Javier Risco.
Los
periodistas son parte del tumulto afuera del edificio. Cámaras y micrófonos
impiden el paso en la banqueta, uno de
los personajes más cercanos al presidente es señalado por altos funcionarios de
Odebrecht de recibir 10 millones de dólares como soborno. Se trata de Emiliano
Losoya, exdirector de Petróleos de México.
Los medios de circulación nacional le
dedican sus primeras planas al tema –algunos llevan la nota de principal, otros
casi obligados lo consignan, pero ahí está la nota–. En los noticiarios de
radio y televisión el tema también es ineludible: otro caso grave de corrupción
cerca de la residencia oficial.
Losoya
llegará en algún momento, tiene que comparecer para conocer las imputaciones en
su contra. A media mañana, a las 11 para ser exacto, se filtra la información
de que ha entrado por la puerta trasera porque “había una marcha cerca de la
puerta principal”. Imposible pasar por el 211 de Paseo de la Reforma. Emiliano
Losoya está hora y media acompañado de su abogado Daniel Coeyo y sale por la
misma puerta alterna, los medios de comunicación han sido burlados. Nadie sabe
lo que pasó adentro de la Procuraduría.
Sin embargo, ante la insistencia, la Procuraduría
ha filtrado un video a un medio de circulación nacional, con la valiente
justificación de que la filtración es “derivado del interés público mostrado
por los medios de comunicación”. En él se escucha la conversación privada del
abogado con su cliente, Emiliano Losoya. En ésta se alcanza a escuchar
nítidamente al abogado decirle: “No te preocupes, hay órdenes del presidente de
no avanzar en el caso, no te van a chingar”. Emiliano le contesta: “Ya sé
cabrón, pero es un putazo para mí; no va a pasar nada, pero ya quedé como un
pinche corrupto”.
El material
filtrado contiene 20 minutos de conversación entre Losoya y su abogado
defensor. Además de esta discusión que ellos creían privada, en el video se
detalla la estrategia legal a seguir y se adelanta la conferencia de prensa que
darán ese mismo día por la tarde.
No. Por supuesto que los párrafos que
acaba de leer no son una noticia que por exceso de trabajo usted no leyó ayer.
Y no, tampoco se trata de una broma, aunque los nombres son intencionalmente
falsos. Es un ejercicio simple, pero al extremo, de lo que implicaría que la
PGR que tenemos actuara, como lo hizo con Ricardo Anaya, en todos aquellos
casos en los que se le ha exigido que actúe en apego a la ley y al interés
público que ahora defienden.
¿Qué hubiera pasado si la filtración
hubiera afectado a un cercano del presidente? ¿Si fuera la reunión de Rosario
Robles de hace unos días, por ejemplo? Mi imaginación no logra ir más allá, no
puedo ni siquiera plantear la indignación de la defensa, del enojo en Los
Pinos, de las implicaciones que tendría la filtración de este video a los medios
de comunicación.
Es tan grave que sea la institución
encargada de investigar delitos a nivel federal la que tengan la iniciativa de
filtrar un video y además apropiarse de la idea, que sólo muestran el cínico
manejo que desde siempre hemos sabido que se hace de las instituciones que
deberían ser autónomas, en favor de los intereses del Ejecutivo.
El caso en
materia judicial se está viciando tanto, que más allá de una presunta
culpabilidad o inocencia del aspirante del Frente, ya hay un vicio de inicio de
pruebas, un linchamiento mediático. ¿En
serio para la PGR tiene prioridad revelar videos de Ricardo Anaya acudiendo con
su abogado a saber su situación jurídica, que el revelar la situación jurídica
de un personaje como Emilio Lozoya, que conllevaría no sólo que México
pertenece a una red de sobornos, sino que el proceso electoral que regresó al
PRI a Los Pinos está viciado de inicio?
Tal como lo
muestra una nota de ayer del portal de Animal Político, sobre al menos cuatro
puntos por los que es obvia la persecución a la oposición desde la trinchera
del poder, es increíble que a la PGR le
tomara un día encontrar a Barreiro, el presunto empresario a través del cual se
habría dado el lavado de dinero, mientras que el exgobernador César Duarte
lleva prófugo al menos cinco meses. Es poco verosímil que se den a conocer
videos de Anaya por un caso de interés público, cuando no se dieron a conocer
las visitas a la misma oficina de la titular de Sedatu, acusada de que en su
gestión se desviaron miles de millones de pesos.
Y no, no se trata de defender al
aspirante panista, se trata de defender una institución que urge sea
transformada para arrancársela al poder en el gobierno, porque este caso donde
la PGR es usada para la persecución política, NO NOS COLOCA
TAN LEJOS DE LAS PRÁCTICAS VENEZOLANAS QUE TANTO ALERTAN.
A estas alturas, tal parece que al
PRI ya no le importa admitir que no sabe jugar limpio.
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