Salvador Camarena.
La periodista de Bloomberg, Andrea Navarro, dio a conocer ayer miércoles que en El
Palacio de Hierro, empresa del segundo hombre más rico de México, Alberto
Baillères, se induce el voto en contra de Andrés Manuel López Obrador.
“La empresa citó al personal de Perisur en el comedor para
una reunión obligatoria. En los siguientes 40 minutos, el mensaje fue repetido
una y otra vez, de acuerdo con empleados que estuvieron presentes esa noche:
Voten por el candidato que tenga la mayor probabilidad de vencer a López
Obrador; es la mejor oportunidad que tenemos de preservar el sistema económico
que nos permite emplearlos”, se lee en el reporte de la colega Navarro.
(http://www.elfinanciero.com.mx/elecciones-2018/segundo-hombre-mas-rico-de-mexico-llama-a-sus-empleados-a-votar-en-contra-de-amlo)
Estamos ante una más de
las manifestaciones de empresarios en contra del candidato puntero en la
contienda electoral.
Antes de Baillères, esta semana fue nota en el mismo sentido
Germán Larrea, presidente del Grupo México, que hizo circular una carta entre
sus empleados en la que enuncia que “por supuesto que nos enoja y nos ofende la
corrupción, la impunidad y la falta de seguridad. Es imperativo corregir estos
problemas, nos pronunciamos por un país donde el Estado de derecho prevalezca
como valor fundamental para impartir la justicia por igual. No considero que un
modelo populista, ni la amnistía sea solución a ello, únicamente la estricta
aplicación de la ley sin distinción alguna es la solución necesaria. Salgamos
libremente a votar con inteligencia y no con el enojo que hoy todos
compartimos. Nuestro país requiere un voto razonado, inteligente y a
conciencia, del México que queremos para nuestras familias y nuestros hijos”.
Nadie puede censurar la participación de los empresarios en
el debate público. De hecho, que se animen a discutir sus posturas es un signo
de salud democrática. Claro, ello a
condición de que estemos ante el inicio de una etapa en donde estas personas se
presten a discutir, no sólo a emitir mensajes sin réplica, sobre los problemas
de México y las maneras de afrontarlos en conjunto.
Por ejemplo, podríamos
comenzar por preguntar a estos dos empresarios cómo se explican el mal lugar
(pésimo, de hecho) que ocuparon en el primer reporte de Integridad Corporativa
500, publicado en noviembre pasado por Transparencia Mexicana y Mexicanos
Contra la Corrupción y la Impunidad.
En ese informe, que
revisa la “existencia, calidad y publicidad de políticas de integridad y
anticorrupción” de las 500 empresas más grandes de México, Grupo BAL y Grupo
Palacio de Hierro, ambos de Baillères, ocuparon los lugares 460 y 498; en otras
palabras: ocuparon el antepenúltimo (BAL) y último (Palacio de Hierro) lugares.
Mientras que Grupo México, de Larrea, salió en el lugar 333.
Todos esos corporativos
salieron reprobados, sacaron menos de 10 puntos de 100 posibles en este “primer diagnóstico y
evaluación de la presencia, calidad, publicidad y transparencia con la que las
500 empresas más importantes de México dan a conocer sus políticas de
integridad”. Este índice se hace “por
medio de preguntas como ¿la empresa hace públicos sus compromisos
anticorrupción a través de su página de internet?, ¿los empleados y directivos
reciben un entrenamiento anticorrupción?, si un proveedor quiere denunciar una
irregularidad, ¿puede encontrar en la página de la empresa un número telefónico
o correo electrónico diseñado para tal fin? o ¿se prohíben de manera explícita
las represalias a los empleados que denuncien una violación a las políticas de
la empresa?” (http://www.integridadcorporativa500.mx/)
Debatir implica emitir,
pero también recibir cuestionamientos. Implica informar. Implica no
escabullirse o esconderse cuando hay una tragedia en algunas de sus
instalaciones (remember 63 muertos en Pasta de Conchos, Grupo México; remember
los dos muertos en Palacio de Hierro Durango, en el sismo del 19S). Implica, en
pocas palabras, una actitud proactiva en la voluntad de ser transparentes y de
manifestar el compromiso en la lucha en contra de problemas como la corrupción.
No sólo obligar a los empleados a ser sermoneados.
Bienvenidos empresarios a un debate plural y permanente. Se
habían tardado.
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