y abierta, la participación de sociedad civil organizada y una gestión urbana sustentable… eso debería significar la reconstrucción.

Pero no, para el diputado local panista Jorge Romero “no es gran ciencia”, así le contestó al periodista Israel Ortega, del diario Reforma, cuando este lo cuestionó bajo qué criterios decidirán los proyectos en donde se invertirá el dinero de la reconstrucción, esa jugosa bolsa que contiene, nomás, 7 mil millones de pesos.

“Nos presentan sus propuestas de reconstrucción y nosotros, los diputados que te acabo de mencionar, evaluamos lo que es prioritario, lo que es correcto y entonces lo firmamos (…) Primero escuchando los criterios que cada dependencia que proponga argumente y, segundo, vigilando que haya una absoluta correlación entre la sustancia de una reconstrucción y lo que se pide, no es gran ciencia, no es el bosón de Higgs”, señaló Romero.

¿A qué diputados se refería este exdelegado y operador de los bastiones que aún le quedan al PAN en la CDMX? ¿Quiénes son esos poderosos legisladores que tienen en sus manos ‘d-e-c-i-d-i-r’ qué es lo que es prioritario y qué es lo correcto para devolverle la tranquilidad a más de 100 mil capitalinos? Nada más y nada menos que tres ilustres personajes del ámbito capitalino, cuya eficiencia legislativa ha dejado mucho que desear, cuyas administraciones han sido públicamente cuestionadas por sus gobernados y parte del Frente que pretende luchar con uñas, dientes y millones de pesos para no perder el gobierno capitalino.

El 24 de enero, el diario Reforma publicó que Romero y los perredistas Leonel Luna y Mauricio Toledo serían los encargados de aprobar los recursos contemplados en el Artículo 14: siete mil 754 millones de pesos del Fondo de la Reconstrucción que manejarán por las comisiones que encabezan en la Asamblea Legislativa.

¿Es usted alguno de esos capitalinos que se vio afectado por el sismo del 19 de septiembre? ¿Perdió su casa o su negocio? ¿Conoce a alguien que lo hizo? ¿Le preocupa saber si los edificios que serán reconstruidos se edificarán con buena calidad esta vez? Tal vez debería saber que como ciudadano debe exigir estar al pendiente en cada paso.

Bien dicen que lo que es desgracia para unos, a otros les cae como anillo al dedo, y es que durante la Ley de Reconstrucción y durante la discusión del presupuesto, los panistas y perredistas se encargaron de adjudicarse una vigilancia en la reconstrucción y el manejo de millones de pesos de recursos, sin que sea para lo que fueron electos.

Estos tres diputados, dos de ellos con cuestionables credenciales, se dieron a la tarea no sólo de asegurar para sus comisiones el manejo del dinero, que lo significa todo para las familias de la ciudad, sino que además se encargaron de beneficiar con más recursos a aquellas demarcaciones donde tienen influencia, como Coyoacán, territorio Toledo; Benito Juárez, donde Romero es un personaje de poder, y Álvaro Obregón, la demarcación que hasta la fecha dominan Leonel Luna y sus allegados.

De acuerdo con el seguimiento que el diario Reforma ha hecho de la asignación presupuestal y para la reconstrucción, de todos los recursos que en teoría pondrían de pie a la ciudad, al menos un 12 por ciento –27 mil millones de pesos, contando no sólo el presupuesto de reconstrucción, sino el de todo el año–, podrá tener un uso electoral.


¿Por qué debe preocuparnos el tema? Durante los dos años y medio de esta última Legislatura en la Asamblea del DF, si algo han demostrado las bancadas políticas es el abuso de sus atribuciones, es la opacidad en los mecanismos con que trabajan, y es que los ciudadanos, esos que les aseguran un sueldo millonario y más de 28 asesores al año, son quienes están hasta abajo en la lista de sus prioridades. Pero como ciudadanos es momento de hacernos cargo de que rindan cuentas claras, de no quitar el dedo del renglón y que cada peso que reporten como gastado tenga un origen y un destino claro y legal. Eso sí está en nuestras manos y también forma parte de reconstruir esta ciudad.

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